La desautorización a la política no tiene precedentes

SUEÑO CUMPLIDO. Messi levanta la Copa ante la multitud. SUEÑO CUMPLIDO. Messi levanta la Copa ante la multitud.

La política no pudo ponerse de acuerdo ni siquiera para que los héroes de Qatar saludaran a los millones de argentinos que se apostaron desde el predio de AFA en Ezeiza hasta el Obelisco. La Selección se tuvo que subir a los helicópteros para mirar de lejos a los fanáticos que esperaron por días el saludo de ellos. Nadie hizo el intento por poner un poco de orden. 

Por si esto no fuera poco, el presidente Alberto Fernández decretó la necesidad y urgencia de un feriado nacional en medio de una semana de fuerte consumo para miles de comerciantes que vienen padeciendo otro año de crisis, justo cuando los consumidores se animaron a gastar porque el mismo Estado le puso dinero extra en el bolsillo. 

En un país normal, las medidas se consensúan. La Argentina hace tiempo dejó de estar en esa normalidad. Los empresarios salieron a decir que, por la inactividad de un día, la economía pierde cerca de U$S 1.200 millones. Las provincias saben de los padecimientos del sector privado y algunas decidieron no adherirse a la medida nacional. 

El caso de Tucumán ha sido tan excepcional como gran parte del resto de los distritos que no se subieron al feriado. El gobernador interino salió a decir públicamente que en la provincia se trabaja normalmente y que no hay razón para acogerse a un feriado en medio del pago del aguinaldo a los estatales, de un beneficio para los tabacaleros y de una semana más que corta porque el viernes será otro día de asueto. 

En esta “rebelión de hecho” de algunos gobernadores subyace otro de los grandes problemas de la Casa Rosada: la falta de comunicación con las provincias. Más allá del discurso de federalismo que, cada tanto, los funcionarios nacionales enarbolan, no hubo ninguna consulta a los gobernadores acerca de la oportunidad de un feriado cuando las celebraciones (motivo de la decisión) se concentraron en territorio de Buenos Aires. 

Los jugadores de la Selección no tenían previsto realizar una gira por las provincias del interior y, por lo tanto, la población de cada una de las 22 jurisdicciones (exceptuando a provincia y a Ciudad de Buenos Aires) podía seguir la frustrada caravana de los Campeones del Mundo por TV o por las redes sociales.

El lunes por la noche estallaron los celulares de los gobernadores. Todos querían saber qué hacer. Sólo el chaqueño Jorge Capitanich tenía claro que firmaría un decreto de excepción al DNU nacional.

“Comparto con ustedes la excepción al decreto de feriado nacional para la provincia del Chaco del martes 20 de diciembre”, tuiteó el ex jefe de Gabinete nacional, junto con una copia del decreto provincial 3.170. A esa hora, en la Casa de Gobierno tucumana había varias luces de despachos oficiales encendidas. Jaldo había pedido al fiscal de Estado, Federico Nazur, que analice si era la vía legal correcta avanzar hacia la excepción de la aplicación en territorio tucumano del DNU nacional 842. Por las dudas, la secretaria general de la Gobernación, Silvia Pérez, aguardaba una decisión, con el fin de avanzar administrativamente con la documentación correspondiente. No pasó nada. Las declaraciones del gobernador interino en Concepción fueron el punto de referencia para que el martes sea laborable, como cualquier otro día, pero con organismos nacionales cerrados. En el fondo, nadie quiso opinar acerca de la decisión presidencial. De una u otra forma, nadie podía dictar medida alguna al tratarse de un Decreto de Necesidad y Urgencia que tiene fuerza de ley y que ir en contra de esa medida podía ser interpretada como desacato.

La improvisación nacional puso los pelos de punta a todos los empresarios. En medio de un año complicado, con un mes de fuertes erogaciones (por el pago del medio aguinaldo y del bono extraordinario de $ 24.000), la Casa Rosada decidía un feriado que implicaba más pérdidas de ventas y de prestación de servicios. La mayor complicación fue para el área de Recursos Humanos que no sólo debía hacer una reingeniería para disponer de guardias mínimas en cada organización, en caso de que se extendiera el feriado frente a tanta confusión, sino también establecer turnos de producción en los establecimientos fabriles. Lo que es más doloroso en esta época del año para los empresarios es que en un feriado se paga doble a los empleados. Una medida inesperada y onerosa, que no toma en cuenta la realidad del sector privado, más allá de que el fisco tenga la prerrogativa de cobrar normalmente los impuestos, razón un ejecutivo consultado por LA GACETA y sorprendido por otra medida albertista.

Para el comercio, en tanto, cerrar el negocio un 20 de diciembre es algo más que imposible. “Emocionalmente, no había empresario que no dijera que, pese a la decisión oficial, el martes se trabaja o se trabaja”, comentó a este diario Maria Laura Colque, directora de Escencial Consultora. En este razonamiento, varios ejecutivos se contactaron con sindicalistas, con el fin de llegar a algún tipo de acuerdo que permita sostener el esquema laboral, compensar la jornada del feriado con otro día y sostener el esquema de vacaciones y de licencias de personal, entre otras situaciones.

De acuerdo con los cálculos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas arrastran cinco meses de caída y es posible que este año cierre con un magro repunte del 1,4%. Diciembre ayuda a compensar las pérdidas, pero enero y febrero son prácticamente de pérdidas. Ni siquiera los meses buenos permiten disimular los tiempos malos.

“El establecimiento de un feriado implica pérdidas multimillonarias por el valor que la economía nacional deja de generar. Y y es especialmente dañino cuando, como ocurrió en esta ocasión se dispone de manera imprevista y poco clara en cuanto a sus alcances”, se quejó la Cámara Argentina de Comercio y Servicios. “Debe destacarse que esta imprevista decisión se produce pocos días después de otra medida igualmente inesperada como fue el bono de fin de año definido unilateralmente por el Gobierno nacional y que los empleadores privados deberán abonar a una parte importante de sus dependientes, sumando así presión a las finanzas de las empresas, especialmente de las PyME”, remarca la entidad que preside Natalio Grinman.

El triunfo en Qatar de la selección capitaneada por Lionel Messi permitió bajar las tensiones de un año inflacionario, en el que la sociedad no pudo esquivar el aumento sostenido de los precios de los productos que consume, con un Gobierno que -hasta el momento- se dedicó a bachear la economía, sin dar a conocer un plan concreto acerca de cómo podremos salir de este laberinto de menor actividad económica, con alta inflación y sin dólares en las reservas internacionales del Banco Central que permitan preservar el valor de la moneda nacional.

El presidente de la Nación está desbordado. Los gobernadores tratan de posicionarse como agentes de poder frente al renunciamiento de Cristina Fernández a toda candidatura en 2023. En Tucumán como a nivel nacional, el oficialismo encuentra en la oposición una gran aliada para no caer en la consideración social. Hay más peleas públicas en Juntos por el Cambio que en el Frente de Todos.

La sociedad resiste a la dirigencia, que no ha logrado contenerla. La desautorización a la política no tiene precedentes. Un claro ejemplo es lo que sucedió ayer a la madrugada en Ezeiza donde el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro no pudo acercarse a los campeones del mundo. El desaire se ha corporizado en ese hecho, pero atraviesa a todos los colores políticos. Mauricio Macri estuvo en Qatar, pero la Selección prefirió no recibirlo. Los argentinos están convencidos que la Selección es el espejo en el que deberían reflejarse los políticos, que priorizan más sus intereses personales que el trabajo en equipo. Así estamos.

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