Frente a Colegiales, San Martín se fue a marzo. Su caída por 2-0 ante un oponente ordenado, pero sin luces ni nombres relevantes como el “Tricolor” de Munro muestra a las claras que el equipo de Mariano Campodónico continúa desbarrancando. La profundidad de su caída libre parece hoy difícil de predecir.
Debutante en la categoría, el “Cole” se aprovechó de este San Martín en oferta para sumar tres puntos que no solo alejan los fantasmas del descenso, sino que también lo sitúan en una expectante posición para luchar por un lugar en el reducido, su objetivo de máxima para la presente temporada. En contraposición, el conjunto de Tucumán profundizó su crisis.
Colegiales facturó en su primera oportunidad. Nada lo vaticinaba, salvo la tibieza de San Martín para plasmar en el marcador la leve superioridad mostrada hasta entonces en la generación de juego.
Un puñado de pulcras conexiones por abajo, con los laterales lanzados en ataque, sin que todo ello se tradujera en llegadas de peso. El conjunto de Campodónico, en el arranque algo más equilibrado en el medio por la inclusión de Leonardo Monje, finalmente se quedó en amagos más allá de sus buenas intenciones.
Durante casi media hora, el equipo de Leo Fernández lució más como un representativo de la B Metro que de la B Nacional. Sin embargo, sus virtudes salieron a luz en espacio de apenas cinco minutos.
El anfitrión supo sacar máximo rédito de la pelota parada (gracias a Ian Rasso que ejecutó a Darío Sand con un remate ídem luego de un rebote) y también del hueco dejado por el lesionado Nahuel Cainilli antes de ser reemplazado (merced al centro llegado por la banda y el posterior cabezazo de Franco Zicarelli).
San Martín venía a los tumbos y los dos golpazos propinados por el “Tricolor” de Munro lo dejaron prácticamente nocaut. La respuesta de Campodónico fue el ingreso de Gonzalo Rodríguez tras el entretiempo, a la postre inocuo. El banco de la visita, otra vez, se probó insuficiente para cambiar el rumbo de un partido.
Más tarde fue el turno de Alan Cisnero y de Mauro González, además del regreso de Gustavo Abregú. Más de lo mismo, el equipo fue un culto a la tibieza, a una suerte de “como sí”, que no puso en jaque la ventaja del equipo del cual es fanático el conocido periodista y relator Mariano Closs.
El técnico “santo”, ahora abrigado con una gruesa campera, observó casi todo el segundo tiempo con las manos en los bolsillos de su pantalón. Ya no se lo veía enérgico como en la etapa inicial, sino más bien entregado a su propia impotencia y a la de los suyos.
Más allá de un porcentaje de posesión de pelota favorable, siempre pareció más lejos del descuento el conjunto tucumano que su intenso rival. De hecho, Sand evitó el doblete de Zicarelli y la goleada. Por si faltara algo, llegó también la roja a Aníbal Paz. Del otro lado, el público local calentaba sus manos frente al frío glacial aplaudiendo a un pibe de 16 años como es Tomás Perri.
No más palabras, señor juez. A cuatro fechas del cierre de la temporada regular, ciertas cosas dan la impresión de estar sentenciadas. A esta altura San Martín pone en riesgo casi todo, incluso su participación en el reducido.