Por segundo día consecutivo, el microcentro de la capital tucumana estuvo atravesado ayer por la protesta de los vendedores ambulantes, que se resisten al desalojo de los inspectores de la Dirección de Tránsito y Vía Pública de la Municipalidad, con el fin de erradicar la venta callejera. Los cuentapropistas prometieron que regresarán hoy, a las 8, y que mantendrán el corte hasta que reciban una respuesta a su pedido de entrevista con las autoridades del municipio. Los bloqueos no sólo complicaron la circulación de vehículos y de colectivos urbanos, sino que afectaron la actividad comercial, de acuerdo a lo que comentaron a LA GACETA encargados de locales y de bares céntricos.
La segunda jornada de protesta se inició a las 9, luego de que se frustrara la reunión con funcionarios que, según los manifestantes, iba a concretarse en la sede de la Intendencia. Claudio Robledo, vocero de los cuentapropistas, contó que cuando acudieron al encuentro les impidieron ingresar al edificio de 9 de Julio al 570. Entonces, en asamblea, los manifestantes resolvieron cortar nuevamente las calles. Al igual que ayer, cruzaron contenedores de basura y cajones de verdura en las sendas peatonales de Maipú y Mendoza, de Maipú y San Juan, y de Córdoba y 25 de Mayo. "El miércoles levantamos porque había una reunión pero no nos dejaron pasar y volvimos a protestar", expresó.
Afectados por la protesta
El tránsito de vehículos fue caótico en el microcentro, y obligó a la Policía a desviar la circulación en las calles adyacentes a los piquetes para evitar que los rodados quedaran atascados. Sin embargo, los desprevenidos tardaron más de la cuenta en salir. "Se hace difícil trabajar. Los taxistas necesitamos entrar al centro para levantar pasajeros", se quejó el chofer Pedro Álvarez. Las protestas también afectaron la actividad de los negocios que funcionan en la zona. Laura Rivas, encargada de un local de ropa, afirmó que hasta el momento las ventas no cayeron. "Pero las protesta nos perjudica, y más cuando se prolongan", opinó. Una postura similar expuso Gonzalo Hernández, empleado de un bar ubicado a pocos metros de una de las esquinas cortadas. "Entraron menos clientes. Cuando terminan la consumición se van rápido. Se los ve incómodos", describió. A diferencia de la primera jornada de protestas, ayer no hubo incidentes entre la Policía que apoya los operativos y los ambulantes que, a las 19, comenzaron a retiraron los contenedores y los cajones de las calles.
Sin diálogo
Robledo aseguró que decidieron mantener la medida de fuerza porque las autoridades municipales no quieren dialogar. "Nosotros queremos negociar y pedimos que nos dejen trabajar, aunque sea con la mercadería en la mano, hasta que el conflicto se resuelva. La única manera de solucionar esto es que se apruebe una ordenanza que nos permita pagar un monotributo, y trabajar de manera organizada en la vía pública", insistió. Pero el secretario de Gobierno de la capital, Marcos Díaz, afirmó que el municipio mantendrá los operativos para erradicar la venta callejera del microcentro. "Tenemos que hacer respetar las ordenanzas. Estamos abiertos al diálogo, pero no mientras sigan los cortes", subrayó. Por su parte, el presidente del Concejo Deliberante, Ramón Santiago Cano, ratificó que el lunes se reunirá con los ambulantes para tratar de resolver el conflicto. Además, opinó que la decisión del municipio de retomar los controles se debe a que, en época de vacaciones, aumenta la cantidad de comerciantes callejeros. "Circula más gente, por lo tanto se agregan más vendedores a los que trabajan el resto del año", consideró.
El titular de la Federación Económica de Tucumán (FET), Raúl Robín, apoyó la medida del Departamento Ejecutivo del municipio. "Hay un fallo judicial que establece la necesidad de erradicar la venta ilegal de la vía pública. Esto perjudica a los comerciantes que pagan impuestos", señaló. Una resolución de la Justicia del año 2006 favoreció el reclamo de la entidad que, en 2004, comenzó a denunciar la proliferación del comercio callejero en la capital tucumana.