Coincidieron en el diagnóstico y levantaron la temperatura del debate

Arrancaron con el mismo diagnóstico. Un Gobierno nacional que se sustenta en la emisión de billetes para financiarse y que, así, alimenta a la inflación. A esto le sumaron la voracidad fiscal traducida en mayor presión y la necesidad de una reforma impositiva integral. Y hasta se animaron a rechazar el servicio militar obligatorio y sustituirlo por más oportunidades de estudios y laborales para los jóvenes. Pero al llegar a los cuatro minutos libres les brotaron por los poros las diferencias y levantaron temperatura a la temporada de debates electorales. Así se desarrollaron las exposiciones de las precandidatas a senadoras que competirán en la interna de Juntos por el Cambio.

Primera chicana: de Sandra Manzone a Beatriz Ávila, esposa del intendente capitalino Germán Alfaro, y, por elevación, a los otros jefes municipales precandidatos Mariano Campero (Yerba Buena) y Roberto Sánchez (Concepción). La ex concejala apuntó contra los testimoniales que, según su entender, allanaría el camino para que el gobernador Juan Manzur tomara el control de esas tres jurisdicciones. Ávila le contestó que la subestimaba como dirigente política y hasta tildó de machirula a Manzone, ante la atónita mirada de Indiana Mendilaharzu, que no pudo meter un bocado en la discusión (sí lo hizo luego cuando renegó de las discusiones vacías que no llevan a nada). En el siguiente debate, Manzone volvió a la carga recordándole a la actual diputada que ella votó los superpoderes al Frente de Todos y que se alejó del bloque de Juntos por el Cambio. Ávila no sólo lo negó, sino que le recordó que fue la titular del Pro, Patricia Bullrich, la que vino a esta ciudad a pedirle disculpas. “Pedile perdón a los tucumanos”, retrucó Manzone. “Estás nerviosa”, le espetó Ávila. Y la temperatura siguió en ascenso, con la dirigente de la Coalición Cívica refregándole que hace campaña con dinero municipal (“la señora mirando al sudeste”), a lo que la referente del Partido de la Justicia Social replicó: “¡Cómo grita, por Dios!”.

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