Alfonso Prat-Gay participó en casi 10 reuniones en su primera visita a Tucumán como ministro de Hacienda y Finanzas nacional. En cada una de ellas, mantuvo la misma postura: ante empresarios, productores, entidades privadas y el propio Gobierno provincial ratificó los planes político-económicos de la administración de Mauricio Macri, que apuntan a bajar la inflación de manera progresiva en los cuatro años de gestión, y a que el país vuelva a crecer y a desarrollar un plan para “acercarse” en el largo plazo al nivel de “pobreza cero” en el país. “De acá a un año, cuando podamos tener una buena sensación de dónde calzaron las medidas que tomamos, cómo fueron madurando y cuáles fueron los resultados, sería una mala noticia que la pobreza no haya bajado en los primeros 12 meses”, dijo el funcionario.
Prat-Gay permaneció un día y medio en Tucumán para poder, según dijo, corroborar cómo impactaron las medidas oficiales que se aplicaron en estos poco más de dos meses de gestión en esta parte del país. Para ello, se reunió con referentes de distintos sectores productivos.
“Algunas medidas debían hacerse de golpe: eliminar el cepo, bajar las retenciones y todo lo que se hizo en la parte de medios. Hay otras cosas que no pueden hacerse de golpe porque no funcionan. Básicamente, se tiene que elegir cuál es cuál -en referencia a las medidas de shock-. Otro punto es que venimos de muchos años de incredulidad ante los funcionarios, en general, y las estadísticas, en particular. Consideramos que tenemos credibilidad, pero vemos que cuando hablás de políticas y metas en concreto todavía cuesta. Planteamos una meta de inflación de entre 20% y 25% para este año. Es ambiciosa, pero factible. Sin embargo, en este primer trimestre hay muchos ajustes de precios relativos que son heredados. Además, todavía no tenemos un índice oficial y eso complica la lectura, el análisis y ordenar las expectativas”, dijo Prat-Gay, en una entrevista con LA GACETA.
-¿Cuándo presentarán los primeros datos del índice oficial?
-Trataremos que el índice esté lo antes posible. Quizás, en abril. Estamos ordenando el Indec y trajimos gente valiosa (al organismo). Arrancaremos con el mejor índice posible y luego iremos perfeccionándolo. No sirve esperar tanto para pretender el (mejor) índice (por la calidad). Pero nadie cuenta con la información que tiene el Indec. Estamos mirando las estimaciones privadas y creemos que cualquier cosa que pueda hacer el Indec, aunque sea perfectible, es mucho mejor que lo que existe. Por eso, hay apuro de hacerlo lo antes posible. Pero no se trata sólo del IPC (Indice de Precios al Consumidor), sino también de todos los números, de crecimiento (de la economía) y de pobreza. El Indec es un caso extremo de cómo estaba todo dado vuelta. En todos lados encontramos cosas complicadas, pero en el Indec era algo sistemático.
-¿Cómo evalúa el aumento del dólar en el país?
-No hago mucha lectura. Pero es una buena noticia que haya un régimen de flotación ante un escenario bastante convulsionado, en la región y en el resto del mundo. Muchas monedas están cayendo: el peso mexicano y el colombiano se ubicaron en los niveles más bajos de la historia. Los que creemos en un régimen de flotación, pensamos que este esquema está para amortiguar las malas noticias que vienen desde afuera. No creo que eso (por el aumento de la divisa) esté trasladándose a expectativas ni mucho menos. Está muy por debajo de lo que, en promedio, la gente pensaba que iba a ubicarse cuando tomamos la decisión de salir del cepo cambiario.
-¿Cuál es el desafío más importante de la actual gestión?
-El desafío más grande es el que dice Mauricio (Macri) todo el tiempo: generar empleo, volver a crecer y avanzar hacia ‘pobreza cero’. Todo lo que hacemos apunta hacia esa dirección. La ansiedad de los medios está más ‘compartimentalizada’, entonces, hay una necesidad de pasar de un tema a otro.
-¿A cuánto asciende el déficit fiscal primario?
-Recibimos un déficit fiscal primario arriba de seis puntos del PBI (Producto Bruto Interno). El objetivo es ir bajándolo gradualmente. El primer año será el más complejo, porque estaremos ordenando buena parte de las cosas que estaban desordenadas. Este será un año en el cual van a ir madurando las decisiones fuertes que tomemos, por lo que no habrá tanto crecimiento. Será así más difícil mejorar los números fiscales. En el año que viene, la meta será más ambiciosa: en vez de bajar un punto por año, bajará un punto y medio, con la idea de llegar a entre el 0,5 y el 0,3 para el cuarto año. En el mundo, el déficit primario es entre 2,5 y 3.
-¿Proyectan un crecimiento de la economía argentina?
-Aspiramos a que este año haya crecimiento, sobre todo, en la segunda mitad. Como lo he repetido más de una vez, la economía no es una ciencia exacta ni es física, sino que tiene un tiempo de maduración. Es una ciencia social, que involucra la respuesta de muchos seres humanos que tienen que ordenarse. El crecimiento reaparecerá en la segunda mitad del año, después de cuatro años sin crecer. El cálculo que hacemos es de medio (punto) por ciento, en promedio, para este año, pero con dos mitades diferentes. En la segunda parte estaremos creciendo a una tasa bastante atractiva. Eso será en medio de un escenario en el que no se sabe muy bien el valor que pueden tener los pronósticos. El mundo está muy endeble, no sólo China y Brasil, sino también Europa o Japón.
-¿Cuál es el estado de situación de la negociación con los fondos?
-La discusión volvió a los litigantes para que expliquen por qué (el juez Thomas Griesa) no puede levantar la prohibición (de pago). La discusión, que es meramente formal, es si Argentina tiene que pagarle a los bonistas antes de levantar la medida o si puede hacerlo después. Tenemos este debate porque no tenemos el cash para pagarle a todos los bonistas. Creemos que si entran todos, la lógica será que nos dejen emitir bonos para poder conseguir efectivo y resolver la situación para siempre. Es la primera vez en 15 años que un Gobierno se sienta a negociar. Es la primera vez que hay una oferta concreta, más allá de la diatriba de decir ‘no te voy a pagar más que lo pagué en 2005 y 2010’, y que hay tres bonistas que ya aceptaron. El 30% del problema decidió aceptar nuestra oferta. No hay ninguna duda de que estamos avanzando. Lo dijeron también el mediador (Daniel Pollack), el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos y hasta el Fondo Monetario Internacional.