Empresarios temen por un escenario de hiperinflación

Los hombres de negocio señalan que el Gobierno atacó más las consecuencias que las causas de los problemas macroeconómicos.

Peatones observan una vidriera comercial. FOTO ILUSTRATIVA (ARCHIVO) Peatones observan una vidriera comercial. FOTO ILUSTRATIVA (ARCHIVO)

“La Argentina siempre fue una caja de sorpresas”, dice un reconocido empresario tucumano para definir lo que está pasando en estos días, posPASO, con la devaluación del tipo de cambio oficial y sus efectos directos y colaterales en la economía cotidiana. En un hotel de primera línea, un ejecutivo toma un café. Pide la cuenta y el mozo le dice: “son $ 800”. El empresario lo mira y le recuerda que 24 horas antes había pagado $ 750 por el mismo café. No es el precio en sí; es la realidad de un país inflacionario, que aceleró las consecuencias de no haber atacado a tiempo las causas de todos los males macroeconómicos. Un adolescente se asoma al mostrador de una reconocida cadena de hamburguesas. “Uy, no me alcanza”, expresa con risa irónica. Los $ 1.700 de la semana pasada se fueron a $ 2.800 sin escalas. La crisis también lo afectó y sufrió, en carne propia, las piruetas y malabares que los hombres de negocio hacen todos los días para sostener su empresa y, por ende, la fuente de trabajo. Si todo sigue como hasta ahora, los empresarios creen que la Argentina puede caer en otra hiperinflación o en un escenario similar al “Rodrigazo” de la década de 1970 con crisis económica y debilidad política del gobierno de turno. La suba de los costos no es la única inquietud. También están los reclamos sindicales para que el salario acompañe el ritmo inflacionario, en una alocada carrera.

El “efecto Javier Milei” también los inquieta. Lo reconoció ayer a LA GACETA, Jorge Rocchia Ferro, presidente de la Unión Industrial de Tucumán (UIT). “Esta devaluación nos tomó por sorpresa. La esperábamos para el 23 de octubre (luego de las elecciones presidenciales) o bien para el 10 de diciembre (cuando se produzca el recambio presidencial), pero no ahora, tan brusca”, indica el también presidente de la Compañía Azucarera Los Balcanes SA. “El efecto fue como el estallido de una bomba atómica para la economía; no hay insumos, tampoco precios; nos retacean lo, agrega. s materiales; sube el combustible y en muchos casos estamos sin SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina)”, enumera el industrial. “Por si esto fuera poco, anuncian una inflación para agosto que va del 12% al 17%”.

Héctor Viñuales Santafe, presidente de la Federación Económica de Tucumán (FET), señala que los asociados a esa entidad están tan aturdidos como los industriales porque no esperaban un triunfo del diputado libertario de La Libertad Avanza. Acota, sin embargo, que hay que esperar cómo decanta la situación política y electoral, pero en el mientras tanto es necesario mirar la evolución de la economía. “La devaluación ha sido desprolija porque, si el Gobierno decidió avanzar con ese esquema, por lo menos debía mostrar que tiene voluntad de corregir el rumbo, con un esquema de reducción del gasto público u otras medidas que muestren signos de ir hacia una normalidad económica”, plantea el empresario.

La devaluación del 22% del tipo de cambio oficial obedeció más a un compromiso con el FMI que a la voluntad propia de un Gobierno para comenzar a atacar los desequilibrios macroeconómicos del país, afirma por su parte el economista Pablo Pero. Al igual que el titular de la FET, el presidente Fundación IPeC dijo que el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció la devaluación sin dar señales de eliminación del déficit fiscal, dejar de emitir dinero o de ir rescatando la abultada deuda en Letras de Liquidez (Leliq). “Todo parece indicar que el objetivo oficial ha sido hacer bien la tarea ante el Fondo, pero no tuvo en cuenta las derivaciones de una devaluación mal hecha”, expresa.

Pero duda acerca de una posible hiperinflación en el corto plazo. “Para ese escenario se requieren muchos meses de inflación alta y un ingrediente no menor llamado caos. Eso no hay en la Argentina. Sin embargo, al Gobierno le falta timing, ya que lo que quiso hacer no fue ordenado, y lo acerca más al Rodrigazo”, explica el economista.

El dólar seguirá siendo un dolor de cabeza para los empresarios. El tipo de cambio oficial se mantuvo en $ 350 por segundo día consecutivo. Si bien trascendió que el oficialismo mantendría este nivel hasta fines de octubre, el mercado descree que pueda mantenerse fijo. En este sentido, Portfolio Personal Inversiones observa que las tasas implícitas de los futuros de Rofex se dispararon con fuerza. Específicamente, la tasa de agosto subió a 68,8%, mientras que las de septiembre y octubre treparon a 92,4% y 156,4%, respectivamente, alcanzando los niveles más altos desde el viernes pasado (previo a la devaluación).

La incertidumbre seguirá dominando el mundo de los negocios, con más remarcación de precios.

La negociación Estado-empresas

- El Gobierno nacional reactivó la estrategia de “palo y zanahoria” para renegociar y mantener acuerdos de precios con los empresarios. Es decir, si aumentan en las proporciones que pide el Ministerio de Economía, podrían tener a cambio beneficios impositivos.

- Economía confirmó a las empresas de consumo masivo que el programa Precios Justos se renueva con una pauta de incremento del 5% y quedará congelado por 90 días.

- La semana que viene se profundizarán los contactos con los distintos sectores para analizar nuevas medidas.

Rumores que causaron nerviosismo

En el mercado cambiario sigue la histeria ante las versiones de un eventual “megacepo” para evitar una mayor sangría en las reservas del Banco Central.

El otro rumor que invadió al mercado fue una eventual renuncia del ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa.

“Esa será una decisión de Sergio, pero yo no veo posible que eso suceda”, dijo el jefe de Gabinete y candidato a vicepresidente Agustín Rossi.

La posibilidad fue deslizada por el sindicalista, Omar Plaini, luego de que en el global en las PASO Unión por la Patria quedara en el tercer puesto.

El diputado Eduardo Valdés, cercano a Alberto y a Cristina Fernández, pidió a Massa que renuncie como ministro para dedicarse de lleno a la campaña.

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