Alerta por las amenazas con sello narco

“Estamos preparados para poner en marcha la ley de narcomenudeo y esperar las consecuencias de su puesta en vigencia”, declaró el gobernador interino Osvaldo Jaldo. El titular del Poder Ejecutivo sabe que las cosas cambiarán en Tucumán desde el 1 de noviembre, fecha en la que entraría en vigencia la polémica norma. A sus oídos han llegado algunos rumores que generan un estado de alerta. Los transas y los narcos no se quedarán de brazos cruzados cuando comiencen a perseguirlos. Buscarán la manera de alterar la paz porque no están dispuestos a perder el dominio territorial y los millonarios ingresos que consiguieron por la inacción del Estado durante casi dos décadas.

El narcomenudeo es un sistema de comercialización de estupefacientes en menor escala. Una organización criminal, normalmente integrada por una misma familia (por ese motivo fueron bautizados como clanes), que vende pequeñas cantidades de drogas en diferentes puntos de un mismo barrio y luego va extendiendo su dominio a otros vecindarios. Las primeras señales de esta actividad se conocieron a finales de los 90 y tuvieron a Hugo “El Rengo Ordoñez” Tévez como el primer impulsor del modelo. Primero fue en Villa 9 de Julio y después en La Costanera. Los tucumanos descubrieron estas estructuras a partir de 2005 con la llegada del paco y la pasta base a la calle.

Estos grupos tuvieron una década para que el modelo se fuera expandiendo por toda la provincia. En 2015 se aprobó la primera norma para que la justicia provincial se hiciera cargo de la lucha contra este flagelo, pero todo quedó en la nada. Por iniciativa de Jaldo, en 2019 se insistió con su aplicación, pero tuvo que llegar a ser gobernador para que su iniciativa se concretara, tres años después. “Se ha perdido mucho tiempo”, reconoció el mandatario tranqueño que está obsesionado con el éxito de esta cuestión. “Pero ahora están los tres poderes del Estados encaminados para perseguir a estos delincuentes”, insistió.

Mensajes

El Ministerio de Seguridad que conduce Eugenio Agüero Gamboa recibió información clasificada de lo que puede pasar en los próximos días. “Vamos a quitarles el poder a esta gente y eso los está poniendo incómodos. Ya empezaron a reaccionar, pero seremos inflexibles”, sentenció Jaldo.

Durante la semana pasada hubo dos claras señales que no pasaron por alto. El lunes 10, en el ocaso del fin de semana hiperlargo, transas del barrio El Trébol incitaron la toma de tierras en La Costanera que fue detenida por la rápida participación de la Policía. Después de la detención de los dos prófugos del clan Caro, detenidos por robo, pero sospechados de tener vínculos narcos, uno de sus miembros publicó en las redes sociales un sugestivo mensaje. “Dios les da sus peores batallas a sus mejores guerreros, hermanos míos. Pronto saldremos de esta y a seguir sumando millones como lo hicimos siempre. Hicimos historia en el mundo del hampa de chamacos contando miles de millones. Va para todos los envidiosos que nos tiraron la mala”, publicó bajo el nick Ramiro Funes Moris y, después de pedir que se enviara la captura a LA GACETA, cerró el posteo con el ícono de un sapo. En la jerga del hampa este animal es sinónimo de “buchón” o delator.

La venganza

En el mundo del narcomenudeo tucumano observan lo que está pasando en Rosario. Saben que las amenazas y los aprietes son una alternativa para generar el miedo que los ayudaría a desestabilizar la paz en un barrio, en una ciudad y en una provincia cuyas autoridades están decididas a presentarle batalla. Los transas tienen tantas voluntades compradas que con un simple guiño de ojo pueden lanzar a la calle a personas para que tomen tierras, corten una calle, protesten en las puertas de tribunales, disparen las armas que ellos mismos les darán en contra de edificios públicos y usen celulares con chips descartables para que realicen amenazas, entre otros actos de terrorismo porque, buscan generar terror.

“Hay que estar atentos a todas estas cuestiones e inclusive tomar algunas precauciones”, aseguró un integrante de la Comisión Interpoderes que tiene a su cargo ultimar todos los detalles para que la norma entre en vigencia. Uno de los cuidados que tomaron es no revelar por ahora los lugares donde funcionarán los casi 300 puntos de atención para adictos. “Hay temor que sean atacados por los que comercializan la sustancia”, añadió la fuente.

Cuentan en las calles que los líderes de las redes de narcomenudeo están dispuestos a cualquier cosa. Tendrían un listado con los nombres de los policías que recibieron su dinero para mantener y crecer en esta actividad ilícita que darán a conocer si es que llegan a caer. Lo mismo ocurriría con los empleados judiciales que acomodaron las causas que tenían en su contra. También estarían listos para mencionar los dirigentes a los que autorizaron militar en su territorio, nada menos que en un año electoral. Estos fueron, en realidad, los motores que aceleraron el microtráfico de drogas en la provincia. En Seguridad, que dejaron en claro que sólo una división intervendrá en la investigación de estos casos, sostienen que los transas le harán un favor aportando la identidad de los corruptos para depurar a la fuerza. “Vamos a seguir caiga quien caiga”, sentenció Jaldo.

Comentarios