Un escenario de tres tercios. Eso es lo que vaticinan las consultoras políticas respecto de las elecciones nacionales que se viene. Y en esa puja electoral se inscriben el oficialista Frente de Todos, Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza, con el economista Javier Milei a la cabeza. Cada cual tiene sus propios problemas en el período preelectoral. Milei no termina de consolidarse en cada distrito, de tal manera que su perfomance en las elecciones sigue siendo una incógnita, aunque canaliza el malhumor social con las coaliciones que vienen turnándose en el poder. Juntos por el Cambio todavía no conforma su oferta y aguarda las internas de agosto para dirimir posiciones. El Frente de Todos llegará a las urnas bajo el estigma de la gestión del presidente, Alberto Fernández.
La “economía del bolsillo” juega un rol fundamental -entre otros determinantes- en la confianza que la sociedad tiene en un gobierno, y, consecuentemente, en sus decisiones de voto. Al momento de votar, el grueso de la población no lo hace mirando el nivel de las reservas netas, el déficit fiscal o la asistencia monetaria del Banco Central al Tesoro, sino que se ve influida por lo que vive en carne propia en el presente: la evolución del poder adquisitivo, el empleo, la capacidad de consumo y las condiciones de vida son factores mucho más relevantes al momento de castigar o recompensar la gestión de los gobiernos, indica Ecolatina. En otras palabras, esa economía de bolsillo tiene un peso gravitante en cada elección.
Según la consultora privada, el empobrecimiento del tejido social vaticina el peor escenario en la historia de las PASO desde que estas primarias fueron puestas en prácticas, en 2011.
• La principal evidencia se encuentra en la tendencia creciente de la tasa de pobreza: hoy supera el 40%, registro que no sólo supone el nivel más elevado para un año electoral, sino que es el mayor desde 2005, señala Ecolatina.
• Esta desmejora tiene lugar frente a una creciente inflación que, según estima la consultora, supera el 115% interanual en mayo, alcanzando niveles considerablemente superiores al del resto de los años electorales (los mayores desde 1991, a la salida de la última hiperinflación). Para dar cuenta de la magnitud, la suba de precios se ubica 70 puntos porcentuales por encima del último año electoral (2021), 60 por encima de 2019 y 90 por encima del promedio de inflación anual del resto de los años electorales analizados (25%), que exhibieron una cifra anual en un rango más similar.
• Esta dinámica ha dado lugar a un manifiesto debilitamiento del ingreso real de los hogares, tanto laborales como no laborales. Por un lado, el salario real (formal e informal) se ubica en 2023 en el nivel más bajo en contraste a todos los años electorales, previendo que este año sea el sexto consecutivo de caída. En este sentido, luego del último pico alcanzado a mediados de 2017, el salario real formal se ubica actualmente en niveles 19% inferiores hasta marzo, mientras que el deterioro del salario real informal para el mismo periodo alcanza el 42%.
• El Salario Mínimo Vital y Móvil perdió un 37% de poder de compra respecto a 10 años atrás (elecciones de 2013), la jubilación mínima un 24% (aun contemplando los bonos actuales) y la Asignación Universal por Hijo un 18%. A ello se suma la desaceleración del consumo privado.
Además del paulatino deterioro de las condiciones de vida, la confianza en el Gobierno se sitúa actualmente en mínimos, no sólo respecto a otras previas electorales, sino en términos históricos.
La evolución del Índice de Confianza en el Gobierno de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, mostró en abril que, en el componente “Evaluación general del gobierno”, la actual gestión obtuvo el puntaje más bajo desde diciembre de 2002, durante el gobierno de Eduardo Duhalde.