El desequilibrio como sistema de gobierno

El martes pasado, cuando Tucumán estaba aturdido de denuncias por el clientelismo desembozado que signó la celebración de los comicios del domingo, y por las acusaciones de Juntos por el Cambio respecto de una presunta manipulación de los datos del escrutinio provisorio, sesionó la Cámara de Diputados de la Nación. La Cámara Baja recibió al jefe de Gabinete, Agustín Rossi, quien compareció ante los representantes del pueblo en el marco del artículo 101 de la Constitución Nacional: “El jefe de gabinete de ministros debe concurrir al Congreso al menos una vez por mes, alternativamente a cada una de sus Cámaras, para informar de la marcha del gobierno”.

Durante la sesión, Alejandro Cacace, diputado por San Luis y miembro del bloque Evolución Radical, abordó la cuestión del reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). El parlamentario había pedido a la Jefatura de Gabinete de la Nación un informe sobre la distribución de estos fondos entre las provincias en lo que va de este año. Recibió, según expresó, un informe detallado, con fechas, montos y jurisdicciones. “Pero al ver eso observé un patrón en las entregas con las provincias donde había celebración de elecciones”, manifestó el opositor. Y pasó a brindar un detalle que se describe textualmente a continuación.

- “El 7 de mayo hubo elecciones en Misiones, donde gobierna una fuerza aliada del oficialismo. Y cinco días antes se le otorgaron 400 millones de pesos por ‘emergencias’”.

- “En La Rioja el mismo día hubo elecciones y los cinco días antes también se le otorgaron 570 millones de pesos por la misma razón”.

- “Sin embargo Jujuy, por ejemplo, que gobierna Juntos por el Cambio, no tuvo ningún ATN”.

- “El domingo siguiente, el 14 de mayo, hubo elecciones en Tierra del Fuego, donde gobierna también el oficialismo, y habían recibido 300 millones de pesos”.

- “Salta también recibió 300 millones de pesos en los últimos días de abril”.

- “En La Pampa, donde también gobierna el oficialismo, recibieron en abril 300 millones de pesos”.

- “Por último, este último domingo (se refiere al 11 de junio) hubo elecciones en Tucumán, el cual recibió, también días antes, 700 millones de pesos en concepto de ATN”.

- “Corrientes y Mendoza, gobernados por Junto por el Cambio, no recibieron ninguno”.

- “Pero San Luis, mi provincia, gobernada también por el PJ, afortunadamente sólo hasta el 10 de diciembre porque hemos tenido un cambio de signo político, recibió 300 millones de pesos también en concepto de ATN el mismo día que los recibió Tucumán”.

Tras desgranar estos datos, que emparentan los procesos electorales con el otorgamiento de dineros discrecionales del Estado, Cacace le brindó a Rossi el corolario de su pesquisa: “La impresión que me da, al ver esto, es que la emergencia consistía en que tenían elecciones en unos días”.

¿Qué son los ATN?

La última Ley de Coparticipación Federal de Impuestos se dictó durante la presidencia del radical Raúl Alfonsín. Se trata de la Ley 23.548, que en su artículo 3°, inciso D, establece que, del monto total de lo recaudado por los gravámenes que se coparticipan a las provincias, se destinará “el uno por ciento (1%) para el Fondo de Aportes del Tesoro Nacional a las provincias”.

Luego, el artículo 5° detalla que “El fondo de Aportes del Tesoro Nacional” será destinado “a atender situaciones de emergencia y desequilibrios financieros de los gobiernos provinciales”. Este fondo, además, “será previsto presupuestariamente en jurisdicción del Ministerio del Interior, quien será el encargado de su asignación”. La cartera hoy está en manos de Eduardo “Wado” de Pedro.

La caja de los ATN tiene para este año una asignación presupuestaria de casi 54.200 millones de pesos. Pero, según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), citado a principios de este mes por el diario La Nación (“La caja de Wado”, de Laura Serra), ese monto podría triplicarse ese año. ¿La razón? La inflación funciona como un impuesto en sí mismo y dispara la recaudación: los precios suben y lo que recauda el IVA, también. Tan sólo en el primer cuatrimestre de este año, la caja de los ATN dispuso de poco más de 50.600 millones de pesos, según el citado informe.

Hasta abril, inclusive, en el ranking de distritos más beneficiados, los 10 primeros lugares (el famoso “Top Ten”) estaba enteramente ocupado por gobiernos peronistas o afines. En el listado sólo figura Córdoba, que es una administración peronista no kirchnerista. Y, coherentemente, está última en esa nómina, a pesar de que es la tercera circunscripción electoral de la Argentina:

1. Buenos Aires: 5.798 millones de pesos.

2. La Rioja: 3.667 millones de pesos.

3. Santiago del Estero: 2.071 millones de pesos.

4. Chaco: 1.886 millones de pesos.

5. Santa Fe: 1.780 millones de pesos.

6. Misiones: 1.736 millones de pesos.

7. Formosa: 1.662 millones de pesos.

8. Catamarca: 1.587 millones de pesos.

9. Tucumán: 1.586 millones de pesos.

10. Córdoba: 1.349 millones de pesos.

¿Qué será la equidad?

Ninguna de las conclusiones que arroja la lógica de asignación de los ATN habla de virtuosismo republicano. Las opciones para distribuir estos recursos discrecionales, tal y como se ha precisado en la transcripción de la ley, son dos. Si, por fortuna, no ha habido “emergencias” en esos distritos (y las elecciones no pueden ser consideradas como tales, como ironiza el diputado Cacace), la única opción es el “desequilibrio financiero”. ¿Por qué se desequilibran financieramente los gobiernos provinciales peronistas, o afines al cuarto gobierno “K”, justo antes de las elecciones?

La respuesta sí constituye una emergencia. O, en todo caso, pone en emergencia la transparencia del régimen democrático. Las cosas que se obtienen “a cualquier precio”, en realidad, carecen de valor: valen “cualquier precio”. Ganar elecciones “a cualquier precio”, justamente, deprecia el valor de los comicios. Y ello afecta directamente a la democracia.

Esto, por cierto, deriva en una directa afectación del sistema representativo. La democracia y la república no sólo deben garantizar igualdad ante la ley, sino también igualdad de oportunidades, sustancialmente, en el acceso a los cargos públicos. Si resulta que, como prueba el esquema de distribución de los ATN, los oficialismos provinciales reciben centenares de millones de pesos de la Nación días antes de las elecciones, entonces esa igualdad se lesiona. Si, además, los gobiernos que ha recibido esos dinerales terminaron imponiéndose en las urnas en seis de los siete casos descriptos por Cacace, el resultado pareciera ser que los cargos electivos quedan mayormente reservados a los más acaudalados. Eso, en términos peronistas, se llama “oligarquía”. Y en materia de sistemas de gobierno se denomina “plutocracia”.

Finalmente, las conclusiones son enteramente desdorosas para el federalismo. Este año, la Corte Suprema de Justicia de la Nación fue el blanco de violentos cuestionamientos por parte del oficialismo como consecuencia del dictado de dos sentencias. Primero, por el fallo que ordena al Gobierno nacional a restituir a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires parte de los fondos coparticipables que el cuarto kirchnerismo le amputó en 2020. Esos recursos, según establece la citada Ley 23.548, no salen de la tajada que les corresponde a las provincias sino de la porción que le toca al Poder Ejecutivo Nacional. El segundo pronunciamiento judicial que provocó una ola de indignación oficialista contra los jueces supremos fue el que suspendió, mediante una cautelar, los comicios de San Juan y de Tucumán, originalmente convocados para mayo.

En ambos casos, tanto en la Nación como en las provincias, hubo legiones de oficialistas que se rasgaron las vestiduras en nombre del federalismo. Se desmayaban gritando que la Corte quería obligar a la Casa Rosada (elevada a la categoría de garante sacrosanta de la distribución equitativa de los fondos públicos) a darle más dinero a los pérfidos administradores porteños. Varios, incluso, se arrodillaron en el altar de las autonomías provinciales clamando que los jueces no interfieran con la autodeterminación de los estados provinciales.

¿Cuál federalismo es el que reivindica el cuarto kirchnerismo y sus reverenciadores? ¿El que exhiben los ATN? La lógica de los Aportes del Tesoro Nacional es que el federalismo se define según el color de los gobiernos locales: si la administración es afín al Gobierno nacional, hay recursos. Para los argentinos que viven en distritos que no votan como le gusta a la Casa Rosada, en cambio, no hay plata (aunque ese dinero proviene de los impuestos que pagan esos mismos argentinos).

Claro está, en un país consagrado a impunidades del estilo “si no les gusta cómo gobierno, armen un partido político y ganen elecciones”, no faltarán los que justifiquen estos atropellos institucionales con veleidades de “realpolitik”. Y abundarán los que pretenderán que estas inequidades completamente antifederales son un problema de los que no se “acomodan” con la Nación.

Para los cultores de la picardía de la genuflexión subsiste una pregunta incómoda en el “top ten” de distribución de ATN que se ha reproducido más arriba. ¿Por qué Tucumán, si tiene más habitantes que La Rioja, Santiago del Estero, Chaco, Misiones, Formosa y Catamarca, recibió menos recursos en el primer cuatrimestre, a pesar de que es tan oficialista como esos distritos menos poblados?

Mañana, cuando se celebre el Día de la Bandera, vendría bien recordar que ella flamea para todos sólo cuando los vientos que soplan son los del sistema representativo. Republicano. Y federal.

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