En el marco del Día del Trabajador, el flamante presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini, respaldó las recientes medidas del gobierno de Javier Milei en materia de política industrial, pero advirtió que aún persisten desafíos estructurales que requieren reformas profundas, especialmente en el ámbito laboral.

Durante una entrevista con Infobae, Rappallini celebró la decisión del Ministerio de Economía nacional de eliminar las retenciones para más de 4.400 productos industriales exportables, calificándola como "un pequeño gran paso en el camino de la competitividad". No obstante, centró su mensaje en la necesidad de modernizar el marco normativo que rige el trabajo en la Argentina.

“Hay convenios colectivos de los años 70 que ya no reflejan la realidad productiva actual. Tenemos que generar incentivos para contratar, y hoy sucede lo contrario. Hay muchos mecanismos que desincentivan el empleo formal”, advirtió el dirigente.

Legislación laboral

El nuevo titular de la UIA opinó que la modernización de las normas laborales es clave para dinamizar el mercado formal de trabajo y reducir los altos niveles de informalidad. “Si seguimos con regulaciones pensadas para otro país y otra economía, será muy difícil generar empleo de calidad”, agregó.

Rappallini también apuntó al papel del Estado en la homologación de paritarias y las tensiones que se generan cuando hay diferencias entre la inflación general y los costos sectoriales: “Lo importante es que las partes se pongan de acuerdo, porque muchas veces la cadena de valor no puede trasladar los aumentos a precios”, explicó.

Alivio fiscal, pero con desafíos

Sobre la reciente eliminación de las retenciones, confirmada luego por el ministro de Economía, Luis Caputo, el empresario destacó el impacto positivo que tendrá sobre unas 3.580 empresas exportadoras -casi el 40% del total-. “Exportar trabajo argentino con retenciones era contradictorio. Muy pocos países aplican este tipo de cargas a su industria. Celebro que se haya revertido”, sostuvo.

Sin embargo, insistió en que este avance debe ser acompañado por una reforma fiscal integral, que aborde las distorsiones acumuladas a nivel municipal, provincial y nacional: “Queremos poner especial foco en los productos transables, aquellos que compiten con el mundo”, remarcó.

Competitividad y contexto global

Rappallini también se refirió a los problemas de competitividad estructural que enfrenta la industria argentina, más allá de la inflación. Señaló como factores críticos el costo fiscal, laboral, financiero, así como la infraestructura y logística deficientes.

Consultado sobre el tipo de cambio, fue categórico: “Competimos con el mundo y con jugadores de gran tamaño. Si no nivelamos la cancha, perdemos”.

En cuanto al panorama sectorial, describió una recuperación dispar. Mientras que sectores como el automotriz y el consumo con crédito muestran señales de rebote, otros como el textil, el calzado y la construcción siguen muy rezagados, con alta exposición a la competencia importada. “La clave es bajar el costo del productor local. No se puede comparar un producto de un shopping con el que se vende en una cadena del interior. Hay que comparar peras con peras”, afirmó.

Geopolítica industrial

Rappallini alertó sobre el riesgo de desindustrialización y la pérdida de capacidades estratégicas. En referencia a las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, advirtió que externalizar la producción significa perder conocimiento y tecnología. “Estados Unidos está empezando a darse cuenta de eso. Argentina tiene que aprender esa lección. Cuando se pierde un sector productivo, se pierde mucho más que empresas: se pierde empleo calificado, innovación y, en definitiva, se empobrece el país”, concluyó.