Sarmiento, Tucumán, flora e industria

06 Septiembre 2022

Elena Perilli de Colombres Garmendia

Presidenta Junta de Estudios Históricos de Tucumán

Sarmiento perteneció a una generación de hombres que creían en el desarrollo económico y en la necesidad de lograrlo por todos los medios. Luchó por ese objetivo, desde el gobierno, con obras y en la vida diaria; se inspiró en modelos extranjeros que procuró adaptar al país.

Se sentía profundamente ligado a la tierra y en cada lugar que visitaba se detenía en la consideración de sus flores y plantas. Es conocida su pasión por el delta del Tigre, donde pasaba horas entregado a la tarea de plantar y cuidar árboles. En cartas a su amigo tucumano José Posse le solicitó en forma reiterada especies tucumanas para esas tierras, donde pensaba vivir una vez retirado.

Naturaleza fecunda

Sarmiento visitó Tucumán en tres oportunidades, entre 1876 y 1886. Pero mucho antes de conocerla la describió en su imaginación. En su correspondencia con Posse manifestaba el cariño que esta tierra le inspiraba. “Tengo por Tucumán una particular afección que he heredado de mi madre, a quien tenía en su juventud con la boca abierta horas enteras un buen hombre que le contaba maravillas de su naturaleza tropical, los bosques inmensos y sombríos, los naranjales embalsamados, los nardos de los campos, las aves pintadas…” (Archivo Museo Histórico Sarmiento, La correspondencia de Sarmiento)

En toda ocasión que pudo remitió a su amigo semillas de variedades útiles y de ornato, con el propósito de enriquecer aún más su flora. Además, le aconsejaba impulsar la ebanistería, ya que las maderas tucumanas eran una materia prima excelente. Afirmaba que la talla era una tradición que permanecía intacta, aunque adormecida.

Sarmiento pensaba que debía tratarse al bosque como un recurso renovable de uso múltiple y en ocasión de realizarse en la Primera Exposición Internacional, en Córdoba, sugirió exhibir las maderas tucumanas. Proponía que se aserrasen al través los árboles más corpulentos y se sacaran ruedas enormes, a más de tablas, cuan grandes fueran. Agregaba que: “Desde Monteros, o el límite sur de la provincia, donde había bosques primitivos de nogal, cedro, lanza y agua para motor o leña en abundancia para vapor, podría ensayarse una máquina de aserrar, cepillar, cortar y construir puertas de nogal para exportar, acaso de cedro, lanzas para carruajes y de otras maderas”.

Contra la oposición de muchos, y la ironía de otros, se empeñó Sarmiento en el parque 3 de Febrero, concluido después de su presidencia. En la ley de su creación se establecía que debía estar representada la flora argentina y cada provincia contribuiría con sus ejemplares más representativos.

Aporte al parque

Una vez más, el sanjuanino apeló a Posse. En 1874 le decía: “Tucumán debe estar representada en sus árboles, flores, orquídeas… necesito pues que te pongas en campaña para hacer meter en cajones todos los árboles de ornato, arbustos y cuánto pueda contribuir al mejor éxito de la idea”.

Le aconsejaba que se asesorase con el profesor de Agronomía, quien junto a sus alumnos, podía ayudar a seleccionar las especies así como a instruirle sobre el embalaje y clasificación botánica Sugería el envío de ejemplares de cebil, pacará cedro, palo borracho y, en materia de arbustos, lo que fuera hermoso y transportable. Posse cumplió fielmente el encargo y en agosto de 1874 le detallaba el envío de 49 cajones con plantas de la provincia y muchos árboles sueltos. Informaba: “Cada especie lleva el número correspondiente al catálogo que envío separadamente. Por lo inaccesible de algunos lugares donde las plantas fueron recolectadas, así como la precipitación con que he tenido que atender esta comisión puede que falten algunos ejemplares. Van sinnúmero de orquídeas, cactus, mamilarias, cereus, bromelias, musgos, helechos, bignonia, pues son plantas muy conocidas”…

Poco después escribía que en lugar de 10 iban 12 carros con todos los cajones rotulados.

Sarmiento tampoco descuidó los estudios de las Ciencias Naturales; tras visitar Estados Unidos propició su incorporación a los planes de estudio y durante su presidencia creó en Tucumán (dependiente del Colegio Nacional) el departamento de Agronomía, cuyo primer director fue el sabio alemán Federico Schickendantz. Su objetivo era formar la clase agricultora y difundir conocimientos y noticias útiles sobe esta materia.

Es indudable la inclinación de Sarmiento por la flora, tanto en su aspecto ornamental, como industrial. Propició el desarrollo de las distintas regiones y en Tucumán la carpintería y la ebanistería. Reclamó en forma permanente semillas y plantas, poniendo énfasis primero en lo útil y luego en lo bello. A 134 años de su muerte, es interesante conocer estas preocupaciones.

Sarmiento quiso mucho a Tucumán al punto que, en 1886, redactó un bello texto donde instituía a nuestra provincia como “legataria universal de su memoria” y que entregó al poeta y periodista Patricio Gallo.

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