25 Abril 2022

Benito Carlos Garzón

Columnista invitado

Ha dado comienzo el proceso electoral para la elecciones de un nuevo rector y vicerrector en la Universidad Nacional de Tucumán. El proceso culminará el 19 de mayo próximo en que la Asamblea Universitaria elegirá la nueva conducción de la UNT para los próximos cuatro años.

Tal vez nos anticipamos en contar con las bases o programas que cada binomio pretende tener como guía para conducir la universidad más grande del norte argentino y señera en su vocación original de alentar los altos estudios en todas las regiones y llevar el mensaje de realizar estudios y proyectos para la región.

Pero queremos centrarnos en lo que, desde hacen muchos años, la UNT no ha dado tratamiento suficiente a nuestro entender de la enorme riqueza que posee y que ni siquiera tiene alguna prioridad para su control y eventual desarrollo.

Nos referimos al área de la sierra de San Javier donde se ha creado el Parque del mismo nombre. La propiedad de la Universidad tiene casi 15.000 hectáreas en un área que comprende desde San Pablo hasta el Taficillo lindante con Raco. Es decir, la UNT es propietaria de un enorme fundo que adquiere capital importancia para la vida del denominado Gran Tucumán donde se asienta el 70% de los habitantes de la provincia de Tucumán.

En reiteradas ocasiones pusimos de manifiesto la importancia de la Sierra de San Javier para la vida social del conglomerado urbano como un regulador del clima, y sobre todo de las aguas y por ende la necesidad de una protección integral del sistema.

Responsabilidades

La sierra de San Javier, atento a la magnitud de su función dentro de mayor población de Tucumán, tiene responsabilidades compartidas para su atención y protección. No puede señalarse grandes responsabilidades a la comuna de San Javier por cuanto el propio delegado comunal se manifiesta impotente para controlar las usurpaciones, y otros daños como los desmontes.

Ya se ha mencionado anteriormente que el municipio de Yerba Buena hizo punta prohibiendo las edificaciones más allá de una altura determinada. Pero este ejemplo no fue seguido por los municipios de Tafí Viejo o Lules, y las comunas rurales carecen de competencia para emitir prohibiciones a la voracidad de los emprendimientos inmobiliarios que avanzan, los menos respetando los límites y los mas deforestando y sin respetar ni los proyectos de canales para los desbordes de las aguas en el estío.

El Gobierno provincial, salvo la reparación del camino no tiene la intervención suficiente en áreas de la protección ambiental suficiente .

Veamos ahora en otro gran actor que es la UNT propietaria de la mayor parte de la sierra (un 70%). En primer lugar cabe advertir que en el Estatuto de la UNT no figura para nada la propiedad de la Sierra, de la cual nacería su responsabilidad.

Forzosamente hay que recurrir a una norma general sobre la Extensión Universitaria a la cual se le reconoce Valor Relevante, con el fin de “prestar un servicio real a la sociedad de la cual se sustenta” (artículo 98 del Estatuto Universitario).

De este modo la responsabilidad de la UNT resulta inexcusable toda vez que, como ya se dijo importa nada mas y nada menos que el ámbito de convivencia básica de la mayor población de la provincia.

Bien es cierto que en los inicios de la gran adquisición estuvo presente la sana ambición del doctor Horacio Descole, el último de los grandes rectores de la UNT de recrear una Ciudad Universitaria en un ámbito de paisaje, silencio y espacio para la meditación y la comunión con la naturaleza.

Grandiosa idea el norte argentino pero que se frustro al escasear los fondos nacionales para poner en marcha tamaño emprendimiento. ¿Qué es lo que queda de aquella genial idea?, unos enormes depósitos, un barrio para descanso y solaz de los profesores y empleados, una represa que hoy se utiliza para proveer de agua potable a Yerba Buena traída de las entrañas de los cerros más allá de Anfama, caminerías y poco más, salvo los esqueletos de unos monobloks gigantescos y un proyecto de funicular con el nervio de sus rieles que debían subir y bajar a la población universitaria desde la cima hasta el llano en contados minutos.

Casi todo ruinas del mayor proyecto educativo de los argentinos al decir de autoridades universitarias que hoy visitan los restos.

No queremos pasar por alto una Jornada que se desarrolló en el Centro Cultural Virla sobre el tema de la extensión universitaria con participación de destacados oradores de varios países.

Lamentablemente para el problema que tratamos, las alocuciones no aportan nada toda vez que se enfocan totalmente en la extensión universitaria al mundo social y político, pero no era posible que tratara de una extensión universitaria sui generis como la que vive la UNT respecto de sus responsabilidades de la propiedad de la Sierra.

Candidatos

Bien es cierto que aun quedan varias semanas para la Asamblea Universitaria, pero hasta el momento no hemos tenido noticia de la gran responsabilidad que asignamos a la UNT en un problema que hace a la convivencia y salud del mayor conglomerado poblacional de la Provincia.

Hay precedentes de graves “descuidos” en el control del hábitat que motivo que ahora se discuta judicialmente emprendimientos inmobiliarios. Pero ponemos la mira en adelante para que no vuelva a suceder para lo cual se requiere una organización especifica en momentos en que existen presupuestos flacos para la enseñanza.

Nos gustaría que en los proyectos de la futura gestión se tenga referencia a este grave y crucial problema del control y prevención de ese gran legado que debe protegerse celosamente como una obligación que trasciende la actividad académica para ingresar de lleno en la problemática social de Tucumán.

Protección

Este plan fue ideado al tomar conciencia de las falencias económicas, técnicas y al avance indetenible de la inversión inmobiliaria a costa de destruir las bases de sustentación del delicado equilibrio del ecosistema de la sierra. Básicamente consiste en utilizar un convenio de colaboración reciproca entre el superior Gobierno de Tucumán y la UNT que sería la cobertura legal para la creación de un órgano especifico para el control y la preservación del bien más preciado para la ciudad de Tucumán y el Gran Tucumán.

En este esquema se planificaría el rol de los organismos pertinentes de cada institución con más los municipios de Tafí Viejo, Yerba Buena y Lules y las comunas rurales que integran la cadena poblacional próxima a la sierra.

Sobre todo controles para evitar las usurpaciones con personal idónea como una guardia rural que hoy no existe en toda la sierra. Mejoras en caminos, accesos, balcones y todo lo que merece la admiración del gigantesco y único paisaje de la Sierra.

Con voluntad política y conciencia del peligro que corre la cadena de la Sierra en la actualidad es posible aunar esfuerzos para lograr resultados eficaces y proteger un legado para las futuras generaciones de tucumanos y argentinos de gozar de una belleza excepcional.

Este plan fue presentado en el Concejo Deliberante de Yerba Buena sin merecer tratamiento alguno. Esperemos que en los planes del futuro rector se tome el problema con la importancia que posee y se disponga de un plan con el mismo objetivo: proteger un legado de la naturaleza para nuestros descendientes.


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