El largo desafío para los biocombustibles

Un experto advirtió que muchos Gobiernos todavía no saben cuál es la producción más limpia.

10 Septiembre 2023

En el marco de las celebraciones del 10° aniversario del Instituto de Promoción del Azúcar y Alcohol de Tucumán (Ipaat) se realizó un ciclo de organizó un ciclo de conferencias internacionales sobre la industria sucroalcoholera y su desarrollo en el NOA, en las que se planteó que “hay oportunidades para posicionar al etanol como combustible sustentable”, pero que hay trabas impositivas y políticas que dificultan el avance en esta materia.

El gerente del Ipaat dijo que la producción limpia es un asunto mutidisciplinario. “Hay representantes de las universidades, investigadores y estudiantes, relacionados e interesados con el cambio climático, que hoy es un tema que pide la sociedad a nivel mundial, para plantearnos cómo hacemos que las emisiones de gases sean lo menos contaminantes posible”. El ministro de Desarrollo Productivo provincial dijo que es necesario que el país tome alguna medida para una mayor participación del bioetanol a través de un programa de cortes programados y progresivos, aumentando en el tiempo de la mezcla de bioetanol con nafta. El funcionario recordó que en el país el corte es de un 12% actualmente. “Podríamos tener el 15% de manera inmediata porque Tucumán y los ingenios del Norte tienen la capacidad industrial instalada para eso. Y así progresivamente llegar a 2030 a 27%, el mismo corte que tiene Brasil”, añadió. Argentina, que está desarrollando el esquema de combustibles fósiles de Vaca Muerta, requiere lograr –dijo- una “Vaca Viva”. “Estamos lentos, por no definir políticas públicas acordes a los momentos que se viven y por no poder darles a los biocombustibles el lugar que necesitan”, explicó.

Un experto de Brasil dijo que “si tomamos un paralelismo entre el consumo mundial de naftas versus el etanol vemos que el alcohol solo ocupa entre un 4,5% y un 5 %. Por ende, debe trabajarse mucho para que aumente el uso de etanol, porque las emisiones de carbono siguen en aumento”. Precisó que del total emitido al ambiente se calcula que entre un 20% y un 25% provienen del transporte en todo el mundo; y que el 75% de esto se lo lleva el transporte terrestre y casi un 25% el aéreo. “La electrificación de los medios de transporte aumenta mucho en relación a otras. En el caso del etanol, se va incorporando de a poco, ya que atraviesa por un sinfín de regulaciones al uso y a la producción del biocombustible”, dijo. “Desde mi punto de vista, lograr una mayor imposición del etanol como alternativa al uso de combustibles fósiles pasa por imponer una mezcla obligatoria con las naftas”.

Destacó que se sabe que el negocio del bioetanol va de la mano de las decisiones políticas de los Gobiernos, por lo que resulta indispensable que se busquen impuestos diferenciales a la producción que ayuden a los inversionistas. “Además, preocupa mucho que el Gobierno intervenga en el precio del biocombustible; esto desincentiva la producción de bioetanol”.

Puntualizó que muchos Gobiernos todavía no saben cuál es la producción más limpia y que cada país tiene diferentes caminos y alternativas para bajar las emisiones. “En el caso de Brasil y la India, apostaron muchísimo y lo siguen haciendo con el uso del bioetanol. Y los países europeos con el uso del auto eléctrico”, dijo. Como positivo, destacó que en la producción de biocombustibles se busca una producción sustentable con el ambiente. Remarcó que en algún momento todo el mundo deberá implementar procesos para lograr bajar de manera importante la huella de carbono –ya lo está reclamando con urgencia la ONU- y para conseguir que el producto logrado sea lo más ambientalmente limpio posible.

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