Contra las malezas, un combate sin respiro

A pesar de que las lluvias en la región NOA siguen siendo el principal problema, debido a la gran irregularidad que se viene dando desde que se manifestó el fenómeno “Niña”, los productores, en general, siguen evaluando, estudiando y avanzando con sus labores, en pos de seguir produciendo para el bien del país.

Este escenario de precipitaciones que se vienen desatando de manera muy irregular no se presenta solo en la región norte, sino también de otras zonas productoras de granos del país, como la misma región núcleo, donde la falta de agua afectó los cultivos de trigo y complica la siembra de los granos estivales de primera.

A pesar de esto, el productor -al menos el del NOA- espera que las lluvias continúen y vayan llenando los perfiles del suelo con humedad. Si bien esta aún resulta escasa en algunas zonas, otras ya cuentan con lo necesario para que se realicen las tan esperadas labores de siembra.

El productor de granos ya sabe cómo afrontar estas situaciones, que no son nuevas. Debió enfriar la cabeza y evaluar los diversos parámetros para afrontar esta nueva campaña, que no está siendo fácil; no solo a raíz del clima, sino también debido a la actual situación inflacionaria que vive el país.

Debió determinar cuál es la situación de los lotes que serán utilizados para la siembra de granos. Y, dentro de esta tarea, el aspecto fundamental antes de que las lluvias aparecieran fue conocer como se viene comportando el lote, respecto de las malezas y de la fertilidad.

Tuvo que conocer cuál es su historia, cómo fue su comportamiento durante la campaña gruesa pasada y cómo pasó el invierno, en cuanto a la aparición de nuevas malezas -sobre todo, de aquellas que están generando graves problemas, como las resistentes y/o tolerantes- y al balance nutricional que va teniendo el lote.

Acerca de este último punto es necesario que si existen dudas sobre cuál es su estado actual, el productor debe realizar el análisis de suelo correspondiente para conocer sus necesidades nutricionales, sumadas a las condiciones físicas de este.

En el caso del comportamiento histórico de la evolución de malezas, el productor sabe que cada campaña se ve un avance de nuevos biotipos, que varía de acuerdo a la especie y a su capacidad de dispersión -sea natural o también de manera artificial, debido a la maquinaria-. Sin dudas, la expansión también dependerá del nivel de adopción de nuevas prácticas de manejo, tanto preventivas como reactivas.

De acuerdo a diversos estudios técnicos, en diferentes campañas una de las problemáticas estuvo dada por la gran capacidad de desarrollo temprano que tienen algunas especies perennes para desarrollarse durante el otoño. Todos saben que este invierno el cultivo de trigo se vio afectado a raíz del inicial faltante de humedad en los perfiles de los suelos. Esto hizo que el cultivo se viera afectado, y al no crecer correctamente en algunos lotes aparecieron con mayor agresividad algunas malezas complicadas.

Se suma a que el productor sabe que en la medida que se demoran las fechas de siembra de soja o de maíz, las malezas van creciendo en tamaño y van generando cada vez más dificultad para su control. Pero idealmente hay que tratar de evitar que se llegue a estas instancias; principalmente, mediante estrategias de barbechos largos o intermedios, o también mediante cultivos de invierno.

Numerosas malezas generan problemas en los cultivos de granos, tanto estivales como invernales con la presión de biotipos de gramíneas, sumadas a las malezas de hoja ancha resistentes, que van creciendo en el territorio provincial y en diferentes zonas productoras de granos de la región y del país.

Lo positivo es que las recomendaciones técnicas de las diversas instituciones de investigación y de los profesionales recomiendan evitar su diseminación y tener a mano las mejores herramientas y estrategias de manejo para su control.

Lo principal es focalizarse en tratar de mantener los campos libres de estas malezas, mediante la aplicación de acciones como la prevención de la infestación y la diversificación. Y no se habla solamente de diversificar por medio de la rotación de cultivos, sino también de diversificar manejos tanto químicos como culturales dentro de cada lote.

El éxito y la sustentabilidad económica del manejo de malezas están dados por la eficiencia en el uso de la estrategia elegida, y que se pueda utilizar todo los disponible; por supuesto, con el acompañamiento del clima, que ayude al control y a que el cultivo sembrado se exprese como corresponda.

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