“Chicos católicos, apostólicos y romanos”: La mirada inocente y literal de los niños ante los textos sagrados

Se repone en el teatro Mercedes Sosa. Una comedia que no presenta una verdad única.

CAMBIO EN EL ELENCO. Actúan Beto López, Kikín Díaz, Pablo Campisi, Guido Guerrero y Emanuel Rodríguez. alejandro fuentes CAMBIO EN EL ELENCO. Actúan Beto López, Kikín Díaz, Pablo Campisi, Guido Guerrero y Emanuel Rodríguez. alejandro fuentes

En 2018, el estreno de la obra “Chicos católicos, apostólicos y romanos” generó una expectativa reflejada en salas llenas en cada sitio donde se presentó. El texto de Juan Payá aborda con ironía y humor las expectativas de niños que están por tomar la primera comunión, e interpretan los principios de la religión en forma literal, lo que les genera contradicciones y sorpresas sobre cómo se maneja la Iglesia y el mundo adulto.

En su recorrido, aparte de aplausos, también hubo espacio para el escándalo cuando un grupo de personas subió al escenario del Centro Cultural Virla, increpó al elenco y rompió parte de la escenografía al entender que en la representación se atacaba su fe católica. “No hay nada en la obra que intente ofender o violentar a nadie que asista a verla; si alguien se siente afectado, siempre tiene la posibilidad de levantarse e irse. Esto es teatro, es ficción, no obligamos a nadie a asistir o a permanecer, no planteamos una verdad absoluta: es una comedia”, aclara (como si hiciese falta) Guido Guerrero.

El actor integra el elenco que repondrá “Chicos...” esta noche, en única función en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479), a las 21 y con todos los protocolos sanitarios aplicados (incluyendo reducción de la capacidad al 30%). Lo acompañarán Beto López, Emanuel Rodríguez, Kikín Díaz y Pablo Campisi, con dirección de Belén Mercado y Sebastián Fernández y producción de Agu Doz Costa.

Entre los múltiples motivos de la reposición, Guerrero menciona tres: “somos actores y queremos actuar, en medio de una pandemia que pateó el tablero a todxs pero que a los artistas independientes nos cuesta mucho más volver a acomodarnos, por lo que estábamos esperando mucho el momento de volver subir a un escenario y hacer lo que amamos; también porque creemos fuertemente que el teatro sana, hace bien y necesitamos más que nunca cosas que nos fortalezcan, ya que entendemos que reírse y emocionarse es salud; y porque fue un exitazo que dejamos de hacer porque teníamos otros compromisos que atender”.

Entre esos derroteros individuales figuró la partida de Gabriel Carreras (formó parte del elenco original), quien se radicó en España. “Nos obligó a reemplantearnos la continuidad de la puesta y su reemplazo por Pablo, un súperprofesional y con una comicidad ideal para encarar ese personaje. Estamos seguros de que logramos mantener la excelencia que la obra demanda como intérpretes, ya que además de actuar también bailamos y cantamos”, describe.

Construir algo mejor

El actor se esperanza en que los avances sociales en estos casi tres años del debut y la pandemia hayan generado cambios entre los tucumanos. “Pasó el tiempo ya de la temporada en la que nos tocó recibir agresiones de un par de fanáticos religiosos. Cambiamos todxs después de 2020, cambiamos como sociedad en el mejor de los casos. Hay otra consciencia de lxs otrxs, el odio y la intolerancia son cosas de la era pasada y es tiempo de que.construyamos algo mejor. Por eso este regreso fue muy cuidado, tanto entre nosotros como equipo de trabajo como respecto del público, para que pueda asistir a ver esta propuesta con toda la seguridad correspondiente”, avisa.

E insiste: “Más que nunca sabemos de nuestras responsabilidades y de lo valioso que es poder hacer una comedia en tiempos de pandemia, así que la entrega es mucho mayor y el compromiso de hacerlos emocionar, reír sin parar durante lo que dure la obra; volvemos fortalecidos, y mas seguros de nuestra labor cómo artistas”. “Los tucumanos mantienen el amor y la pasión por el teatro; aún con los aforos pertinentes y con las medidas establecidas, siguen yendo a las salas y eso nos hace únicos y referentes para otras provincias a la hora de hablar de cultura y de arte”, añade.

La experiencia de la primera temporada fue satisfactoria a partir de las risas y la respuesta de la gente, y por encima del incidente. Considera que en el balance pesa que “la obra plantea las diferentes percepciones de lxs niñxs y lxs adultos sobre algunos temas tabúes: los primeros con su inocencia y libertad para abordar y explorar un aprendizaje nuevo y con las mismas dudas e incertidumbres de siempre al hablar de sexo o de sexualidad y de religión; y los grandes, que son los encargados de responder a esos interrogantes, en la mayoría de los casos repitiendo simplemente respuestas aprendidas de las instituciones que nos forman como seres pensantes y con una mirada más contaminada y estereotipada frente a algunos temas incómodos o dogmas”.

“No se plantea una verdad única en el texto, y ahí es cuando se arma el enredo y el desarrollo inesperado”, subraya. En ese sentido, diferencia la posibilidad de tolerar una mirada distinta de las cosas, de la de aceptarla. “Lo primero implica soportar algo que quizás no tenga posibilidad de cambio, soportar algo que quizás no se eligió. Aceptar implica una decisión, un hacerse cargo, es el comienzo de algo que podemos transformar”, señala.

Guerrero admite que “la idea es hacer muchisimas funciones, temporadas, giras, todo lo que soñamos los artistas cada vez que encaramos un proyecto, pero sabemos que tenemos que ir paso a paso reconstruyendo ese castillo de arena que la realidad del coronavirus hizo volar por los aires”. Por lo pronto, y hasta que puedan determinar cómo seguir, la invitación está formulada para esta noche.

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