La producción de chía (Salvia hispánica) sigue siendo atractiva para los productores tucumanos a la hora de diversificar los cultivos. Este hecho se traduce en que la superficie cultivada con la oleaginosa en nuestra provincia, en la campaña 2014, es de alrededor de 7.000 ha, mientras que la del 2013 se ubicó en 1.700 ha.

“Estos cálculos fueron efectuados en base a recorridas que nosotros realizamos. Allí pudimos observar que un 70% de la superficie sembrada se encuentra en buen estado”, señaló el ingeniero Ramiro Lobo, jefe de la Sección Horticultura de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) de Tucumán.

Subrayó que la expansión se manifiesta más allá del territorio provincial en zonas de Salta y Jujuy, además de Santiago del Estero, Chaco, Formosa y, en menor escala, en Entre Ríos. En el área norte -tanto NOA como NEA- hay sembradas unas 170.000 ha. En Paraguay se calculan entre 400.000 y 500.000 ha sembradas con chía, y también las hay en Bolivia (140.000 ha).

En nuestra provincia la chía se trabaja en todo el pedemonte, desde Trancas hasta La Invernada, en cultivos que se concentran a ambos lados de la ruta 38 -en lotes donde había caña decepada-, y también en campos más hacia el este.

Según Lobo, el incremento de las plantaciones de chía es una respuesta a la significativa demanda de los mercados internacionales y al alto precio del producto. No obstante, remarcó que una sobreoferta de la semilla puede incidir de manera inversa en el precio final.

“El crecimiento de la superficie sembrada es consecuencia directa de las buenas expectativas comerciales. Si bien en 2013 el precio se retrajo bastante, sobre el final de la campaña se hacían operaciones a U$S 3,5 y U$S 4, el kilo. Aunque este año aún no hay precios, se sabe que estarán muy por debajo del negociado en 2013. No se sabe cómo influirá en el mercado el alto volumen del producto, porque la chía del hemisferio sur todavía no ha sido trillada”, explicó Lobo.

El profesional apuntó que a partir de julio se masificará la trilla: “Todavía restan 15 o 20 días para empezar a trillar, si el tiempo ayuda. Si bien los cultivos están vegetativamente óptimos, no se puede saber cuál será el rendimiento, porque que en esta campaña hemos detectado un explosivo desarrollo de enfermedades fúngicas, en especial ‘esclerotinia’”, apuntó.

Agregó que, en 2013, ya había “esclerotinia”, pero solo a nivel del tallo, mientras que en este período el Laboratorio de Fitopatología de la Eeaoc viene recibiendo muchas muestras con esa patología en otros niveles.

“Es el primer año en que detectamos necrosis a nivel de la base de la espiga y un derrame floral impresionante; incluso, hallamos esclerocios dentro de las flores, situación que nunca antes habíamos atravesado”, explicó el especialista.

Luego, resaltó que la situación climática ha influido en el alto desarrollo de esa enfermedad. “Sin esclerotinia y bajo condiciones climáticas normales, los rendimientos serían interesantes, por arriba de los 800 kilos/ha”, subrayó.

Malezas en el cultivo

En cuanto al control de malezas en chía, el ingeniero Humberto Vinciguerra, de la Sección Manejo de Malezas de la Eeaoc, señaló que en Tucumán las que compiten con el cultivo son, principalmente, las malezas de hoja ancha -como “ataco”, “cenizo” y “nabos”- y las gramíneas.

En ese sentido, puso énfasis en que los productores realizaron la aplicación de herbicidas pre-emergentes para el control de las malezas de hoja ancha, sobre todo para combatir el “ataco”, difícil de separar de la semilla de chía al momento de la cosecha.

El especialista resaltó que, este año, los productores -al momento de realizar la compra de semilla- se aseguraron de obtener semilla de alta pureza, es decir, sin la presencia de semillas de malezas.

“En años anteriores no se priorizaba este aspecto, por la dificultad de separar las semillas de malezas de las de chía, puesto que hay similitud en el tamaño entre ellas. Pero ahora se tiene en cuenta este problema”, remarcó.

Respecto de los herbicidas recomendados, se utilizó -como en campañas anteriores- “Sulfentrazone” y “Flurocloridona” aplicados especialmente en el control de “ataco”, principal problema para la chía. En el área de las gramíneas se realizaron, con buen resultado, aplicaciones en postemergencia de graminicidas.