Un mundo mejor

Por Gustavo Guersman - Violinista y director.

08 Abril 2022

A Miguel lo conocí personalmente cuando a través de Música Esperanza nos contactamos para llevar a cabo varios proyectos con la Orquesta Juvenil. Mi memoria no tiene el año exacto pero seguramente fue en la década del 90. La primera experiencia -y creo única en su tipo- fue ir con la orquesta a tocar con él a Tafí del Valle. Allí en una escuela de montaña hicimos una suerte de payada, nosotros con Bach, Vivaldi, Mozart y los lugareños, grandes y chicos, con sus guitarras, violinistos que llegaban a caballo y así pudimos ver los ojos emocionados de esos chicos y los nuestros empañados por el poder de la música que nos unía… Otra vez llegaron de Francia la Orquesta Juvenil de Lyon con René Clément e hicimos un concierto tocando todos juntos, también llegó por aquí Anne Launois, directora francesa que trabajó con nosotros un programa de música francesa. Y de lo más memorable fueron los conciertos que hicimos con Miguel y Fito Páez con arreglos de Gandini. En esa época la Camerata Bariloche era la que hacía estos conciertos en Buenos Aires y el resto del país, excepto en Tucumán en donde Miguel quería hacerlo con nosotros.

Otra vuelta, nos invitaron a mí como director y a él como solista el Concierto de Chopin N° 1 con la orquesta de Corrientes. Viajamos juntos, ensayamos un par de veces y finalmente (como a veces pasa por estas latitudes) la orquesta entró en paro por reclamos salariales y no pudimos hacer el concierto. Ese par  de días sirvió para compartir además de la música, cafés, caminatas, sus infaltables cigarritos “café creme” y profundas charlas sobre tantas cosas… Miguel sabía transmitir sensibilidad en sus palabras igual que lo hacía con su música y el deseo siempre presente de contribuir a un mundo mejor.

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