El libro de Nora Domínguez sorprende con una escritura fluida y un fascinante corpus. Nos habla del imaginario nacional desde una mirada de género. Parte de la existencia de “políticas del rostro” que “dirimen las alternativas simbólicas y políticas”. Libros, diarios, fotos, pinturas, videos le permiten a la autora enfrentarnos a la problemática de la presentación / representación en este tiempo “donde parece haberse perdido la diferencia entre ver y ser visto”.
Domínguez hilvana teorías y representaciones en una cartografía que nos interpela. Recorre algunos de los nudos que tejen estas “figuras de la exterioridad”, femeninas.
A partir de la lectura de rostros de mujeres, el trabajo piensa la relación entre la emergencia de diferentes propuestas estéticas y el contexto general de reflexión crítica sobre femicidios. Se concentra en el funcionamiento de exhibición y ocultamiento del rostro.
En “Desfile de rostros” señala la relación entre la historia del rostro y la historia de los espejos. Analiza la obra de Nicola Costantino- que atraviesa todo el libro- partiendo del video Vanity Tocador. Avanza con la construcción de Nicola Artefacta, el doble de la artista embarazada.
En el relato de Costantino se encuentra con el mito de Medusa. La travesía incluye curiosas fotos de autoras como Juana de Ibarbourou y Silvina Ocampo. Para leer impugnaciones el modo de visibilizar los rostros femeninos recurre a Mercado, Molloy y Bombal.
En “Dar las caras” se detiene en la atrapante historia de los Barón Biza. Un escritor, militante yrigoyenista, echa ácido sobre el rostro de su esposa, y al día siguiente se suicida quien escribe El desierto y su semilla. Sórdida historia de violencia y muerte remite a la larga serie de mujeres deformadas por la violencia de género incluida las mujeres torturadas en la dictadura. Resulta inaugural de la serie que insiste en Bolaño y que encuentra su respuesta en Gabriela Cabezón Cámara. “Las caras incalculables del mito” nos lleva a Eva Perón como personaje histórico y representación. Nora analiza obras de Santoro y algunas de las narraciones que se detienen en el rostro para volver a la Eva de Constantino.
El libro se mueve entre lo individual y lo colectivo armando series como las sirvientas y las madres en la literatura y el cine. La autora nos entrega una lectura política que no elude la mirada crítica y el valor estético.
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