¿Cómo se gestó la candidatura a vicegobernador de Miguel Acevedo?

Los nombres que quedaron en el camino.

MIGUEL ACEVEDO. la gaceta / foto de Alejandra Casas Cau MIGUEL ACEVEDO. la gaceta / foto de Alejandra Casas Cau

A fines de la década de 1990, Miguel Acevedo se destacaba en la Dirección de Organización y Método dependiente del Ministerio de Economía. En ese entonces, el bussismo había confiado la conducción del área de Hacienda en Domingo Arroyo, que renunció al cargo en septiembre de 1999, un mes antes de que Antonio Bussi dejara el cargo. Antes de dimitir, Arroyo reunió a su equipo en la Caja Popular para comunicar su decisión.

En ese encuentro nominó a Acevedo, un funcionario de bajo perfil, para cerrar un ciclo tormentoso en el que el ajuste fiscal era tan ineludible como la inundación de Bonos de Cancelación de Deudas (Bocade). Una noche, Bussi conminó a Acevedo a estampar su firma en el molde con el que se imprimía aquellos “papeles pintados”. Ese día, el hasta ahora ministro del Interior del gobierno de Juan Manzur estuvo a punto de dejar el cargo. No tuvo opción.

Acevedo portaba el carnet del Partido Justicialista. El bussismo lo sabía, pero no tenía otra opción más que él para ocupar el Ministerio. Las protestas aturdían a los moradores de la Casa de Gobierno. Acevedo es uno de los discípulos más cercanos al actual ministro de Economía, Eduardo Garvich. En él se aferra cada vez que algún problema lo aqueja.

Antes que José Alperovich asumiera como ministro del fallecido gobernador Julio Miranda, Acevedo colaboró en la transición. Exhibió el carnet de afiliación al Partido Justicialista que había gestionado en su juventud.

Más de dos décadas después, su carrera en la función pública lo encuentra a las puertas de convertirse en vicegobernador si el electorado tucumano elige a la fórmula del Frente de Todos por Tucumán que encabeza Osvaldo Jaldo. ¿Cómo se gestó esta impensada postulación?

Manzur y Jaldo compartieron una serie de encuentros en medio de la presión interna para destrabar los comicios. El gobernador sabía, en el fondo, que su postulación se topaba contra un muro de impugnaciones difícil de sortear. La Corte Suprema de Justicia de la Nación le dio varios indicios de que no le aceptaría que forme parte de la fórmula oficialista.

Cuidó las formas jurídicas de extender la agonía de una postulación, más no las consecuencias políticas de ese desenlace. Jaldo optó por el silencio. Cualquier cosa que pudiera opinar sería utilizado en su contra. Incluso la noche del martes cuando inesperadamente el titular del Poder Ejecutivo se sometió a la consideración jaldista en plena sede legislativa y no en la Casa de Gobierno. Manzur continuó con sus discursos de jefe de campaña. Jaldo mostró un rostro adusto con frases de ocasión como “no barajamos la posibilidad de que Manzur se baje” o “la fórmula está firme”.

- La “burra” es muy bueno con nosotros, pero encabeza una lista importante de candidatos en el Oeste.

- Tenés razón. ¿Vos tenés a alguien en mente?

- Puede ser Miguel. Miguelito Acevedo.

No hizo falta más diálogo entre el gobernador y el vicegobernador que quiere convertirse en el sucesor de Manzur. La “burra” es el presidente subrogante de la Legislatura, Sergio Mansilla, uno de los dos grandes armadores del Oeste, que es una de las pocas voces de la conciencia manzurista y que acompañó a Jaldo durante los 513 días de ausencia del sanitarista cuando recaló en la Casa Rosada como jefe de Gabinete de Ministros de la Nación. “Sacrificarlo políticamente” implicaba un fuerte dolor de cabeza en el rearmado de acoples en una aceitada sección electoral.

La otra es la del Este donde Darío Monteros montó una estructura fuerte, con orientación jaldista, que complementa a la de la familia Leal, los manzuristas de esa zona. El actual intendente bandeño posteó en sus redes sociales un “aggiornado” afiche donde aparece ya Acevedo como candidato a vicegobernador y conserva a Manzur en la fotografía, una postal que pronto será parte del pasado. Los nuevos afiches que se colocaron en el centro capitalino contienen a Jaldo y a la postulante a la intendencia Rossana Chahla. Manzur ya no está en ellos.

Pero, ¿cuáles eran los otros nombres en danza para reemplazar a Manzur en la fórmula?

El primero que sobrevoló la mesa de conversaciones/negociaciones entre Manzur y Jaldo fue el del actual senador nacional Pablo Yedlin. Hombre muy cercano al mandatario, el pediatra corría con el caballo del comisario toda vez que se especulaba con una probable salida del campo de juego electoral de Manzur. No fue el caso. Se explicó que puede tener protagonismo en la próxima composición legislativa siempre y cuando el actual gobernador le pida la banca en la Cámara Baja antes o cuando termine su mandato, el 29 de octubre.

Jaldo no estaba muy convencido de que Yedlin sea una opción que permita mantener encolumnado al Frente de Todos. Algunos de sus colaboradores comentan que respiró profundamente cuando el propio Manzur nominó a Acevedo. Ambos ya habían trabajado juntos en Interior. Conocen el movimiento de municipios y comunas rurales; fueron ambos ministros de Economía y sus carreras pueden seguir teniendo coincidencias (ahora en la vicegobernación) si ganan las elecciones provinciales. Un dato curioso: Manzur sucedió a Alperovich. Jaldo a Manzur. ¿Querrá Acevedo repetir el itinerario si se consagra vicegobernador? Cabe esa posibilidad porque el peronismo tiene memoria selectiva y deja en el camino al conductor de turno cada vez que se apaga la luz del poder. En el PJ saben perfectamente cuál es la parrilla que huele a asado y cuál es la que está perdiendo fuerza, porque se le apaga el fuego del poder.

Otro que quedó en el camino hacia la fórmula oficialista fue el actual presidente del Concejo Deliberante de la Capital, Fernando Juri. Algunos dirigentes peronistas coinciden en comentar que el dirigente capitalino tenía esperanzas de volver a conducir la Cámara.

Pero para alcanzar ese objetivo necesitaba del consenso del binomio gobernante. No lo tenía, porque aún hay heridas de la interna pasada que no cicatrizaron. Por eso se consolidó el apellido Acevedo que, por esas cosas del destino político, no estaba contenido en ninguna boleta del Frente de Todos. ¿Casualidad o causalidad? Nadie puede asegurar nada. La política es el arte de lo posible, y de lo imposible también.

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