Sonrisas para las fotos; problemas capitales

Sonrisas para las fotos; problemas capitales

Los silencios de Juan Manzur dicen mucho más que los largos discursos. Los gestos de Osvaldo Jaldo exteriorizan la incomodidad de prematuros lanzamientos de candidaturas en medio de un sondeo en el terreno más adverso para el Partido Justicialista: San Miguel de Tucumán. En su última visita a Tucumán, el jefe de Gabinete de la Nación ha dicho lo justo y necesario para interpretar lo que piensa respecto de las internas locales. Su cabeza está puesta en Buenos Aires, en subsistir en medio de una puja de poder mayúscula en el oficialista Frente de Todos. Manzur no se ha bajado de ninguno de los proyectos de continuidad. “Puede ser de todo, menos emperador”, ironiza un analista cercano al gobernador en uso de licencia. La perinola manzurista está girando. El jefe de Gabinete intentará sostenerse en la vidriera política nacional para tratar de colarse en una fórmula de consenso dentro del oficialista Frente de Todos. No tiene tanto protagonismo como hace un año, cuando llegó a la Casa Rosada. Pero se las arregla para navegar en las turbulentas aguas del albertismo y del cristinismo. Ella habla con el tucumano que, a su vez, no pierde de vista un desembarco en el puerto de la Cámara Alta, en su incursión porteña. Su idea es constituirse, dentro de lo posible, en presidente provisional del Senado. Es una posibilidad, nada más que una posibilidad entre tantas. La precandidatura a vicegobernador acompañando a Jaldo es la más cercana. Manzur sabe que esa es la única forma de disciplinar a un distrito local del Partido Justicialista que anticipa una pelea que no hace más que mostrarle a la oposición que las cartas del juego electoral están marcadas en el oficialismo.  

La Casa de Gobierno celebraba, puertas adentro, la decisión de la convención provincial de la Unión Cívica Radical (UCR) de exponer al presidente partidario, el diputado nacional Roberto Sánchez, como el máximo aspirante a la gobernación. Era una mojada de oreja al Partido de la Justicia Social, en general, y al intendente capitalino Germán Alfaro, en particular. Aún más, la lectura del oficialismo es que esas aguas divididas tornaban cada vez más difusas las postulaciones para la sucesión del actual jefe municipal en la principal sección electoral tucumana. El radicalismo quiere recuperar la fortaleza que alguna vez supo tener en la Capital. Gran parte de su dirigencia observa que ha pasado demasiado tiempo y que, en los últimos años, se ha pospuesto la recuperación de la intendencia por una causa mayor: cambiarle el signo político a la provincia.

Más allá de las aspiraciones de cada uno de los referentes de la coalición opositora, hay charlas informales que pueden servir como puntapié inicial para el reencuentro entre los líderes de JxC. En Pilar (Buenos Aires), este lunes hubo una cumbre tucumana de varios referentes de Juntos por el Cambio que avanzaron en conversaciones tendientes a juntar, en una misma mesa, a Alfaro, a Sánchez y a todos los referentes del espacio. En ese lugar estuvieron el intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, el secretario de Gobierno del municipio capitalino, Rodolfo Ocaranza, el diputado Domingo Amaya, y los ex diputados José Cano y Facundo Garretón. En el encuentro también estuvo el dirigente del PRO, Pablo Walter. “La reunión en Tucumán es necesaria; no sabemos si habrá acuerdos, pero sí se precisa que todos nos bajemos del caballo para llegar a 2023 con aspiraciones de triunfo, con un programa para Tucumán”, dijo uno de los asistentes a la Red de Acción Política, un ámbito de intercambio de ideas entre políticos y empresarios.

La interna peronista está en ciernes. Manzur tratará de resolver la cuestión con diplomacia. Y si no lo logra, será otro el mecanismo que instrumentará. Jaldo será mucho más tajante, porque si hay algo que el peronismo quiere evitar, son las internas. Las del año pasado fueron suficientes para darse cuenta de lo desgastante que es el enfrentamiento.

Sonrisas para las fotos; problemas capitales

Las últimas declaraciones públicas de aspirantes a la intendencia por el peronismo cayeron pesado a la dupla gubernamental. Jaldo lo exteriorizó ayer en gran parte de la jornada, incluso hasta cuando se subió al helicóptero que lo trasladó hacia los Valles Calchaquíes, donde supervisó las obras de pavimentación de la ruta 307 en el tramo Ampimpa-Ruta 40.

“En las últimas oportunidades los candidatos se definieron en base a la evaluación de una encuesta o se pensó que porque eran personas no pertenecientes a la militancia o no tan peronistas iban a ‘arrastrar’ y se iba a poder ganar. Y los hechos demostraron que se perdió, y por la misma cantidad de votos”, se despachó ayer la ministra de Gobierno, Carolina Vargas Aignasse, durante una entrevista con LG Play. Fue un claro mensaje ante las versiones que dan cuenta de que la actual diputada nacional, Rossana Chahla, sería la postulante que correría con el caballo del comisario. Tal vez a la ex ministra de Salud Pública no le haga falta entrar en esa puja interna. Si Manzur decide quedarse en Buenos Aires, ella podría llegar a ocupar el espacio vacío. El actual vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo no pondría reparo alguno para que eso sea posible. Aún más, le ha pedido a la diputada que la acompañe más seguido a los actos oficiales cada vez que se encuentre en Tucumán. Son señales. Nada más que señales hasta tanto el gran electoral (Manzur) defina su situación. Hay algunos referentes de su entorno que claman por la vuelta del líder partidario. “Ningún liderazgo puede resultar fortalecido, sin territorio propio”, comentan. Una frase que oculta un llamado a la solidaridad manzurista, pero también a amenaza de choque interno por conflictos de intereses.

En medio de todo este escenario, en el que las sonrisas son para las fotos, mientras el agua turbia pasa por el río político, Jaldo trata de consolidar la gestión y, según trascendió, hoy bajará línea al gabinete. “Si alguien quiere priorizar candidaturas, que deje el cargo y haga política desde afuera. Ahora todos debemos gestionar”, dicen que exclamó. Para esta semana, el gobernador interino intentará cerrar un acuerdo con los gremios estatales, con el fin de anticipar el incremento del 11% en los salarios del sector público, como una manera de acompañar la inflación galopante. En el camino se discutirá el monto de la ayuda extraordinaria que la Casa de Gobierno otorga a los 110.000 agentes. El vicegobernador sale de gira por el interior para mostrarse como candidato. La oposición, mientras tanto, busca marcarle la cancha y pone la lupa en el Presupuesto Provincial 2023, que deberá ser elevado a la Legislatura antes de fines de mes. La preocupación opositora es mayúscula porque los dirigentes saben que será cuesta arriba pelearle a una administración peronista que, para el año electoral que se avecina, gestionará cerca de $ 730.000 millones, una opulenta cifra con la que el Gobierno debería cambiarle la cara a una provincia a la que le prometieron una lluvia de inversiones en obras públicas.

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