Hay victorias que valen mucho más que tres puntos y la de San Martín en esta oportunidad es oro en polvo. La logró con entrenador alternativo, luego de una semana fatídica en la que había sufrido dos derrotas en fila y perdió el DT que había iniciado el proceso. Y además tras la apretada de la barra al plantel. Cuando en el horizonte asomaban nubarrones, el “santo” recuperó la sonrisa y ganó un partido crucial.
El gol de Emanuel Dening, en la primera llegada de riesgo sobre el arco “verdinegro”, tranquilizó los tantos y permitió que el equipo pudiera soltarse. No era un partido sencillo para jugar, pero San Martín tuvo la virtud de saber acomodarse, de tranquilizarse y de disputar cada pelota como si fuera la última.
Alexis Ferrero volvió al 4-4-2, sorprendió con la inclusión de Leonel Bucca y de Ulises Vera en el medio campo; y la jugada le salió perfecta.
Esta vez, pese a que aún le falta demasiado para encontrar la mejor versión, el equipo mostró el juego asociado y las triangulaciones que se le reclamaron durante la breve “era Delfino”.
Pasó algunos sofocones en defensa, pero dio la sensación de que fue producto de los nervios y de la ansiedad de los jugadores por retomar el camino victorioso y por enderezar un rumbo que parecía perdido.
Durante el complemento el equipo mostró su mejor cara. Supo aguantar los primeros minutos, esperó, se replegó ante un San Martín de San Juan que se había adelantado buscando el empate y cerró el partido en unos minutos en los que aceleró, mostró buenas ideas y contundencia.
Los tantos de Nahuel Banegas, Brian Andrada y Augusto Aguirre, en contra, llegaron casi uno detrás del otro y sirvieron para relajar las tensiones y liberar el nerviosismo que había en las tribunas.
Andrada fue el mejor exponente del dueño de casa. El ex Gimnasia de Mendoza jugó el mejor partido desde que llegó a La Ciudadela. Estuvo participativo, pidió siempre la pelota e intentó perforar la defensa rival en cada intervención.
El gol del descuento de Abel Masuero, con el partido entrando en la recta final, fue lo único negativo que tuvo el “santo” en esta presentación. Porque llegó cuando parecía que San Martín podía terminar floreándose.
Pero el 4-1 tiene un valor incalculable. La victoria llegó en el momento preciso para desactivar cualquier foco de conflicto y para demostrar que con actitud, con ganas e intentando darle pases al compañero se puede encontrar la tan necesaria paz.
Eso sí, el triunfo no debe nublarle la vista a nadie en Bolívar y Pellegrini. Los dirigentes tendrán que acelerar la búsqueda de un entrenador que llegue para consolidar este buen paso. No deben fallar en la elección, porque si hay algo que sigue claro pese a la valiosa victoria es que el equipo necesita trabajo.
El “santo” necesita mejorar en la solidez defensiva, agarrar confianza y consolidar el juego asociado que se le vio por momentos en esta oportunidad.
“El equipo va a cambiar la imagen”, le había prometido a LA GACETA Ferrero en la previa al duelo con los sanjuaninos. Y acertó, al igual que en el planteo, en la inclusión de algunos jugadores que parecían estar “borrados”, y luego en los cambios que permitieron que el equipo cerrara la goleada y terminara de manera más holgada el partido.
El triunfo llegó a tiempo. San Martín volvió a acomodarse en la tabla de la zona A y parece estar listo para volver a “vivir”. Por eso sus hinchas se fueron contentos y pidiendo a gritos que se consolide la levantada para pelear por cosas importantes, la meta de todos en La Ciudadela.