San Martín: la fiesta que no fue

El hincha aportó calor y color, pero el equipo no estuvo a la altura

APORTARON LO SUYO. Los hinchas llenaron el estadio, armaron un gran recibimiento y alentaron durante todo el partido. Gentileza Gonzalo Cabrera Terrazas APORTARON LO SUYO. Los hinchas llenaron el estadio, armaron un gran recibimiento y alentaron durante todo el partido. Gentileza Gonzalo Cabrera Terrazas
15 Agosto 2022

Gonzalo Cabrera Terrazas

LG Deportiva

Le falló una vez más. Está en falta el equipo. No le respondió a su gente otra vez y los fanáticos debieron volverse a sus casas masticando bronca.

En un partido clave para acercarse al líder, la hinchada mostró su apoyo, su banca, sus ganas de ir por más. Armaron una fiesta desde temprano, alentaron sin cesar y recibieron un golpe duro al mentón.

En la previa La Ciudadela se empezó a colmar de fanáticos entusiasmados por una victoria ante Gimnasia de Mendoza que le hubiera permitido al “Santo” quedar a sólo cuatro puntos de la cima. El “para ser campeón, hoy hay que ganar” tronó con fuerzas. “Lo único que le pido a los jugadores, deben dejar el alma por los colores, para ser campeones”, pidieron a los cuatro vientos.

Estadio colmado, bombas de humo, bengalas, fuegos artificiales, globos hasta papelitos. El recibimiento cuando el equipo saltó al campo fue sencillamente espectacular.

Sin embargo, el equipo no acompañó casi nada. No aportó a la fiesta, por el contrario casi pateó en contra. El hincha alentó e intentó contagiar su buen ánimo y sus buenas energías, pero San Martín estuvo errático, con pocas luces, lleno de errores y eso comenzó a cambiar el clima.

“Tienen que ganar”. Fue el pedido clave de la hinchada que los jugadores en el campo de juego no entendieron. Los minutos pasaban y el nerviosismo iba en aumento. Había aliento, pero también algunos reproches.

Cuando el 0-0 quedó estampado tras el pitazo final de Diego Ceballos, hubo silbidos, reproches a algunos jugadores, pero sobre todo a Pablo De Muner.

La puerta del vestuario local se llenó de hinchas que pidieron más actitud, más ganas y mayor compromiso y hasta exigieron la renuncia de un entrenador que se mantiene en el mayor de los silencios.

“¿Cómo justificamos esto?”. “Vayan al frente”, pidieron los más enfáticos. Las redes sociales también fue un hervidero; en todos los casos, los hinchas recriminaban una nueva oportunidad perdida y exigían que alguien dé la cara antes que sea demasiado tarde.

Pasaron muchos minutos entre el pitazo final y el momento en el que la puerta del vestuario salió. Uno a uno, en fila india, los jugadores fueron subiéndose al ómnibus que iba a llevarlos de nuevo a la concentración.

Ya no había tantos fanáticos en el estadio; sin embargo, los que estaban se hicieron sentir y dejaron salir toda su bronca e impotencia por el presente y un futuro que cada fecha que pasa parece tornarse más negro.

Sí; lo que parecía ser una fiesta, terminó transformándose en una marcha de la bronca. Los hinchas se fueron envueltos en una mezcla de tristeza e impotencia por la situación.

San Martín volvió a dejar pasar una chance de retomar el segundo puesto y de acercarse a la cima; pero lo que más preocupa por estas horas en Bolívar y Pellegrini es que el equipo está cada vez peor; que parece faltar autocrítica y que nadie dice nada.

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