Una etapa importante del plan de vacunación contra el coronavirus comienza esta semana luego de que el Gobierno Nacional anunciara su intención de inocular a los niños de 3 a 17 años. Según anunció la ministra de Salud, Carla Vizzotti, Argentina terminaría el 2021 “con toda su población de más de 3 años cubierta, protegida”.
La motivación del Gobierno para iniciar esta campaña es llamativa por diversos aspectos. En primer lugar, Argentina se convertiría en uno de los pocos países que comienza a proteger a los niños con la vacuna de Sinopharm. Hasta ahora solo China -país que produce dicha fórmula- y Emiratos Árabes están vacunando a su población de 3 a 17 años con una autorización de emergencia. El Salvador también apuesta por la misma estrategia pero para los niños mayores de 6 años y Chile hará lo mismo pero con la vacuna Sinovac, que utiliza la misma tecnología que Sinopharm.
Luego de los distintos traspiés logísticos y comerciales que cometió el Ministerio de Salud en el inicio de la vacunación, los funcionarios sostienen ahora que cuentan con stock suficiente para completar el esquema a una población cercana a los 12 millones: 6 millones de adolescentes de entre 12 y 17 años, que ya están siendo inoculados con la vacuna de Pfizer y 6 millones a los que se les aplicaría la vacuna china. Si bien el país cuenta con un importante stock de dosis de Sputnik V y AstraZeneca, ambas vacunas todavía no mostraron resultados en ensayos clínicos con población menor de edad.
“Convocamos a la sociedad a confiar en la vacuna”, remarcó el último viernes Vizzotti y es que ahora queda en manos de madres y padres decidir si vacunar o no a los más pequeños con el componente chino. La vacuna de Pfizer, reclamada por padres de adolescentes con comorbilidades, aún no cuenta con la aprobación para niños. Si bien el laboratorio ya ha empezado a testear su vacuna en la población de 5 a 11 años, todavía se esperan los resultados definitivos. Por dicho motivo, Estados Unidos ha sido más cauto para emprender la campaña de inoculación a menores y su presidente, Joe Biden señaló que las vacunas para ese grupo etario estarán disponibles “pronto”, después de que las entidades regulatorias revisen los datos clínicos.
La confianza depositada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) en el componente chino está basada, entre otros estudios, en una reciente publicación de la revista Lancet que determinó que en un ensayo clínico con más de mil participantes de 3 a 17 años solo se detectaron reacciones adversas leves a moderadas. Además se concluyó que la vacuna generó una buena cantidad de anticuerpos neutralizantes.
Con este argumento, la gestión de Vizzotti pretende además saldar las enormes críticas que se hicieron a la cartera de Educación durante la gestión de la pandemia por el cierre total de las escuelas. En Argentina, como en el resto de los países donde se está vacunando a los menores, se pretende prevenir nuevas interrupciones de los ciclos lectivos. Esta estrategia explica además la presencia del flamante ministro de Educación, Jaime Perzyck, en la conferencia de prensa que ofreció la ministra de Salud. Según el funcionario, la expansión del plan de vacunación “tiene que ver con recuperar la presencialidad plena en todo el nivel educativo”.
Finalmente, el país comienza con esta vacunación aún sin haber sido golpeado por la variante Delta, fenómeno que sí ocurrió en los países europeos y en Estados Unidos, donde aún evalúan ampliar la población protegida contra la Covid-19. Por eso, prevenir una tercera ola de contagios sería una estrategia acertada por parte de las autoridades nacionales, pero evidentemente el gobierno necesita recuperar la confianza de sus ciudadanos. La lucha contra la pandemia no ha sido la mejor muestra de eficacia gubernamental, por lo que debería cuidar que los últimos anuncios no sean interpretados como políticas apresuradas de campaña, sino como decisiones científicamente respaldadas.