Entrevista a Fernando Marengo: Las cuatro patas de un plan contra la inflación

El economista jefe de Arriazu Macroanalistas advierte acerca de los riesgos globales para el precio de las materias primas.

Entrevista a Fernando Marengo: Las cuatro patas de un plan contra la inflación

El mundo está pendiente de la inflación. Y no es sólo un mal argentino. El dólar se fortalece y sigue siendo el refugio de valor en el planeta. Los precios de las materias primas, sin embargo, tienden a bajar en un contexto de reacomodamiento de la actividad económica global. Frente a este escenario, Fernando Marengo, Economista jefe de BlackTORO Global Investments y de Arriazu Macroanalistas, dice a LA GACETA que la Argentina debe reposicionarse y salir de la crisis de confianza a través de un plan antiinflacionario. Marengo será uno de los expositores de la conferencia “Expertos y Ladrillos para potenciar tu capital” que mañana se desarrollará en el Hilton Garden.

-¿Cuál es el contexto de la economía global?

-De una elevada incertidumbre en un mundo que la lucha contra la inflación y que se debate entre una desaceleración de la economía global y una recesión, con China desacelerando su crecimiento, con un mercado inmobiliario en crisis, que representa un cuarto de la economía china. Además, el Banco Popular de China está bajando la tasa de interés, a contramano de lo que pasa en el resto del mundo, preocupado por la actividad económica y el impacto que puede tener esa crisis inmobiliaria en el mercado financiero. Europa está entrando en recesión, con un serio problema inflacionario, como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania, que le genera un problema de oferta. Además, soporta la falta de gas para la producción y para la generación de energía eléctrica. Al mismo tiempo, se evidencia un problema de demanda, porque aumentan las tarifas. Esto impacta en la inflación, que implica una fuerte baja del poder de compra de los europeos. Esta combinación de problemas de oferta y demanda generan en Europa una recesión económica y obliga al Banco Central Europeo a subir las tasas. A su vez, Estados Unidos ataca el problema inflacionario y va encapsulándolo en el mercado de Real State, mientras el dólar sigue siendo el refugio de valor a nivel mundial. Diría que EEUU es la ganadora en el mundo. Y si pensamos en el contexto de la economías emergentes, el menor crecimiento por menos consumo y tasas elevadas atenta contra el flujo de capitales a la región, en un escenario de precios de las materias primas a la baja.

-¿Qué pasa con las economías emergentes?

-Podemos resaltar el caso de México, que depende de lo que suceda con la economía americana. Al mismo tiempo, hay que ver qué sucede con el precio del petróleo global y un posible movimiento de desglobalización que lleve a EEUU a depender menos de China y de Asia, en general. Así podrían relocalizarse las empresas, una maquila de compañías dentro de México. Brasil, la segunda economía de la región, muestra una situación macro que no presenta grandes desequilibrios fiscales ni del sector externo. El resultado de la elección en segunda vuelta muy acotada depara una tercera presidencia de Inácio Lula da Silva más parecida a la primera que a la segunda, con una gestión que tiende a moverse más a la centroizquierda. Sin un apoyo fuerte en el Congreso y en parte de la población de ese país, Lula tendrá que apelar al consenso a partir de un gobierno moderado. Habría que analizar si se trata de una tendencia regional de un movimiento en el que los oficialismos están perdiendo o es producto del hartazgo y cansancio de la población.

-¿Cómo proyecta que terminará el año?

-La crisis que enfrentó la Argentina en junio y julio fue el resultado de los excedentes de pesos en la economía. Se emitió más pesos de lo que mercado demandaba y esto causo pérdidas de reservas del Banco Central, ya sea por compra directa de dólares o cuasidólares que sirven como refugio de capital de los argentinos que compran divisas o bienes dolarizados, como los importados. Con los excedentes, vamos hacia mercados alternativos y así aumenta el Contado con Liqui y la brecha cambiaria. El Central responde con el aumento de la depreciación del tipo de cambio oficial, restringiendo importaciones y todo esto no hace más que afectar a la actividad económica debido a las restricciones en las importaciones. Al mismo tiempo, el importador  tiene que deshacerse de mercadería y no sabe cuál va a ser el costo de reposición. Ni siquiera sabe si podrá reponer esa mercadería, lo que implica más pérdida de reserva. El incremento de la brecha acelera la tasa de inflación. Desde que asumió el nuevo ministro de Economía en agosto, toda su política está centrada en reducir el excedente de pesos. Esto se logra con un menor desequilibrio fiscal; inclusive en septiembre hubo superávit fiscal explicado por el dólar soja, lo que generó un anticipo de liquidaciones, pero también de pago de retenciones. Además, el gobierno coloca más deuda que los vencimientos. Todo este superávit más la colocación neta de deuda positiva se depositan en las entidades financieras. Entonces, los bancos que reciben esos depósitos destina menos del 10% para dar créditos al sector privado de la economía. En vez de volcarlo a créditos se la devuelve al BCRA contra una tasa de interés en forma de Pases o Leliq. Claramente esta política de secar a plaza de pesos tiene su impacto en el mercado de cambio. La contraparte es que, en una economía qe no genera confianza, se lo paga con recesión. La inercia inflacionaria es muy fuerte entrando en un año electoral donde claramente el oficialismo querrá maximizar su caudal de votos en un escenario de inflación elevada y recesión. No sería el escenario más propicio.

-Los años electorales suelen ser expansivos para el gasto, ¿la Argentina está en condiciones de mantener esa dinámica, y apelar a la emisión monetaria?

-Cuando uno ve desde 2011, durante los años impares, el PBI de la Argentina crece y todos los años pares cae. A excepción de 2019, para maximizar el caudal de votos, se expande el gasto público con lo que hay más déficit fiscal y mayor necesidad de financiamiento. Esto te genera en el corto plazo una mejor situación en término de economía real, pero al mismo tiempo causa pérdida de reservas y más brecha cambiara y al año siguiente de la elección necesariamente hay que hacer el ajuste. El desequilibrio es insostenible y así pagamos el ajuste con una caída de la actividad económica. Claramente, la Argentina no está en una situación de seguir ese camino y, si se intenta expandir fiscalmente por vía del financiamiento monetario, volveremos a los mismos problemas de siempre: pérdida de reservas, más brecha, más control de importaciones y aceleración inflacionaria.    

-Por dónde puede pasar el principio de la solución a todos los males económicos del país?

-La Argentina tiene una crisis de confianza y, así, no hay demanda de instrumentos en pesos. La principal causa de eso es la inflación. Hay que buscar un programa que tienda a estabilizar la economía, un programa antiinflacionario. La primera pata del plan es que no se puede tener déficit fiscal; la segunda pata es que la Argentina debe aspirar a una tasa de cambio estable, ya que la unidad de cuenta de los argentinos es el dólar y, si se mueve el tipo de cambio, todos queremos ajustar los precios para recomponer esos valores en términos del dólar. Eso acelera la inflación. La tercera pata es una flexibilidad de precios a la baja, mientras que la cuarta tiene que ver con la desindexación de la economía. Si no aplicamos estas cuatro medidas, la inflación seguirá siendo una fábrica de pobres en la Argentina, en un deterioro secular que viene registrando la economía desde hace varias décadas.

Charla: sector inmobiliario

Marengo disertará mañana desde las 19 en el Hilton junto con Damian Tabakman, titular de la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos y Ian Ludmir, CEO de Forse Holding de Miami. En la conferencia de Metrocúbico estará, además, Sergio Waismann, director de Fortune International.

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