Atlético Tucumán: Nicolás Romero, un juvenil con estipe de veterano

El defensor disputó 30 partidos en el "decano" y es un pilar fundamental para el presente que tiene el "decano" en la Copa de la Liga.

DISTENDIDOS. Nicolás Romero y Joaquín Pereyra observan a Gustavo Lescano en una de las prácticas. El central se acopló muy bien a la zaga junto a Bianchi. DISTENDIDOS. Nicolás Romero y Joaquín Pereyra observan a Gustavo Lescano en una de las prácticas. El central se acopló muy bien a la zaga junto a Bianchi.

Nicolás Romero es el pibe de 19 años que en la cancha aparenta tener una década de fútbol de Primera encima y que se afirmó definitivamente en el primer equipo de Atlético. De seguir mostrando esta regularidad, las ofertas para quedarse con sus servicios del central empezarán a golpear las puertas del club.

Es que jugadores con sus características no suelen abundar en el fútbol argentino: el catamarqueño  demuestra su solidez partido a partido y está listo para una batalla más. Será la N° 31 para el catamarqueño, que debutó con 17 años en Primera.

“Por suerte me está tocando jugar hace bastante tiempo. La confianza que me dieron los entrenadores es importante. Jugar con Bruno (Bianchi) me da mucha confianza, me habla bastante, me enseña, eso me ayuda a seguir creciendo día a día”, expresó el zaguero, que volverá a ser titular esta noche ante Arsenal.

Cual veterano, Romero se muestra muy seguro y con mucha confianza en la "cueva", lo que llama la atención de propios y extraños. Es firme por arriba y muy efectivo por abajo, y además -aunque no tuvo posibilidad de mostrarlo en un partido oficial- también se destaca por su pegada en la pelota parada.

Cuando ingresa al campo de juego el juvenil se transforma en todos los sentidos. Es un líder nato y lo demuestra desde el primer partido que jugó. Sin ir más lejos, en el empate con Instituto hubo una jugada que define como es su personalidad y temperamento: iban 18 minutos del segundo tiempo cuando Juan Franco y Mateo Coronel quedaron enfrentados cara a cara y sujetándose de la camiseta. Romero, que recién había sido atendido por un corte en su cabeza, no dudó y corrió inmediatamente en defensa del delantero del “decano”. “Cuidar a un compañero me sale del alma. Tenés que defender a los tuyos a muerte. Ese día estaba con las pulsaciones a mil y lo fui a acompañar a ‘Mate’. Hace mucho vengo jugando, sé leer el ritmo del partido y además tengo la confianza de mis compañeros, que me dan algunas libertades”, explicó.

A fuerza de buenas actuaciones, el juvenil se convirtió en un pilar en el sector defensivo. “Soy consciente de que soy muy chico y sé que tengo que seguir aprendiendo muchas cosas todavía”, reflexionó el zaguero zurdo, que recibió ocho tarjetas amarillas en 30 partidos y aún no fue expulsado en Primera.

En cuanto al partido de mañana, Romero admitió que no será de trámite sencillo ni mucho menos. “Todos los partidos son complicados y este no será la excepción. Nosotros tenemos que seguir sumando porque queremos pelear esta copa. Tenemos esa ilusión, y además queremos llegar a un torneo internacional”, es el deseo del defensor central, que todavía mastica bronca por lo que sucedió ante River. “Creo que merecíamos el empate, nos tocó perder en la última. Son cosas que tiene el fútbol y debemos aceptarlas”, agregó.

El central también se refirió a la seguidilla de partidos que está atravesando el “decano”, que mañana jugará su tercer partido en nueve días. “Es probable que sobre el final de los partidos se sienta el cansancio. En algún momento aparecerá, pero nos esforzaremos el doble para que los tres puntos se queden en casa”, prometió el joven.

Lo que Romero tiene bien en claro es que, tanto dentro como afuera de la cancha, el jugador recibe apoyo incondicional. Puertas adentro, jugadores, cuerpo técnico y auxiliares; en las tribunas los hinchas y sus familiares. “Me siguen siempre, vienen desde Catamarca. Es bueno sentir ese apoyo. En Chumbicha siempre se ponen muy contentos por mi presente”, finalizó. 

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