Matías Martínez integra, como consejero, la comisión directiva de la Cooperativa Unión y Progreso, de La Ramada de Abajo, ubicada en el departamento Burruyacu, al noreste de Tucumán.
“La idea de hacer poroto está. Veremos qué pasa con las lluvias, porque no podemos pasar más allá del 15 o 20 de febrero para sembrar”, explicó.
“Nosotros trabajamos en el Este tucumano, limitando con Santiago del Estero, que son zonas muy flojas en materia de lluvias”, dijo, y agregó: “pensamos hacer entre 80 y 100 hectáreas, por sobre todo para tener nuestras propias semillas, porque debemos renovarlas”. “(Debemos proceder así) porque nos quedó muy poca semilla de la campaña 2013 pasada, porque perdimos mucho. Ahora, veremos cómo nos va”, comentó.
Un tema que también preocupa es cómo se desenvuelve el mercado. “Es muy incierto. Nunca se sabe cuánto vale el producto; a veces hay compradores, y otras veces, no. Es un mercado muy irregular, pero casi todo se destina apara el consumidor vecino: a Brasil”, describió.
Expectativas
¿El poroto es una alternativa productiva interesante para el agricultor?, consultó LA GACETA Rural.
“Nos mata el valor final, el precio, que tiene el producto”, explicó. “El poroto es un producto muy delicado. En 2013 existía buena humedad, pero luego tuvimos 25 días sin lluvias y temperaturas de hasta 40°C, lo que terminó ‘cocinando’ todo lo que estaba plantado”, recordó a modo de balance.
“También es complicado si hacemos poroto temprano y después el calor nos mata”, agregó sobre su análisis del impacto climático en la producción porotera tucumana.
“Hay que sembrar entre el 15 de enero y el 20 de febrero”, reiteró Martínez. “Sembrar antes del 15 de enero es muy temprano, porque hace mucho calor”, dijo, “y sembrar después del 20 de febrero es muy tarde, porque pueden aparecer las heladas tempranas y perdemos todo”, agregó.
En base a su análisis de este sector productivo, Martínez reconoció que “no escuché que se vaya a hacer mucho poroto este verano”. “Veremos cómo viene”, concluyó.