Llega a su estudio jurídico con unos minutos de demora. "Me encontré con la Teresita (Felipe) abajo, nos quedamos hablando", se disculpa. Se peina, se perfuma, se sienta y prende un cigarrillo. "Bueno, comencemos", indica. Luce igual que siempre, sólo que ahora peina un poco más de canas. Durante casi dos horas, Rubén Chebaia (62) intercala bocanadas de humo, conceptos sobre desarrollo y cultura, anécdotas políticas y carcajadas. Todos en igual proporción.
El ex intendente y actual presidente de la Convención radical se define como un político profesional, y advierte que su volcán interno "sigue en erupción". También muestra fotos de sus viajes. "¿Sabe dónde es eso? Es la Casa Blanca. Ronald Reagan (ex presidente) me invitó a conocerla en 1987. En Estados Unidos, todos los días, 200 ciudadanos entran y ¡hasta destapan la olla para ver qué comerá ese día el presidente! Y es de todos los días", deja picando. ¿Cree que eso sería posible aquí? "¡No! Aquí no se puede acceder ni siquiera a la información pública", fustiga.
Sobre la biblioteca hay un retrato que se destaca por su gran tamaño. Es de su padre, José Chebaia, quien fue secuestrado y desapareció en 1976, cuando era secretario de Planeamiento de Amado Juri. También hay una placa al "gobernador moral de la provincia" que le entregaron unos concejales. Ocurre que ganó en las urnas en los comicios de 1987, pero no alcanzó el número de electores para consagrarse. Y Osvaldo "Renzo" Cirnigliaro cedió sus electores a José Domato, que resultó ungido gobernador.
- ¿Qué recuerda de las elecciones de 1987?
- Todo. Gané. Gané limpiamente desde el llano.
- ¿Siente que le robaron la gobernación?
- Sí. Le saqué 60 mil votos al segundo.
- ¿Le gustaría ser gobernador?
-Me hubiese gustado. Hoy ya lo pensaría dos veces. No se me han disminuido los entusiasmos de los inicios (sic). Ahora sigo trabajando para generar dirigentes.
- ¿Quedó frustrado?
-En lo absoluto. El volcán que tengo adentro sigue en erupción. Sé que hay intereses creados en tratar de que Tucumán siga siendo lo que es, con un poco más de pavimento... Con un Gobierno que no entiende por qué no puede resolver los problemas de salud, vivienda, pobreza, educación, empleo, seguridad, justicia y cultura. Es por los intereses comarcanos de poca monta.
- De llegar a gobernador, ¿qué habría hecho?
- Lo que todavía falta en Tucumán: una revolución. Es una historia de decadencia y de más de lo mismo. Hay crecimiento inercial, pero no desarrollo, y una siesta intelectual. Y esta provincia es otra cosa. Es una provincia de muy pequeño territorio; mediterránea; no tiene ríos navegables ni energía. Tedrían que ver cómo solucionar esto, pero andan mendigando cordón cuneta a la Nación. El plan tiene que ser diferente, porque esta es una provincia diferente. Por ejemplo, para ampliar la frontera agrícola se necesitaría riego. Bueno, hay que construir Potrero de las Tablas o Potrero del Clavillo: ¡en eso hay que gastar la plata! Donde se construye a futuro se hipoteca el presente. Ahora, cuando se hipoteca el futuro, bueno, se hacen cosas para ganar las elecciones. Por eso somos pobres, porque no tenemos en claro cuál es el destino. También tenemos que ser un centro dinámico cultural, sin eso es imposible el desarrollo. Cultura no es lo mismo que instrucción, aunque en eso también andamos mal. El fracaso de la educación en Tucumán es descomunal.
- ¿Qué opina de José Alperovich como gobernador?
- No, no es gobernador. Es el titular del Ejecutivo. Él mismo dice 'gestión Alperovich'. ¿De dónde viene gestión? De gestor. No es por criticar... si él salió del grupo mío, yo lo afilié. A Alperovich, a la "Betty" (Beatriz Rojkés), a todos... Yo lo inventé en la política. Era intendente en ese entonces y lo hice hacer el primer campeonato mundial de clubes de básquet (N. de la R.: Alperovich dirigía el Club Independiente).
- ¿Cómo vivió esa situación en la UCR?
- No hay peor astilla que la del propio palo. Alperovich y la "Betty" lo son. Pasamos momentos muy duros porque nos "caminaron" el padrón. Hay legisladores del oficialismo como Roberto Palina, Gregorio García Biagosch, Ramón Graneros y otros que hoy son campeones del peronismo, pero eran nuestros. Jorge Gassenbauer era afiliado ¡Dios mío! También hay varios intendentes. Nos vaciaron. Sobrevino el apotegma de "billetera mata galán".
- Usted fue intendente, ¿le gusta el trabajo de Domingo Amaya?
- Amaya asumió en 2003 de una manera irregular. Sigo pensando que yo gané esa elección. Me quemaron las urnas. La ciudad en ese momento estaba en llamas y la Municipalidad, en ruinas. Hoy salió de eso. Se hicieron muchas obras visuales, pero faltan cuestiones esenciales. No coincido con el orden de prioridades.
- ¿Amaya sería un buen candidato a gobernador?
- No sé si quiere o no. Pero, si quiere, no puede.
-¿Y Beatriz Rojkés?
-Si quiere, puede.
-¿La ve como gobernadora?
- Si aspira a eso, será "gestión Beatriz'". Para gobernador hacen falta otras cosas: gobernador era Celestino Gelsi.
- ¿Le gustaría volver a ser intendente?
- Son etapas superadas. En el '83 asumí en el salón de la Caja Popular porque no había intendencia y los concejales sesionaban en la plaza. En ocho meses, tuve que hacer 9 de Julio y Lavalle. ¿Se imagina ser intendente y que a las horas se rompa El Cadillal? No había agua y, además, el agua arrasó el puente Lucas Córdoba y estábamos incomunicados. ¡Fue una locura! Tenía 32 años y hoy ya la pienso dos veces, ya no soy tan audaz. Trabajé toda mi vida para hacer una carrera política y eso termina en la Casa Rosada.
- ¿Quería ser presidente?
- Quería aspirar a ello. Quería estar en las disputas internas en mi partido, pero no puso ser.
- ¿Se recuperó la UCR?
- Recuperamos todo, la institución está funcionando. Contamos con una cantera de jóvenes fenomenal, pero hay que hacerlos. Necesitamos dar un paso de calidad.
- ¿Lo ve a José Cano como futuro gobernador?
- Es un dirigente al que le tenemos estima. Tenemos muchos y muy buenos. Cano es presidente del bloque de senadores. Desde el 50' que no teníamos un tucumano ahí. Necesitamos que Tucumán sea un gran protagonista en el país. Estamos empeñados en eso. No sólo por resultados electorales, sino en lo cualitativo. El radicalismo está como cuando un barco no tiene destino y, por ello, no hay viento que le sea favorable. Hay que buscar y tener en claro el destino. El tema es adónde vamos. Eso es lo que hay que definir.