Interna en JxC: en el fondo se trata se ver quién se queda con la sigla

Todos quieren representar el cambio. Es en lo único que están de acuerdo. Nada más. Y si bien tienen hasta el 6 de marzo para inscribir la alianza en la Junta Electoral Provincial -o sea decir qué partidos van a componer el frente- resulta curioso que los principales referentes del espacio opositor no se hayan puesto de acuerdo para firmar una simple acta de compromiso diciendo que formarán parte de Juntos por el Cambio. ¿Qué los frena? No avanzar, en primer lugar, es un síntoma de desconfianza; en segundo, una señal de que no todos quieren que estén todos; en tercero -y reiterando lo que venimos sosteniendo- parece que hay quienes apuestan a la ruptura. Que se rompa nomás. En ese marco se podría hablar de picardía o de ingenuidad al lanzar fórmulas sin que se hayan convenido las reglas del juego electoral; es como empezar por atrás. Si se quiso sorprender, se sorprendió; pero también se pateó el tablero y se lo desacomodó, y costará reacomodarlo. Ahora hay una fórmula en la cancha, con Sánchez liderándola y con Sebastián Murga en el segundo lugar, quien cedió sus pretensiones de llegar a la gobernación. ¿Es una señal de que está dispuesto a seguir cediendo para que Germán Alfaro se sume como segundo? ¿A cambio de qué? Otra curiosidad es que se trate de imponer un sistema de votación -interna abierta o cerrada- antes de suscribir un simple papel de formación de la coalición. Es otra señal de que reina la desconfianza entre los opositores; o más aún, de que se pretenden imponer condiciones que desde el otro lado no van a aceptar al solo efecto de quebrar el frente, que no termina de armarse. La pelea, en el fondo, parece que pasará por ver quién se queda con la sigla de Juntos por el Cambio. El tironeo y la tensión van por ahí.


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