Juicio contra Cristina Kirchner: un alegato para darle una bandera de lucha a los peronistas

Se defendió a su manera, y a su manera atacó políticamente para seguir ocupando el centro de la escena política nacional. Más que nada para deslizar que los procesos judiciales contra suya constituyen una moderna forma de atacar al peronismo; antes fueron los bombardeos en la plaza de Mayo (1955), luego los desparecidos (1976) y ahora a través de los tribunales; según sostuvo. Concitó la atención. Cristina Fernández, al exponer que es una perseguida política y una mujer indefensa frente a las agresiones le da al Frente de Todos un motivo de cohesión política -que luego puede verificarse en el plano electoral- alrededor de su persona. Viene a convertirse en la principal figura del oficialismo a partir de un proceso judicial en el que se para como una víctima de fiscales y de jueces de un poder extraño al judicial. Macri no podía estar ausente en los señalamientos. Sabe sacarle provecho a la situación, por lo menos de cara a los tiempos políticos que se vienen, al tiempo que le envía mensajes a la Justicia cuando logra que el Senado apruebe la integración de una Corte con 15 miembros. Revela que no va a rendirse, por lo menos en términos políticos, contra aquellos que cree que buscan denigrarla y hacerla desaparecer de la escena política. Atacó a los fiscales Luciani y Mola, los denunció por prevaricato, pero, por sobre todo, se calzó el traje de víctima por ser peronista. Mensaje dirigido a los compañeros: van por ustedes, vienen por nosotros. Les va un motivo de lucha, unificador de propósitos; aún más allá de la sentencia que podría conocerse en diciembre

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