El frío polar también se siente en Casa de Gobierno

El frío polar también se siente en Casa de Gobierno ARCHIVO LA GACETA

Las bajas temperaturas son persistentes. Mucho más el frío electoral. La ola polar no sólo aqueja a los tucumanos, sino que también se posó en la Casa de Gobierno. A 11 días de las elecciones provinciales, en la sede del Poder Ejecutivo no hay clima de elecciones. Los pasillos del primer piso del edificio presentan una quietud poco habitual de lo que ha sido una constante a lo largo de los casi ocho años de mandato de Juan Manzur. El gobernador se refugia en su despacho. Pero no llega al final de la jornada administrativa. Suele salir a las caminatas u otras actividades en barrios capitalinos o en localidades del interior. No se conoce agenda de actividades. Es celosamente guardada por sus colaboradores, que tratan de preservar la figura del mandatario eligiendo terrenos poco hostiles con los políticos. Lo mismo le pasa al vicegobernador y candidato a gobernador por el Frente de Todos por Tucumán, Osvaldo Jaldo, que ha focalizado su accionar político en territorio amigo. Ayer, por caso, compartió un almuerzo con referentes oficialistas en la casa del actual intendente de Monteros, Francisco “Pancho” Serra, tras una recorrida por el Ingenio Ñuñorco, donde participó del acto de inicio de la zafra en ese establecimiento.

El estado de nerviosismo persiste, pero las primeras encuestas que encargó el oficialismo muestran cifras que tranquilizan los espíritus justicialistas. Mario Nahuz, director de N y A Consultores, acercó a Jaldo algunos resultados. Marcó que la diferencia entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio es de entre 13 y 15 puntos. Sin embargo, no todo es color de rosa. Por ejemplo, uno de los datos más inquietantes es que el 9% de los consultados ha respondido que aún no tiene definido su voto. A nivel provincial, el titular de la Legislatura considera que no es un porcentaje que inquiete, ya que la mayoría de los electores tiene definido cómo sufragará el domingo 11 de junio. Los gestos de preocupación asoman cuando se analiza lo que puede llegar a suceder en San Miguel de Tucumán. En la Capital la diferencia entre la esposa del actual intendente Germán Alfaro, la senadora Beatriz Ávila, y la diputada nacional justicialista Rossana Chahla es exigua. Por primera vez en mucho tiempo, el jaldismo reconoce que el triunfo de la ex ministra de Salud está muy cerca, a 1,5 punto de diferencia respecto de la postulante de Juntos por el Cambio y, más específicamente del Partido de la Justicia Social. Aún más, se admite que Chahla tiene mayor intención de votos que la fórmula Jaldo-Miguel Acevedo. ¿Por qué tanta confianza peronista? En las elecciones pasadas, Juntos por el Cambio siempre llegó con una diferencia importante de votos a las elecciones, al menos en los sondeos preelectorales. Esta vez se instaló con anticipación la postulación de la ex ministra de Salud, aprovechando la dispersión opositora para nominar a su oferta política. Hacia fines de esta semana llegará el equipo de asesores que el oficialismo suele contar para el último tramo de la campaña. Uno de ellos es el sociólogo Hugo Haime, que esta semana completará su encuesta, encargada por el propio Manzur. El consultor cree que el escenario se mantiene con una diferencia de dos dígitos respecto de su principal competidor, más allá de que en el camino se haya modificado la fórmula gubernamental.

Bajo cero

Los ministros van a sus oficinas. Permanecen en ella casi la mayor parte de la mañana a la espera de una llamada de la privada de la gobernación. En muchos casos no sucede. Pocos pueden hablar con el gobernador. Varios de ellos, en cambio, reciben mensajes del candidato a gobernador. Muchos de ellos aspiran a encarar nuevos rumbos como candidatos a legisladores y a concejales. Pocos creen que pueden perdurar en sus oficinas en caso de que el oficialismo se imponga el domingo 11 de junio. Jaldo no ha dado indicios acerca del perfil de sus posibles colaboradores. Aquellos que no encuentren amparo en las urnas creen que pueden sostenerse políticamente en la Legislatura o en la intendencia capitalina si Chahla logra imponerse en los comicios provinciales. Esos son los potenciales refugios del manzurismo.

La transición inquieta en la medida en que se oscurezca el panorama económico nacional. La provincia, como tantas otras, no tiene la misma holgura fiscal que a principios de año. Si bien la inflación les favorece para licuar deudas, les juega en contra para la concreción de las anunciadas obras públicas. La redeterminación de precios y el cierre del grifo federal son cada vez más evidentes. Las cintas se guardaron. No habrá cortes hasta nuevo aviso. El escenario proyectado el año pasado, cuando hubo una lluvia de promesas nacionales en tiempos en los que Manzur dominaba la lapicera nacional, como jefe de Gabinete, se disipó a medida que la inflación golpeaba a la economía. En el Fondo, la Argentina replica los errores del pasado. Gasta más de lo que recauda y ahora esos ingresos se desaceleraron en la misma velocidad que lo hace la economía.

La recomposición salarial en el sector público será una constante. El gasto en Personal insume $ 370.000 millones de los casi $ 800.000 millones presupuestados durante este año. Pero por las paritarias esa cifra puede subir hasta los $ 450.000 millones tomando en cuenta los reajustes previstos en las remuneraciones para los próximos en un plantel permanente estimado en 99.934 cargos; pero, tomando en cuenta los empleados de municipios y comunas rurales, hoy esa cifra se eleva a 120.000 agentes públicos. El esfuerzo de gestión deberá ser mayor para cubrir esas obligaciones salariales. Lo peligroso es que eso implique más retoques en los impuestos provinciales, como fuente directa de financiamiento.

En cuanto a las obras públicas, todo parece indicar que los grandes proyectos podrán ver la luz a partir de julio, cuando en Tucumán ya se sepa quién sucederá a Manzur como gobernador, y en la previa de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). En esas circunstancias, el oficialismo nacional sí necesitará más del sexto distrito electoral más importante de la Argentina. Al actual mandatario provincial no le queda otra que esperar que se aclare la interna nacional para definir entonces cuál será su futuro político, después de que el 29 de octubre deje la gobernación.

La presión atmosférica

El de ayer fue otro martes de tensiones. Los políticos estaban pendientes de lo que podía llegar a decidir la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre las causas presentadas por Juntos por el Cambio para la suspensión definitiva del turno electoral de junio y tratar de llevarlo hasta fines de agosto, bajo la interpretación constitucional de los 60 días previos al recambio institucional. El fin de semana largo también fue de complicaciones y de especulaciones por doquier. Creció el rumor acerca de una nueva postergación de los comicios que mandaba a la quiebra a más de una alianza, a más de un acople, a más de una relación política.

Los ojos políticos tucumanos volverán mañana a posarse en la Corte Suprema Nacional. Es posible que para entonces haya algún tipo de definición respecto de la viabilidad de las elecciones provinciales. El pronunciamiento de la Procuración General de la Nación en contra de la candidatura a gobernador del sanjuanino Sergio Uñac volvió a despertar a la dirigencia de su siesta otoñal. Por las dudas, la Fiscalía de Estado envió a sus representantes jurídicos en Buenos Aires a darse una vuelta por la sede del máximo tribunal del país para que corrobore si hubo definición de los vocales. De todas maneras, el área que encabeza Federico Nazur ha dejado en claro que la situación de Uñac es completamente diferente a la que, en su momento, pasó el propio Manzur. El argumento es el de siempre: la laguna jurídica en la Constitución Provincial o un vacío legal en cuanto a la posibilidad de volver a postularse. Todo eso es abstracto a la luz del desistimiento del gobernador a continuar en carrera rumbo a los comicios del 11 de junio.

En el oficialismo, a su vez, están convencidos de que si la Corte quería ponerle un punto final a la cuestión tucumana, ya tenían los argumentos suficientes para avanzar con los planteos formulados por el Partido de la Justicia Social y por CREO. “¿Van a levantar un amparo para luego volver a suspender las elecciones?”, se preguntó un abogado cercano al gobernador, que razonaba que, si ese era el criterio, la cuestión pasaba de lo estrictamente jurídico a lo eminentemente político.

En Tucumán, además de la ola polar hubo una invasión amarilla, la del macrismo que llegó para “marcarle la cancha” al oficialismo local. Mauricio Macri desembarcó para respaldar a la fórmula que integran Roberto Sánchez y Germán Alfaro, en un intento por nacionalizar los comicios. Puertas adentro, algunos referentes de Juntos por el Cambio sostienen que aquella estrategia hubiese sido más efectiva si se la adoptaba cuando Manzur todavía estaba en la Casa Rosada y más pegado a las decisiones nacionales y a los costos políticos de la crisis económica en el país. La dirigencia nacional seguirá llegando a esta ciudad, pero aún no se sabe si entre los visitantes habrá referentes radicales. Por caso, el hasta ahora gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, había venido el día después de que se conoció la suspensión de los comicios tucumanos, para apoyar al jefe del distrito local de la UCR. Todos ellos afirmaron que los peronistas sólo buscan perpetuarse en el poder.

En Monteros, Jaldo levantó la apuesta. Les pidió a los dirigentes del Frente de Todos que salgan con todo a buscar votos en el último tramo de la campaña. En medio del almuerzo, el candidato a gobernador fue tajante en su mensaje: “en Tucumán habrá elección sí o sí el 11 de junio”. Indicó que la única estrategia de la oposición es judicializar los comicios, como lo hizo en 2015 y en 2019. La cuestión de fondo, sin embargo, será establecer qué dirá la Corte, un fallo que le enfría la espalda a más de un candidato.

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