Alina Diaconú: “durante la pandemia, la escritura fue mi gran catarsis”

Y seremos como dioses es su nuevo libro de poemas. Ilustrado por el recientemente fallecido Guillermo Roux -fue su último trabajo- es un “libro de oro” por la calidad de sus textos y porque representa, para su autora, “la culminación de una vida dedicada a la escritura”.

EN SOCIEDAD. Alina Diaconú (al medio), en la presentación de su libro, junto con María Kodama (izquierda) y Marita Ballesteros. EN SOCIEDAD. Alina Diaconú (al medio), en la presentación de su libro, junto con María Kodama (izquierda) y Marita Ballesteros.
13 Marzo 2022

- Un alto porcentaje de los poemas fueron escritos durante la pandemia. ¿Cómo influyó esta última en la escritura y cómo afectó la concepción y la edición del libro?

- Durante la pandemia con ese interminable confinamiento, la escritura fue mi gran catarsis. Me sentía enjaulada, impotente, prisionera de un mal ininteligible. Leer y escribir fueron algo primordial para sobrellevar la claustrofobia que implicaba el encierro. Escribir poemas, aforismos, notas con mis reflexiones y compartir esa nueva experiencia en la cual todos estábamos sumergidos, alivianaba un poco mi carga. También coincidió con que, propuesta por la Academia de Letras, me habían nombrado jurado para el Concurso de Novela del Gobierno de la Ciudad, correspondiente a dos bienios, lo cual significó una lectura minuciosa y valorativa de más de 70 novelas, éditas e inéditas, en un tiempo récord: menos de tres meses. A la vez, revisando mis propios textos, vi que entre unos cuantos poemas del 2019 y los nuevos, se podía armar un buen libro. Lo dividí en tres capítulos y lo intitulé Y seremos como dioses.

- ¿Cómo fue la experiencia de coproducción del libro con Guillermo Roux?

- Ya había publicado un libro de poemas ilustrado por Guillermo Roux, en el 2015 (Aleteos), así que se me ocurrió volver a hablar con él y pedirle que lea este nuevo libro y ver si le inspiraba algo. Las conversaciones telefónicas durante “la peste” me reemplazaban las visitas presenciales. También eran una forma de catarsis o de terapia. Hablaba horas con mis amigos. Con Guillermo también conversamos mucho, comentamos los poemas, nuestras vivencias en esos aciagos días. El era muy sensible a mi manera de escribir, como yo a su arte. Nos conocíamos desde hacía más de 40 años. Fue así que nació este libro. Luego, cuando me mandó sus siete obras, hechas especialmente para mis poemas, me parecieron tan extraordinarias, que me dije a mí misma: “Ah, pero este no puede ser un libro más. Tiene que ser un libro-objeto, de lujo, un libro de arte”. Por la belleza, el impacto y la fuerza de sus ilustraciones. Roux fue uno de los más grandes pintores que tuvo las Argentina, “nuestro Miguel Angel”, como lo llamaba yo.

- ¿Por qué lo llama su “libro de oro”?

- Acudí a dos diseñadoras recomendadas por la crítica de arte María Paula Zacharías: Eugenia Rodeyro y Victoria Blanco, maestras en idear diseños especiales, originales para libros de gran calidad. A ellas se les ocurrió dividir el original con sus 82 poemas en tres libros (que eran los tres capítulos del poemario: Vehemencia, Impotencia, Sapiencia). Cada uno lleva un prólogo y la idea fue meter los tres libritos en una caja-estuche y agregar un “poster” desplegable con una de las obras de Guillermo, en el interior. En el dorso del afiche figura un poema que le gustaba muy particularmente a él, y que, por eso, se lo había dedicado: “El Mar Negro”. En la primera reunión con las diseñadoras, les dije: “Me gustaría que éste sea ‘mi libro de oro’, como la culminación de una vida dedicada a la escritura. Que los ejemplares sean firmados y numerados”. Lástima que Guillermo ya no pudo verlo impreso (sólo llegué a llevarle una maqueta). Qué dolor tan grande que haya partido justo unos días antes de la presentación. Por lo tanto, este libro se constituyó en su último trabajo. El acto, en el precioso auditorio del Museo de Amalita Fortabat (con las palabras de María Kodama, Fernando Sánchez Sorondo, un estupendo texto de Sebreli y la lectura de poemas de Marita Ballesteros) fue, por esa razón, muy singular: un lanzamiento literario y un homenaje al gran ausente. Es también “mi libro de oro” porque dediqué la mayoría de los poemas a personas muy variadas que, a lo largo de mi vida, significaron algo importante para mí, a las que sentí que les debía algo. En esas dedicatorias, los muertos y los vivos figuran como si todos vivieran. Nada de “in memoriam” o ese tipo de aclaración. Para mí, todos están vivos en mí y toda esa gente amada -tan heterogénea- se merece mi reconocimiento. Una dedicatoria, para mí, es la mejor manera de hacer público un agradecimiento. Al final del último cuadernillo, Sapiencia, aparecen, como cierre, el número del ejemplar correspondiente y mi firma. Igual que en las serigrafías.

© LA GACETA

Dilema

Por Alina Diaconú

Yo soy

la tormenta

y el fuego,

no,

no tengo más

tiempo

que este

tiempo.

Palabra poética

Prólogo al capítulo “Impotencia”

Por María Kodama

En este trabajo Alina Diaconú transmite una extraña sensación, es como si mostrara la contracara del amor.  

Nadie que describe esto de una manera tan perfectamente poética a través de una escritura que consta de una palabra por línea para formar el poema ha conseguido impresionarnos así.  

Es como si nos hiciera sentir físicamente su composición, es como si al leerlo inhaláramos, exhaláramos, es como si pasara a nuestra inteligencia, a nuestra sensibilidad, a nuestra alma a través de los sentidos. Es algo increíble lograr esto de manera poética y precisamente esto hace que se revele la esencia de la creadora: la poesía.  

PERFIL

Alina Diaconú es poeta, narradora y columnista. Nació en Bucarest, Rumania. En 1959 se estableció, con sus padres, en Buenos Aires. Entre 1968 y 1970 vivió en París. Ganadora de la beca Fullbright, vivió en Estados Unidos como escritora residente en la Universidad de Iowa. Publicó sus columnas en La Nación, Clarín, La Prensa y Perfil, entre otros medios. Colabora en LA GACETA Literaria hace medio siglo. Entrevistó a autores como Borges, Cioran, Ionesco y Sarduy. Una destacada trayectoria a nivel internacional posibilitó que sus libros fueran editados en distintas partes del mundo y traducidos a varios idiomas. Es autora de más de 20 títulos. Entre otras distinciones, recibió la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, el Prix Asolapo Italia, fue nombrada “personalidad destacada” por la Legislatura de Buenos Aires y fue reconocida por la Unión de Escritores de Rumania y la American Romanian Academy of Arts and Sciences de Estados Unidos.

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