Rugby femenino: con alma de campeona

En Majadahonda, la monteriza Luisina Contreras ganó el título de la División de Honor, la máxima categoría femenina de España

VERSATILIDAD. Luisina cerró la temporada jugando de medio scrum, pero también jugó de centro y hasta de tercera línea.  VERSATILIDAD. Luisina cerró la temporada jugando de medio scrum, pero también jugó de centro y hasta de tercera línea.
10 Mayo 2023

Si algo no se puede decir de Luisina Contreras es que le falta audacia. Así como se animó a elegir el rugby hace 10 años, cuando tenía sólo nueve y la aceptación que había de las mujeres era mucho menor que ahora, no dudó en dejar su casa, su club, sus amistades y su querida Monteros para perseguir el sueño de jugar en Europa. Y estando allá, también se animó al desafío de jugar de lo que le pidieran: de primer centro, de segundo centro, de medio scrum o hasta de tercera línea si hacía falta. Su fe y sus sacrificios tuvieron su mayor recompensa hace algunos días, cuando con su club (Majadahonda) se consagró campeona de la Liga Iberdrola, la máxima división del rugby femenino de España. La monteriza marcó uno de los tries con los que Majadahonda derrotó en la final a Coterva Cocos (39-22) y le puso fin a una sequía de 29 años y a una racha de cinco subcampeonatos en las últimas siete temporadas.

“Fue un fin de semana muy especial. Nosotras jugamos, la final en Cáceres y después de los festejos y del tercer tiempo nos fuimos a Cádiz para ver al segundo equipo de nuestro club (las “Bgirls”), que al día siguiente jugaba la final por el ascenso a la División de Honor B. Fueron dos días increíbles, estuvimos apoyándonos entre todas. Y al día siguiente tuvimos nuestro festejo con un asado, que acá le llaman barbacoa, al que asistieron autoridades del club y también el plantel masculino”, contó Luisina, quien firmó cinco tries en el torneo para las campeonas.

La ex “naranjita” llegó a Majadahonda en marzo del año pasado, luego de que un video con jugadas suyas entusiasmara a los entrenadores del club madrileño. Tras una corta estadía de tres meses regresó a Argentina, pero pronto la llamaron para que volviera. Y desde su arribo en octubre fue rotando en varios puestos hasta asentarse como medio scrum. “Crecí un montón como persona y jugadora. Tengo la suerte de haber llegado a un equipo de muy buenas personas, que me recibieron con los brazos abiertos. Mis compañeras son increíbles. El nivel de rugby es muy bueno y aprendí un montón, porque en el equipo hay varias chicas que juegan en la selección española. Eso ayuda mucho”, destacó.

Aunque ya tenga una década de experiencia previa entre Monteros Voley, el seleccionado tucumano y el argentino juvenil, Luisina no deja de ser una chica de sólo 19 años que acaba de terminar el colegio. Y a esa edad no es fácil procesar un cambio tan significativo como el de irse a un país desconocido a un océano de distancia. “Al principio no costó tanto, me sentía cómoda en el club, aunque me perdía mucho en el metro o en el colectivo, ja ja. Pero cuando fueron pasando los meses se empezó a sentir mucho más la distancia. Hablaba casi todos los días por videollamada con mi familia después del entrenamiento. En el deporte, se tienen días buenos y malos, y los malos cuestan mucho cuando estás sola. Pero pude sobrellevarlos gracias al apoyo de mi familia”, agradeció Luisina, quien comparte vivienda con dos chicas (.una española y una ucraniana) y dos chicos (un argentino y un español).

“Aparte tuve la suerte de conocer a dos chicas de Tucumán con las que pasé conociendo varios lugares. La primera vez que vine a Madrid conocí a una monteriza que me ayudó un montón. Son muchas las personas que me ayudaron y me hicieron conocer lugares de España”, agregó.

Por otro lado, confesó que aún no decidió cuál será el camino a seguir: “por ahora disfrutar del club, del triunfo, seguir entrenándome y mejorando como jugadora y como persona, que es lo primordial para mí. Después veremos qué oportunidades se presentan”.

Mientras tanto, aprovecha los espacios libres que le deja su rutina de gimnasio y trabajo de campo para salir a recorrer nuevos lugares: “también me gusta leer y a veces hago clases de yoga. Me gusta mucho estar ocupada, ya que así es un poco más fácil llevar la distancia”.

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