Una obra sin historias centrada en el cuerpo

Un espectáculo de Carlos Osatinsky y Fernando Pelliccioli se presentará esta noche, a las 21.30, en el Teatro Rosita Ávila. Precisiones sobre la creación

ENFOQUE PERFORMÁTICO. “Golden Shadows” se presentará esta noche. ENFOQUE PERFORMÁTICO. “Golden Shadows” se presentará esta noche.

“El cuerpo es un misterio. El cuerpo no es solo nuestro instrumento, sino que constituye nuestra realidad. Para poder habitarlo en su plena capacidad e incontables posibilidades, primero debemos encarar el misterio”, se puede leer en el sitio on line que presenta a los bailarines contemporáneos Carlos Osatinsky y Fernando Pelliccioli.

Los artistas, que trabajan juntos hace más de un década, residen en Berlín (Alemania), aunque sus obras se ponen en numerosas ciudades del mundo; por supuesto, en la Argentina y en esta provincia en particular, a la que visitan regularmente cada par de años.

La danza contemporánea se debate en cada uno de estos procesos que acentúan la improvisación y la performance. Procesos, porque son el resultado de una investigación que se expresa en espectáculos pero también en talleres. Desde ya hay que aclarar que no hay una narración, ni una historia, sino una indagación de los cuerpos, que son misterios sí, pero también textos que como tales son tejidos que se entreteje con otros textos, otros cuerpos.

Este viernes, a las 21.30, en el Teatro Rosita Ávila (Las Piedras 1.550) protagonizarán “Golden Shadows”, y LA GACETA tomó contacto con ellos para esta entrevista. Osatinsky y Pelliccioli dictarán mañana y el domingo, en la sala Paul Groussac, Alberdi 71, el Taller de Exploración del Movimiento “Hacia una danza esquelética”, organizado por Tangente Movimiento y destinado a bailarines, actores, performers y “toda persona curiosa en continuar explorando a sí misma”. No se requiere experiencia previa.

- Me gustaría que describan más el trabajo escénico que presentarán, desde el mismo título.

- Podríamos decir que “Golden Shadows”, “sombras doradas” en su traducción al español, es un espectáculo de danza que tiende a una visión más performática de la escena, y que juega con diferentes posibilidades de indagar en la noción de sombra. Esta versión que presentamos en Tucumán y que venimos girando por el país viene de un proceso largo de preguntarnos dónde están los espacios sombríos en el cuerpo singular y en el cuerpo social colectivo. Cómo podemos acceder a ellos y qué modos de movernos, qué imágenes, qué materiales afines pueden surgir en un hacer artístico que nos comprometa.

- ¿A qué remite la idea de sombra?

- Tomamos la sombra en un sentido metafórico, de lo oscurecido, lo difuminado, de lo que no se ve, de lo que pulula en los márgenes de la normalidad y de repente nos extraña, nos vuelve extranjeros en lo cotidiano. Un lugar donde puede emerger una belleza salvaje y un sentido de riesgo vivificante.

- ¿Cuáles estilos, cuáles estéticas pueden acercarnos a estas sombras doradas?

- Hace tiempo que no encaramos una coreografía en el sentido convencional sino que trabajamos con partituras escénicas que organizan los elementos involucrados, con momentos fijos y otros abiertos, y que nos dan espacios para poder explorar in situ a través del movimiento. Tuvimos en su tiempo una formación en danza más formal y hemos colaborado en proyectos donde el armado de los trabajos son más convencionales. Hoy por hoy nos interesa preguntarnos sobre otros modos de habitar la corporeidad, lo que el cuerpo puede transmitir, a qué está abierto y que sentidos de afectación encontramos en lo que hacemos.

- ¿Cuál es su base de trabajo?

- Podríamos decir que nos basamos mucho en la improvisación como una práctica artística que nos sitúa como cuerpos en relación con otros cuerpos en ejercicio de tejer sentido, de abordar problemáticas y poder compartirlas, tanto con otros cuerpos que se mueven como con quienes deciden espectar. Hay un saber base de ser cuerpos al que apelamos y nuestra búsqueda está abocada a explorar esa posibilidad. Concretamente, en este caso, somos dos cuerpos en escena indagando a través del movimiento. La obra en sí no es narrativa ni figurativa, no tiene un relato lineal sino que proponemos una serie de situaciones e imágenes.

Una obra sin historias centrada en el cuerpo

“Hacia una danza esquelética”: taller sobre el movimiento

Mañana, entre las 15 y las 19, y domingo a partir de las 16, se realizará el Taller de Exploración del Movimiento “Hacia una danza esquelética” facilitado por Carlos Osatinsky y Fernando Nicolás Pelliccioli en la sala Paul Groussac (Alberdi 71). La propuesta es presentada como un espacio “apto para todo los cuerpos, tanto para los que se dedican a alguna actividad relacionada, como para quienes con curiosidad buscan desplegar sus potenciales cotidianos de movimiento”. “Durante los encuentros compartimos una serie de principios para traer nuestro foco a relaciones fundamentales en nuestra estructura -el esqueleto como asiento del movimiento y sus interrelaciones múltiples- y desplegar desde allí un campo de juego misterioso y desafiante”, agregan los dictantes. “Lo esencial es trabajar sobre modos de potenciar la atención y la escucha a lo que está pasando. Ser genuinos con eso. Nuestra práctica busca comprender el moverse desde esa perspectiva. Hay algo de los cuerpos en relación que ya expresan, que producen un efecto comunicante en el otro. Lo que pasa en el cuerpo, su relación con la gravedad, con lo sensible es una experiencia universal y que trasciende el lenguaje hablado. ¿Qué convoca la atención? ¿Cómo componer en ese sentido dándole coherencia? Colaboramos asiduamente con otros artistas en diferentes lugares del mundo que se preguntan estas cuestiones y es en lo que compartimos con ellos y en las instancias de taller que ofrecemos donde encontramos recursos más o menos efectivos. Cada obra que generamos es un marco donde arriesgar más o menos exitosa o fallidamente una respuesta”, detallaron para LA GACETA.

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