¿Qué pasaría en el oficialismo si la Corte le falla en contra?

Los sigilosos viajes de Juan Manzur a Buenos Aires ponen incómodos a propios y a extraños. La elección provincial ingresó en la recta final y hay dos cuestiones judiciales que embargan al oficialista Frente de Todos por Tucumán. Una se refiere al pedido por Juntos por el Cambio contra la candidatura a vicegobernador del actual mandatario provincial, aduciendo una interpretación constitucional antojadiza y que sólo intentaría que el propio Manzur se mantenga, a cualquier precio, en el poder. La otra cuestión tiene que ver con el pedido de suspensión de los comicios previstos para el domingo 14. En ambos casos, el gobernador guarda absoluto silencio, aunque ya había considerado que se trataba de cosa juzgada. Sin embargo, dentro del oficialismo esperan el jueves, el día de las decisiones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Siendo aún jefe de Gabinete de la Nación, en diciembre pasado, Manzur ya había obtenido en favor de su postulación por parte del procurador general, Eduardo Casal, que rechazó el planteo opositor. Sin embargo, le dejó al máximo tribunal la posibilidad de que decida si acepta tratar el caso. Esta semana el tema volvió a ocupar la agenda nacional a partir de la inminencia de las elecciones tucumanas. En la Casa de Gobierno creen que el tribunal superior del país no avanzará con las denuncias que realizó Juntos por el Cambio, al considerar que se trata de una cuestión del Derecho Público provincial. Además, consideran que la Corte no tiene en mente poner otro frente de conflicto político e institucional en un momento económico difícil para la Argentina.

¿Qué pasaría si hay un fallo adverso a la Casa de Gobierno? Ese escenario es el menos probable que ocurra, dicen los allegados a Manzur. Tomando en cuenta si se convierte en una posibilidad real, el gobernador está actuando como jefe de campaña y es muy probable que el elegido para acompañar a Osvaldo Jaldo en la fórmula gubernamental pueda ser el actual presidente subrogante de la Legislatura, Sergio Mansilla. También hay “plan B” para el caso de que la Corte decida suspender las elecciones, tal como lo reclama la oposición. “Un mes más a nosotros no nos hará mella. En todo caso, será un mayor gasto para la oposición que tendrá que prever el alargamiento innecesario de la campaña”, contestan en el edificio de San Martín y 25 de Mayo. En las actuales condiciones económicas, pocos son los que tienen la espalda financiera para dar batalla y sostener una candidatura que cuesta millones de pesos. Además, Manzur estima que una postergación del turno electoral le permitiría al peronismo consolidar la estrategia de campaña para obtener una victoria en San Miguel de Tucumán. De hecho, en cada acto que participa en algún circuito capitalino, el gobernador no deja de repetir que, por si acaso, el actual jefe municipal y candidato a vicegobernador por Juntos por el Cambio, quiere precisamente el cambio, éste se dará en la ciudad que hoy dirige, “porque tendremos una intendente justicialista, a Rossana Chahla”, repitió este domingo en varios actos partidarios.

Sin embargo, no todo es un lecho de rosas para el oficialismo provincial. Treinta días más de campaña puede tener cierto costo político, por la endeble situación cambiaria del país y las piruetas que debe realizar el ministro de Economía, Sergio Massa, para conseguir los dólares que siempre le faltaron a la gestión del presidente Alberto Fernández. El tigrense tiene un ojo puesto en el mercado y el otro en las reuniones que él y sus allegados mantienen con distintos referentes del Frente de Todos. Las encuestas de distintas consultoras vienen advirtiendo a la Casa Rosada que, si todo se mantiene como hasta ahora, con un dólar cada vez más azul en las pizarras y una inflación que no baja del 7% mensual, es probable que el Partido Justicialista termine en tercera posición en las próximas elecciones. Los gobernadores han contribuido, con el desdoblamiento de los comicios locales respecto de los nacionales, para que aquel escenario se consolidara. Nadie estaba dispuesto a arriesgarse a quedar atrapado por la corrida cambiaria, mucho menos por las consecuencias socioeconómicas de una gestión que no supo, en estos casi cuatro años de mandato, encontrarle el rumbo a la economía.

El llano incomoda a muchos referentes oficialistas, que hasta ponen fichas por el libertario Javier Milei. “Mientras más demoren Juntos por el Cambio y el peronismo sus definiciones políticas, más favorecido se ve Milei, que en las últimas semanas ocupó prácticamente en soledad el centro de la escena política”, señala el último sondeo realizado por Zuban Córdoba y Asociados. “En la volatilidad argentina aparece una certeza importante: el escenario de tercios que empezamos a advertir hace más de un año hoy es una realidad concreta. La paridad entre Juntos por el Cambio, el Frente de Todos y La Libertad Avanza de Javier Milei se encuentra ya casi en un triple empate técnico”, confirma la consultora privada, que vaticina que en agosto se darán las elecciones primarias más importantes de la historia argentina. El clima social no contribuye a arriesgar un resultado. La economía sigue poniendo su boleta en las urnas, con el malhumor ciudadano por la falta de claridad acerca del rumbo de la economía, más allá de los candidatos presidenciales.

Sin liderazgos fuertes, Manzur cree que puede tener chances de colarse en la discusión nacional. Eso comenzará a auscultar el día después de las elecciones provinciales. Y aquí es donde se ingresa en un choque de intereses con Osvaldo Jaldo. Si el actual gobernador decide viajar más periódicamente a Buenos Aires, ¿le dará la lapicera con la tinta suficiente para tomar decisiones de fondo, pensando en un eventual mandato propio a partir de octubre, si es que logra la victoria electoral? En la campaña, el vicegobernador se complementa con su compañero de fórmula porque entre ambos no lograrían cubrir toda la geografía provincial con tantos candidatos, pero también porque, en algunos casos, las relaciones con ciertos dirigentes no han quedado bien del todo, después de la puja de 2021. Aun así, el presidente de la Legislatura querrá que Manzur le brinde amplias atribuciones para tomar decisiones de fondo si es que considera que hay que realizar modificaciones de nombres y de programas durante la transición. Ese es un tema que todavía no se habló entre ambos, por lo espinosa que significa una decisión de tal naturaleza. En el interior de su oficina, Jaldo reniega de cierta pasividad de algunos funcionarios del Poder Ejecutivo que, a su entender, terminan generando inconvenientes a la administración y, naturalmente, golpean las proyecciones electorales del Frente de Todos por Tucumán. Fuera de ese ámbito, el vicegobernador se mantiene callado. El autoconsuelo es que no es su gabinete, mucho menos la estructura que tiene pensada si llega a ocupar el sillón de Lucas Córdoba.

A 11 días de las elecciones, en el oficialismo el nerviosismo vuelve a instalarse. Manzur quema todas las naves para convertir a Jaldo en su sucesor, pero a la vez para mantener la cuota de poder necesaria para presentarse en Buenos Aires como uno de los líderes territoriales del Partido Justicialista nacional. Nada es gratis en la política, mucho menos cuando el poder está en el medio. Resta saber qué costos está dispuesto a pagar Manzur para sostenerse en la marquesina política y cómo accionará su compañero de fórmula si llega a sucederlo. La pregunta que se hacen en el oficialismo es si se repetirá la historia observada en anteriores gestiones o si, por el contrario, Manzur y Jaldo inaugurarán un ciclo de convivencia política sin cortocircuitos, en caso de ganar las elecciones del domingo 14.

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