05 Julio 2023
Los tiempos constitucionales, que rigen la renovación del Gobierno Nacional, le ponen presión a la disputa interna de las coaliciones opositoras, y al armado oficialista, que competirán el 13 de agosto, mediante las PASO, para definir quién ocupará el sillón de Rivadavia, a partir del 10 de diciembre próximo. Los desaciertos del presidente Alberto Fernández, al frente del ejecutivo nacional, actuaron como una catapulta que animó a la oposición, infectada por una certeza triunfalista, a recuperar el poder. En un sector lidera el Jefe de Gobierno de CABA Horacio Rodríguez Larreta, fidedigno partenaire del ex presidente Macri, a quien calificó como fracasado, y por otro lado Patricia Bullrich, miembro activo de la “Tendencia” que inesperadamente, abandonó la defensa por los pobres, para convertirse protectora del billete verde. Ambas facciones, presuntamente provistas de poder para darle un giro de 180º a la zigzagueante marcha del país, se agreden con insultos y diatribas que desconcertaron a quienes creían ver en el “cambio” la luz al final del túnel. Hoy la reconciliación entre ambos grupos parece ser una utopía, por los fallidos intentos del creador del PRO, que por su inexperiencia política creó un distanciamiento irreconciliable en la oposición. El descontrol de la oposición facilitó al oficialismo poder armonizar el panel interno, logrando insertar el fusible que encendió todas las lámparas a la vez, sin que afecte la llave del tablero político. El armado del nuevo escenario oficialista se corresponde con el refrán, “… aunque la mona se vista de seda, mona queda…”, porque el peronismo vuelve a ser protagonista excluyente en la coalición de Unión por la Patria (“Unión por la Patria y Peronismo”, LA GACETA, 19/06) que de ahora en más con Sergio Massa como candidato a presidente cargará sobre sus espaldas la fenomenal tarea de revertir todo un período de desaciertos del frustrado Alberto Fernández.
José Emilio Gómez
gjoseemilio823@gmail.com
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