“Trabajamos todos los días para mantener la pista del hipódromo. Controlamos que no haya pozos y pasamos la rastra”, explica Francisco “Machi” Guerra, encargado de conservar en perfecto estado el escenario en el que el turf presenta cada una de sus funciones en Tucumán.
“Machi” realiza este trabajo desde hace nueve años y tiene a Sergio Abregú como compañero desde hace algunos meses. La tarea tiene una importancia crucial, no sólo para el espectáculo, sino también para evitar lesiones en los caballos y probables accidentes con los jockeys.
“Realizamos este trabajo con mucha vocación y responsabilidad, porque los jinetes tienen familia y deben volver sanos después de cada carrera”, apunta “Machi”. Una mínima imperfección en la pista puede derivar en un accidente en cadena que atentaría contra la salud de los animales y de los jockeys. “Esto tiene que ser una mesa de billar”, ilustra.
El domingo 12 de febrero comenzó la acción en el hipódromo con una reunión que congregó a más público del esperado. Para el gran día de la competencia, Guerra y Abregú intensificaron el trabajo usual. “Pasamos el tractor varias veces hasta no notar ninguna imperfección y tiramos la tierra sobrante en el círculo del medio”, precisó sobre la tarea que puede durar un par de horas.
Tanto “Machi” como Abregú arrastran la tradición familiar del turf, este último como jockey, mientras que Guerra se desempeñaba en otras tareas de mantenimiento. “Esperamos que llegue el día de carreras toda la semana, porque es una pasión más que un trabajo. La sangre tira”, expresó.
Para que las carreras se desarrollen con normalidad es fundamental la tarea de algunos trabajadores, entre los que se encuentran los asistentes de las caballerizas, los peones y los “starters” que se encargan de las gateras, además de quienes realizan el mantenimiento de las pistas. (Producción periodística: Joaquín Espeche)