La otra cara de la pandemia de covid-19: crecieron los casos de ansiedad y depresión

La OMS señaló que estos cuadros se dispararon hasta un 25% durante el primer año. En tanto, aumentó un 20% la demanda de atención en salud mental en la provincia.

RESILIENCIA. Una capacidad cada vez más necesaria en el mundo actual. FOTO DE ARCHIVO / LA GACETA. RESILIENCIA. Una capacidad cada vez más necesaria en el mundo actual. FOTO DE ARCHIVO / LA GACETA.
09 Marzo 2022

El próximo 11 de marzo se cumplen dos años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al coronavirus SARS-CoV-2 como una pandemia. Un virus que irrumpió de forma voraz y obligó al sistema sanitario a focalizar todos sus esfuerzos en su combate. Lo que provocó que la atención de patologías no urgentes, controles médicos o las cirugías programadas; se vieran desplazadas a un segundo plano.

Hoy, 9 de marzo de 2022, la situación es distinta. Se podría decir que lo peor de la pandemia ya pasó. Esto se debe en gran medida al avance de la campaña de inmunización -de acuerdo al último reporte del Ministerio de Salud de la Nación, ya se aplicaron 94.495.003 desde diciembre de 2020-, que ayudó a que bajen los contagios y las muertes. Lo que también llevó a las autoridades a flexibilizar medidas y buscar que la sociedad vuelva a esa vieja normalidad que había quedado interrumpida. 

Sin embargo, la crisis de la covid-19 dejó consecuencias en el ámbito de la salud mental. Que, si bien, parecen invisibles están más presentes que nunca en la sociedad. La OMS señaló que los casos de depresión y de ansiedad aumentaron durante el primer año de la crisis sanitaria un 25% especialmente entre los jóvenes.

El estudio precisó además que el aislamiento social, el miedo a la infección, la incapacidad de trabajar, el duelo por la muerte de seres queridos fueron factores de estrés que propiciaron y potenciaron estos cuadros.

En tanto, el Ministerio de Salud de la Provincia dio a conocer días atrás que la demanda de asistencia en salud mental aumentó hasta el 20%.

"Las problemáticas relacionadas a la salud mental aumentaron de manera alarmante. Los cuadros de ansiedad, ataques de pánico, depresión, intentos de suicidio, autoflagelaciones, consumo de alcohol y drogas psicoactivas crecieron", afirma a LA GACETA el psicólogo Lucas Haurigot Posse.

El especialista señala que la pandemia trajo consigo una mirada más introspectiva de las personas. "Cosas que antes se minimizaban, ahora se problematizan y requieren la ayuda de un profesional", advierte.

En tanto, el psicólogo clínico Dante Gonzáles comenta que la incidencia de estos cuadros han venido en aumento desde hace décadas, y se vio acelerada con la pandemia.

"La pérdida de referencias que otorgan sentido a la persona, como son las actividades rutinarias, generaron una mayor incertidumbre, así mismo, la caída en la confianza de estar protegidos, transformó en riesgo vital ámbitos que eran seguros, esto favoreció el aumento de la ansiedad tratando de controlar la realidad. Así mismo la frustración al no poder dominar el ambiente generó una caída en la imagen de sí mismo y de las instituciones que prometían protegernos, lo que llevó a un aumento en la manifestación de la depresión", sostiene.

Ansiedad y depresión

La psicóloga Cecilia Belén Benito detalla que la ansiedad y la depresión son problemáticas diferentes que no deben confundirse. "La primera es una respuesta adaptativa. Es una combinación de manifestaciones físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se presentan a modo de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo derivar en sensación de pánico".

Los síntomas psicofísicos más frecuentes -enumera la profesional-  son: estado constante de nerviosismo, temblores, tensión muscular, sudoración, mareos, palpitaciones, vértigos y molestias gástricas. También suelen aparecer temores a que uno mismo o un ser cercano afectivamente puedan perecer ante una enfermedad, o un accidente, o incluso la muerte misma.

"La depresión es un trastorno que se caracteriza por alteraciones del humor, tristeza, disminución de la autoestima, inhibición, fatiga, insomnio, pensamientos negativos y que tiene como consecuencia la disminución de la actividad vital, es decir, le impide a la persona desarrollar con normalidad las actividades de la vida cotidiana", sostiene Benito.

Coincide con ella, Haurigot Posse que aclara que la depresión no es estar "bajoneado" ni con pequeños cambios de estado de ánimo. "Los episodios pueden ser leves, moderados o graves en función de la intensidad de los síntomas y en las repercusiones de estos en los distintos ámbitos de la persona como el personal, familiar, social, educativo y laboral".

"En el peor de los casos, la depresión puede llevar al suicidio por lo que su abordaje temprano es la mejor medida terapéutica", advierte.

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Enseñanzas

La pandemia deja como enseñanza que estar sanos significa tener un bienestar físico, mental y social. Por esto, los profesionales de la salud remarcan la necesidad de prestar atención a la salud mental de los niños, jóvenes y adultos.

"Estos cuadros no distinguen ni edad ni sexo. Hoy nos encontramos con manifestaciones de ansiedad y de depresión en personas jóvenes como siempre pasó. Lo que pasa es que en la actualidad existe más conciencia y se le da más importancia a la salud mental por lo que existen más consultas", acota Haurigot Posse.

Por último, Benito reflexionó sobre los motivos por los que cada vez son más los jóvenes que sufren de problemas relacionados a la ansiedad o depresión. 

"Entre los 20 y 30 años aproximadamente las personas se encuentran en la construcción de un proyecto de vida. El contexto de pandemia y los efectos a nivel socio-económico que derivaron de ello tuvieron una incidencia directa en los objetivos antes mencionados, que se vieron truncados, imposibilitados o debieron postergarse por razones de índole mayor, teniendo ello un efecto directo en la vida afectiva de las personas y afectando negativamente su salud mental”, cerró.

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