Las condiciones de variabilidad climática que ocurrieron durante el ciclo de cultivo en los cañaverales también influyeron en la aparición de diversas plagas y enfermedades.

En el caso de la aparición de enfermedades, Arturo Felipe -responsable del grupo de investigación en caña de azúcar del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Famaillá- destacó el “carbón” de la caña de azúcar, debido a que las condiciones de primavera seca favorecieron su diseminación.

En cuanto a plagas, contó que hubo una presencia muy fuerte de la polilla del brote Elasmopalpus lignosellus, que se vio favorecida por la falta de lluvias en determinado momento y por lotes sin rastrojo, que ayudaron a la penetración por medio del brote expuesto, lo que llevo a muchos productores a descepar lotes que no estaban previstos. “Es importante resaltar que muchos lotes están ‘cerrando sucios’; es decir, con muchas malezas que aparecieron tarde y, en muchos casos, se dificultaron los cierres químicos a raíz de la intermitencia de las lluvias”, dijo.

Señalo que las condiciones climáticas para esta campaña en particular fueron extremas en algunos meses; sobre todo durante el invierno y la primavera del año pasado, con una falta importante de agua que no permitió recargar adecuadamente el perfil de suelo. A esto se sumó un verano 2020-2021 con buen volumen de lluvias, pero con una mala distribución de estas, a lo cual atribuye la gran variabilidad de situaciones que se observan en los cañaverales tucumanos. “Este escenario contribuyó a la marcada heterogeneidad observada en las cañas, que se fue acentuando durante el transcurso del verano, con lluvias de mayor volumen que permitieron una buena recuperación en el desarrollo. Pero aún persiste un atraso general para la época del año”, cerró.