Día de la Mujer: No cambió toda la realidad, pero se ven resultados alentadores

Haber nacido mujeres ya implica entrar con desventaja al juego de la vida, donde los participantes del sexo opuesto duplican nuestras posibilidades de alcanzar la meta. A nosotras nos tocará sortear muchos más obstáculos para avanzar de casilleros porque, prácticamente desde que el mundo es mundo, los genitales que nos asignó la naturaleza determinaron con qué vara se nos iba a juzgar, a calificar y a medir en todos los ámbitos.

Sin embargo, hace un tiempo ya que las mujeres hemos decidido patear el tablero y pelear por que se establezcan nuevas reglas del juego, reglas más claras, más justas y más parejas. ¿Ha valido la pena la lucha? Claro que sí. ¿Hemos conseguido cambiar la realidad de las mujeres? Por supuesto que no del todo, pero hasta aquí se observan resultados alentadores (la ley de violencia de género y el aborto legal son dos grandes conquistas que marcarán un quiebre en nuestra historia).

Pero todavía hay algo que muchas veces nos impide avanzar y que sigue agrandando la ventaja de los hombres: los mandatos sociales, esos que tanto daño nos hicieron.

Terminar de desprendernos de esa especie de manual de cómo hay que vivir no es nada sencillo. Si bien hoy las mujeres tenemos claro que somos libres de elegir y que esa elección no nos hace ni más ni menos dignas, retumban en nuestra cabeza algunos prejuicios anclados por generaciones que nos llevan a cuestionarnos una y otra vez si estamos haciendo las cosas bien.

Deshacernos de esa mochila -que cargamos internamente- va a ser una de las tareas más difíciles en este largo recorrido por la reivindicación. Probablemente nos demande un poco más de tiempo, pero hacia allá vamos.

Comentarios