Los desafíos de la campaña del PJ: la vara alta y la expectativa

Hace 15 días que comenzó la campaña para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y en Tucumán se ha visto poco y nada. Si bien los frentes y partidos ya tienen sus precandidatos a diputados nacionales y a parlamentarios del Mercosur, la actividad proselitista hasta el momento fue prácticamente nula. Los primeros atisbos se dieron en los últimos días y se intensificarán este fin de semana, con el comienzo de la emisión de publicidades en los medios audiovisuales y con las visitas nacionales de Juntos por el Cambio (JxC) en distintos actos por el 9 de Julio (Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales vendrán a acompañar a Germán Alfaro, que lidera una lista, y Luis Petri, a Mariano Campero, que encabeza la otra nómina en competencia).

La previa de estos comicios coincidió con la resaca de los provinciales, que remecieron el escenario político y que dejaron ganadores empoderados y un tendal de vencidos. Las fuerzas mayoritarias -sobre todo los oficialismos- destinaron toda la energía y cuantiosos recursos para la elección local y la contienda nacional los agarra agotadas. Ni hablar de las minoritarias, cuyos esfuerzos son superlativos en todas las ocasiones.

El oficialismo provincial viene de un triunfo arrasador, porque para la gobernación la fórmula Osvaldo Jaldo- Miguel Acevedo fue electa por más de 600.000 votos, que equivalen al 55% (JxC logró 370.000, el 33%), y de un golpe político significativo, la caída de la postulación de Juan Manzur para la vicepresidencia junto a Eduardo “Wado” de Pedro. Estas dos circunstancias son determinantes para la tónica de lo que viene para el justicialismo gobernante. A 34 días de las Primarias, los referentes recién se están desperezando y los planes de campaña comienzan a definirse.

Escenarios

En el oficialismo repiten que “la vara está muy alta” en relación a los resultados del 11 de junio. Admiten que aún no tienen directivas en relación a la modalidad de la campaña nacional ni está organizada. Saben que Jaldo y Manzur viajaron a Buenos Aires y que mantuvieron reuniones con fines electorales con Massa-Rossi y esperan aquí las decisiones locales.

La meta para las generales de octubre está trazada: no quieren sacar menos de 500.000 votos, para aportar esa suma a la fórmula, y apuntan a conservar las tres bancas que renuevan en la Cámara Baja. Pero antes está agosto y el asunto de las expectativas se pone un poco más vidrioso ¿Por qué? Porque no hay un piso calculado de sufragios aún, aunque saben que hay que acercarse lo más posible a los mejores números más recientes; por las expectativas altas del armado nacional sobre Tucumán; por la proximidad con las provinciales; porque menos gente vota en esa contienda que define sólo candidatos para la instancia siguiente y porque esta vez no tendrán competencia interna que motorice a la dirigencia. Cabe destacar sobre este último punto que en las provinciales recientes se pusieron en juego todos los cargos electivos y el sistema de acoples potencia las pujas entre líneas intestinas. Mientras, en las PASO anteriores, de 2021, la interna entre Manzur y Jaldo por la sucesión se dirimió en esa elección, en la que cada uno llevó una lista dentro del entonces Frente de Todos y reunieron, entre ambas, 485.000 votos.

Más allá de eso, el oficialismo llega a esta etapa relativamente unido: el jaldismo está en ebullición, encaminándose hacia el poder; el manzurismo, acomodándose a su nueva realidad y el chahalismo, naciendo.

El primer acto de la campaña fue el viernes. Los precandidatos Pablo Yedlin y Gladys Medina, que encabezan la propuesta justicialista, participaron de un locro con 100 dirigentes territoriales en La Costanera, organizado por el capitalino Gerónimo Vargas Aignasse (es uno de los coordinadores de la campaña de Massa en el interior). Estuvieron la intendenta electa Rossana Chahla y José María Franco, Lorenna Cuba, Facundo Vargas y Roberto Chustek, entre otros. En las distintas vertientes peronistas estiman que en 10 días comenzará el proselitismo más fuerte y que Manzur y Jaldo se pondrán a la cabeza. En la Casa de Gobierno son conscientes de que el PJ corre con desventaja en el plano nacional y que para la próxima gestión tucumana sería clave que haya un gobierno federal del mismo signo político. Por lo tanto, necesitan que todos los armados trabajen tanto para la contienda intermedia como para la de octubre. De hecho, trascendió que Jaldo no daría indicios sobre la conformación de su equipo de trabajo hasta tanto pasen los tiempos de elecciones, para evitar que algún dirigente que quede rezagado pueda no “jugar” a pleno.

Afirman que Jaldo necesita de la mayor cantidad de diputados para negociar durante su gobierno con la Nación y que Manzur, el jefe del PJ tucumano, requiere de buenos resultados.

Advierten que la campaña tendrá un tono muy local. Las relaciones de Manzur tanto con Massa, con Alberto Fernández y con los gobernadores no habrían quedado del todo cercanas después del desaire. Si bien el gobernador se caracteriza por su diplomacia, ya nada es lo mismo. De hecho, Manzur había desalentado la visita del Presidente durante la campaña para las provinciales. Como no vendrán las autoridades principales a las celebraciones del 9 de Julio -cayó pésimo en la gobernación- porque asistirán a la inauguración del primer tramo del Gasoducto Néstor Kirchner, existía la idea de hacer un gran acto aquí de lanzamiento de campaña para todo el Norte grande. Quedó sólo en intenciones porque desde la Nación habrían elegido a La Rioja como escenario para ello.

En cuanto a las previsiones por la Rosada, hay un sector de optimistas que cree que Massa reverdece las posibilidades de Unión por la Patria (UxP). Otros, en cambio, consideran que la empresa será difícil. En el oficialismo consideran que Larreta tiene más ventajas que Bullrich de imponerse en la oposición, pese a las encuestas. Afirman que el control de los comicios será fundamental y que el jefe de Gobierno porteño, por su alianza con el radicalismo, cuenta con ventajas en cuanto a estructura. En la Casa de Gobierno siguen con atención lo que sucede también con Javier Milei, porque interpretan que los votos que podría perder el libertario podrían migrar una parte hacia Massa y otra, hacia Bullrich.

Poco a poco el oficialismo enciende los motores para la campaña, la primera de varias que quedan este año. Aún restan las generales y una posible segunda vuelta.

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