Manzur ficha a los ediles del PJ capitalino en la interna oficialista

El bloque Peronismo de la Capital mantiene sus miembros y pasa a llamarse Lealtad Peronista.

MIGRACIÓN SIN BAJAS. Los concejales se pusieron “a disposición” del gobernador. @juanmanzurok MIGRACIÓN SIN BAJAS. Los concejales se pusieron “a disposición” del gobernador. @juanmanzurok

La segunda semana de la ruptura del matrimonio político entre Juan Manzur y Osvaldo Jaldo encuentra al gobernador realizando un inventario del “capital” político propio. De los “bienes” peronistas que puede reclamar si el divorcio efectivamente se consuma durante este año electoralísimo.

Ayer, cuando el vicegobernador confirmaba con una tercera tomografía que el Sars-cov-2 se encuentra en franca remisión en el caso de su contagio (apuró el alta del hospital hasta conseguirla, para guardar reposo en su casa, que es básicamente una manera de acelerar su vuelta al ruedo de la escena pública), su ex socio político concretaba una avanzada sobre el Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán. La foto que se tomó con los ediles capitalinos, y el contenido del encuentro, son todo un diagnóstico por imágenes de la dinámica que ha adquirido el enfrentamiento entre las cabezas de los poderes políticos de la provincia.

El bloque Peronismo de la Capital, con la totalidad de sus miembros (son ocho), pasó a llamarse ahora Lealtad Peronista, que es la denominación que, en la Legislatura, adoptó el bloque de 11 parlamentarios manzuristas. El bautismo se dio luego del quiebre de la bancada Justicialista de Todos tras la elección, el 8 de marzo, de Eduardo “Lalo” Cobos como defensor del Pueblo de la provincia. Desde ese lunes, evidentemente, ya no hay un sólo justicialismo en Tucumán. O, en su defecto, en el sector que se imponga en la interna del oficialismo, ya no habrá lugar para todos los “compañeros”.

Lo particularmente significativo en el caso del surgimiento de una bancada manzurista en el Concejo de la capital consiste en que, a diferencia de lo acontecido en el Poder Legislativo, aquí no hubo rupturas. La totalidad del bloque adoptó la identidad de -justamente- los “leales” al gobernador sin que se produjese ninguna baja. Sin que hubiera “deserciones”, según el “relato” de la revanchista Casa de Gobierno. Es decir, fue una verdadera mudanza de concejales, que ahora unificaron domicilio, y personería, en el “sector” de Manzur.

“El bloque en ningún momento tuvo algún tipo de fisura. Venimos trabajando en conjunto teniendo en cuenta que (por) la situación de la provincia, y en particular de la Capital, debemos priorizar siempre la problemática de la gente”, manifestó Fernando Juri, titular del cuerpo deliberativo, para confirmar que cambió la “razón política” de la bancada, pero no sus miembros. El bloque se completa con Ernesto Nagle (presidente), David Mizrahi (vicepresidente), Gonzalo Carrillo Leito (secretario), Alejandro Figueroa (Tesorero), Sara Assán, José Luis Coronel y Emiliano Vargas Aignasse.

Juri hizo hincapié en que el anhelo político común es la reconciliación entre Manzur y Jaldo. “Le hemos manifestado al gobernador, y lo digo yo en forma personal también, que desde el PJ siempre vamos a instar a la unidad. A la unidad del partido y a la unidad de la conducción. Entendemos que el gobernador y el vicegobernador tienen que zanjar estas diferencias. Lo digo desde mi experiencia personal: tuve algunas diferencias también cuando fui vicegobernador (con respecto al entonces gobernador José Alperovich) y creo que esto no le hace bien a nadie. Tenemos que trabajar todos juntos”, convocó.

Así como la “lealtad”, la “unidad” es un valor señero para el peronismo. Mientras que el radicalismo se organiza territorialmente mediante el “comité”, el peronismo lo hace a través de la “Unidad básica”. La “Marcha de los Muchachos Peronistas” advierte: “todos unidos triunfaremos”. Y, estadísticamente, la división del peronismo fue sinónimo de derrotas, en el orden nacional, en 1983, en 1999 y en 2015. En Tucumán, para muestra bastan los comicios de 1995, que llevaron a la gobernación a Antonio Domingo Bussi.

No menos cierto, sin embargo, es que el “llamado a la unidad” es, en el discurso peronista, una expresión políticamente correcta. Por caso, anoche, al cierre de esta edición, casi medio centenar de secretarios generales de gremios, que invocan la “unidad” como meta suprema, cenaban en El Cadillal con Manzur y el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, Jorge Ferraresi.

Juri, por cierto, tuvo un concepto más tras el encuentro con el gobernador para notificar la nueva identidad del bloque de ediles. “Más que como presidente del Concejo Deliberante, vengo como un concejal más miembro de este bloque, y como una autoridad del Partido Justicialista: soy el secretario general del PJ y el gobernador es el presidente del partido y venimos a ponernos a su disposición”, puntualizó.

El PJ es el próximo territorio donde unos y otros contarán a propios y extraños.

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