Hace ocho años, cuando Xiao Wang tenía 17, escandalizó al mundo al vender su riñon por tener un nuevo iPhone y un iPad. Vivía en la provincia de Hunan, al sur de China, donde contactó con una red ilegal de tráfico de órganos sin que su familia lo supiese. Le ofrecieron U$S 3.000 por el órgano y el aceptó. Durante la operación se contagió una infección que lo condenó a vivir conectado a una máquina de diálisis por el resto de su vida.
El caso salió a la luz después de que la madre del chico le preguntara de dónde había sacado el dinero para comprarse el móvil y la 'tablet'. "Mamá, vendí un riñón", confesó finalmente el joven, según informó la BBC.
Tras denunciarlo, las autoridades chinas arrestaron a nueve personas, entre las que se encontraban los médicos que le extrajeron el órgano y los miembros de la banda que traficaba los órganos humanos. Fueron condenados a entre tres y cinco años de prisión.
La historia llegó a los medios locales y así fue como se conoció el caso. La familia del jóven recibió una indemnización de unos U$S 200.000.
Actualmente Wang vive en la cama conectado a una máquina de diálisis y necesita asistencia las 24 horas del día.