Carlo Cazón
Especial para LA GACETA
La temporada de 1981 arrancó con polémica. En Sudáfrica ganó el santafesino Carlos Alberto “Lole” Reutemann, que corría para la escudería Williams, pero increíblemente no le sumaron los puntos por un reclamo de la Asociación de Constructores por el reparto de ganancias de los derechos televisivos. Dos semanas después en el circuito callejero de Long Beach, Estados Unidos, “Lole” terminó segundo por detrás de su compañero de equipo, el australiano Alan Jones. El podio se completó con el brasileño Nelson Piquet. La siguiente contienda fue en Brasil, donde intercambiaron: ganó “Lole” y Jones fue segundo. En el autódromo de Buenos Aires, Piquet ganó y Reutemann terminó segundo. Nelson repitió primer puesto en San Marino y en el quinto round “Lole” ganó en Bélgica. Todo el Mundial se desarrolló así; palo a palo y rueda a rueda. Llegaron a la última carrera a un punto de diferencia. Reutemann estaba arriba.
Bernie Ecclestone estuvo ligado a la Fórmula 1 durante toda su vida, pero entre 1981 y 2017 manejó los derechos televisivos de la categoría y durante ese periodo mantuvo el poder absoluto. Eso casualmente cuenta el documental “Lucky!”, emitido por Star+ y estrenado a finales de enero pasado. Pero no sólo eso, también narra situaciones sorpresivas (e impactantes) que hasta hace semanas nadie sabía o quizás eran un secreto a voces en el paddock de la máxima categoría. Entre ellas, que Ecclestone pagó sobornos para que “Lole” no fuera campeón del mundo.
Masajista, caja de cambios y neumáticos
El 16 de octubre de 1981 fue sábado y Reutemann se preparó para la última clasificación de la temporada desayunando un café fuerte. Se concentró, subió al Williams, probó y en el segundo intento hizo una vuelta colosal. Fue pole position y resultó la última, hasta la actualidad, conseguida por un argentino. Quedó segundo Alan Jones, su compañero de equipo, tercero Bruno Giacomelli y Nelson Piquet, quien lo seguía a un punto en el campeonato de pilotos, cuarto. El Caesars Palace de las Vegas se preparaba para una carrera inolvidable.
Al día siguiente la largada fue limpia para “Lole”, aceleró recto y llegó a la primera curva manteniendo su posición, pero no pudo hacer mucho más. La caja de cambios del Williams estaba rota y algunas marchas no entraban. Fue perdiendo posiciones hasta terminar octavo la carrera. Piquet salió quinto pero le alcanzó para ser campeón del mundo en 1981.
En “Lucky!”, Ecclestone confiesa haber pagado un soborno para que Reutemann no fuera campeón en esa carrera: “ese circuito generaba mucha fuerza G y después del primer día de prácticas era obvio que los pilotos iban a tener problemas con tanto dolor de cuello. Carlos habló con el masajista que se encontraba en boxes para solucionarlo. Yo fui a ver a esta persona y después de una discusión financiera, decidieron favorecer a Nelson”, confesó.
En diálogo con Cadena 3, le consultaron por esta declaración a la hija de “Lole”, Cora Reutemann, y dijo: “lo sabía. Pero no es sólo lo del masajista, sino la caja de cambios, el cambio de proveedor de gomas (de Michelin a Goodyear por orden del propio Bernie) y el GP de Sudáfrica”. Pero no se quedó ahí, también contó: “un día antes de la muerte de papá le pedí a Bernie Ecclestone que hablara y le dijera que había sido el verdadero campeón de 1981. No lo hizo. Por eso, cuando murió papá, Bernie me dijo que le pidiera lo que sea. Le pedí que diga la verdad”.
Un campeón argentino
Lo que hizo Ecclestone sucede en todos los rincones del deporte de alta competencia. Usar dinero, influencia y poder para beneficio propio. En 1981 Piquet manejaba para Brabham, escudería que era propiedad de Ecclestone. Perjudicar a Reutemann no fue una casualidad. Para que tengamos una idea más cercana, imaginemos por un momento que el presidente de la Asociación del fútbol Argentino fuera propietario de un club (algo que no es posible que suceda, ya que afortunadamente en este país los clubes son asociaciones civiles): ¿qué piensan que haría? Probablemente lo que hizo el viejo Bernie.
Cora Reutemann confesó también que llevará un reclamo a la Fórmula 1 para que reconozcan como campeón de 1981 a su padre. No es para menos. Solamente 34 personas en el mundo son campeones de la máxima categoría. Entre ellos un argentino, Juan Manuel Fangio (quíntuple campeón), aún sigue siendo el tercer piloto con más títulos de la historia (detrás de Michael Schumacher y Lewis Hamilton).
Las andanzas de Bernie no solo le produjeron el momento más triste de su vida a “Lole” Reutemann; también le arrebataron a todo el pueblo argentino un laurel deportivo gigante: otro campeonato del mundo