Las mujeres en la vida de Fito Páez

 Fito Páez, Cecilia Roth y Fabiana Cantilo, a finales de los años '90. Fito Páez, Cecilia Roth y Fabiana Cantilo, a finales de los años '90.

El cantante rosarino está de moda y todos hablan de él, su vida y sus canciones. Luego de festejar el año pasado los 30 años de su disco “El amor después del amor”, el disco más vendido de la historia del rock argentino, lanzó su “biopic” en Netflix. Autorizada y revisada por él, la serie de ocho capítulos con el mismo nombre de su disco más popular ya ocupa el primer puesto del top 10 en el país y acumula más de 6.8 millones de horas vistas globalmente. Es que su vida es tan atrapante como su discografía.

Fito Páez nació en Rosario y su madre murió de cáncer cuando él tenía 8 meses de edad. La ausencia de ella –paradójicamente- lo acompañó siempre. Su madre era pianista y el piano ocupa un lugar principal en la serie y en el living de la casa en la que vivió el pequeño Fito hasta pasados los 18 cuando decidió irse de su casa “a tocar rock and roll”. El piano cerrado con llave – como el corazón de su padre, impenetrable-, ocupa los principales recuerdos de la infancia del músico. Su mamá también estaba dentro de ese piano cerrado porque tanto ella – como el pequeño Fito- siempre fueron música.

La temprana muerte de su madre fue un golpe duro para toda la familia y Fito fue criado en una hermosa tribu: su papá, su abuela paterna Delia, su tía abuela Josefa y su tía Charo fueron fundamentales en su vida. Las mujeres fueron sus cuidadoras y guardianas, calmaron con caricias y cantos al pequeño Fito y lo acompañaron en su decisión de hacer música, oponiéndose al deseo paterno que solo veía a la música como un “hobby”.

Más adelante llegaron a su vida otras mujeres: su primera pareja, Fabiana Cantilo, a quien el músico sedujo y cuidó con cariño. Su primer amor y hasta el día de hoy, una de sus íntimas amigas y con quien comparten el recuerdo de uno de sus temas más conocidos: “Fue amor” (1990). “La culpa de la ruptura pareciera ser compartida porque el tema lo explica: ‘Yo podría haberlo hecho mejor, vos podrías acercarte a mí’, comienza la letra, que también se refiere a los consumos problemáticos de cada uno: ‘Vos buscando el polvo de Dios, yo bebía para irme de aquí’ ”, publicó el diario Clarín en una nota recientemente.

Su renacer amoroso sucedió cuando conoció en 1991 a la actriz Cecilia Roth, con quien compartió 12 años de vida en pareja, la cual inspiró su famoso disco y, especialmente, el tema “Un vestido y un amor”; y con quien tuvo a su primer hijo: Martín Páez. Hace un tiempo, la actriz habló con Radio Mitre sobre el vínculo con el músico y dijo: “Es importante para mi hijo que los dos nos llevemos bien. Que los dos tiremos para el mismo lado. Nos costó el reencuentro desde otro vínculo, aunque nunca te hayas dejado de querer. Nunca dejé de amar a Fito. Lo amaba como pareja y ahora lo amo como amigo, como hermano. Martín eso lo ve; ve la relación que tenemos y creo que eso lo tranquiliza mucho, lo pone fuerte, evidentemente. Le hace creer en el amor también y es posible después de una separación reencontrarse en las mejores cosas de cada uno y no tener por qué soportar las otras”, explicó la actriz de “Todo sobre mi madre” (1999, dirigida por Pedro Almodóvar).

En 2004 nació Margarita, su única hija mujer junto a otra actriz, Romina Ricci, con quien estuvo en pareja luego de separarse con Roth. “No hay nada estricto con mi papá”, dijo Margarita en 2018 en el programa Cortá por Lozano. La adolescente heredó las dotes musicales de su padre, quien le dedicó al menos dos canciones: “Waltz for Margie” y “Margarita”.

La manera de describir a estas mujeres, por parte de Fito, tanto en lo personal como en su música, excede al rol que la sociedad le adjudicó a la mujer desde hace tiempo. “¿Sabés lo que me ayudó a vivir? El amor que me dieron mis abuelas. Todo eso no lo borró un asesino: está aquí, en mi corazón. Por eso cuando hice ‘El amor después del amor’, muchos no entendieron que no estaba hablando solamente de Cecilia Roth... Estaba hablando de mis abuelas. Y por llevarlas conmigo, sé que vivir sin amor es una enfermedad”, le confió Fito a Enrique Symns en 1995 para el libro que firmaron juntos, publicó Teleshow. “El amor y la vida de esas mujeres lo hicieron ir por un tubo de una manera muy delirante. Y no hay nada que pueda apaciguarme. Interiormente, hoy todavía sigo tomando pastillas para dormir a causa de que tengo pesadillas cuando duermo”, dijo refiriéndose al asesinato de sus abuelas. “Si bajás el volumen y lo ves al tipo cantando (a Fito), lo único que hay es un tipo que está diciendo: ‘¡Mamá, mamá, mamá!’. Eso es todo. De eso se trató toda mi vida”, le resumió a Leila Guerriero en 2018.

Siempre se dijo que los artistas varones tenían sus “musas”, palabra que viene de la mitología griega, haciendo referencia a las divinidades inspiradoras de las artes. Y puede ser. Las relaciones inspiran, proyectan y ayudan a construirnos. Sin embargo, las mujeres en la vida de Fito fueron más que musas: fueron ausencias, compañía, iguales, guías y hoy son pares.

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