En la edición de la semana pasada de LA GACETA Rural se difundieron algunas actividades que se desarrollaron en la Jornada de Actualización Citrícola que la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) llevó a cabo en la sede de El Manantial de la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria de la Universidad Nacional de Tucumán, y de la cual participaron productores y técnicos del sector.
Entre otras se mencionaron la charla de Hernán Salas, sobre la situación actual de la citricultura tucumana; la de Ernesto Saade, sobre la diversificación industrial del a citricultura; la de los técnicos de la sección Zoología Agrícola de la Eeaoc, sobre la situación del vector del Huanglongbing (HLB), y el homenaje a Juan Padilla, por su trayectoria como productor.
En esta edición se publica el resto de las disertaciones, entre las que se destacan la producción citrícola del NEA, los aportes técnicos vertidos por Sebastián Torres Posse; la designación de la embajadora de la Asociación Internacional de Jugos de Frutas y Vegetales, los programas de industrialización, y los aportes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
En lo referente a la Producción citrícola del NEA, su estado actual y las principales variedades de naranjas, se dieron a conocer los datos obtenidos de Federcitrus. Entre estos resalta que la Argentina ocupa el séptimo lugar como productor citrícola a nivel mundial.
La actividad -una de las actividades frutícolas más importantes del país- se concentra en dos grandes regiones: el noroeste (NOA) -Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy-; y el noreste (NEA) -Misiones, Formosa, Corrientes, Entre Ríos y norte de Buenos Aires-.
El NOA produce alrededor del 65% de los cítricos, mientras que el NEA produce el restante 35%. Pero al comparar las superficies cultivadas se advierte que estas se distribuyen prácticamente en forma igualitaria. Si se observan los grupos de cítricos de mayor importancia, los limones caracterizan la producción en el NOA; por el contrario, el NEA resalta por su producción de mandarinas y de naranjas.
Esto explica la diferencia en producción, ya que el grupo de los limones posee una mayor producción de kilos por hectárea que el grupo de las mandarinas. Aunque hay que considerar que todos los grupos -pomelos, limones, naranjas y mandarinas- se cultivan en las dos regiones.
En el NEA las provincias de Corrientes y Entre Ríos concentran alrededor del 90% de la superficie cultivada, lo que se ve reflejado en la contribución de estas provincias en la producción regional. Entre Ríos se distingue por su producción de naranjas y de mandarinas de excelente calidad, que logra gracias a sus condiciones de suelos y a su clima.
Conforme a los datos obtenidos en la sección de Economía de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de Concordia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), considerando las campañas de 2016 a 2020 la producción de naranjas alcanzó algo más de 1 millón de toneladas, mientras que la de mandarinas llegó a las 450.000 toneladas.
El principal destino de la fruta es el comercio dentro del país, para consumo como fruta fresca. Le sigue la industrialización para obtención de jugo y derivados. Y por último, la exportación como fruta fresca. El 60% del grupo de las naranjas se comercializa en el país; y alrededor de un 7% se exporta como fruta fresca. La fracción restante se industrializa. Una consideración: prácticamente toda la superficie cultivada con cítricos dulces de esta provincia recibe los cuidados culturales para obtener fruta con cualidades para su consumo en fresco.
Dentro de este grupo de cítricos dulces, las naranjas para postre -tipo Navel- representan un 18%, mientras que las naranjas para jugo -tipo común-, el 82%. Las variedades de jugo más cultivadas son Valencia Late, Salustiana, Midknight y Valencia Seedless. Las dos primeras representan más del 90% de la superficie cultivada. Sus características de alto contenido de jugo, buenos grados brix, sea el contenido de sólidos solubles que definen su dulzor, y su balance de acidez las convierten en variedades atractivas para ser cultivadas con distintos fines comerciales, fresco e industria.
Considerando que la industria de la región se nutre en gran parte de fruta considerada de descarte de la línea de procesamiento de empaque -y una fracción menor del descarte directo de quinta-, y que los proceso industriales pueden requerir otra preparación de la fruta -debido, principalmente, a los residuos de pesticidas que pueden contener y ser trasmitidos al jugo o derivados en el proceso de industrialización-, el Laboratorio de Pesticidas de la EEA Concordia realizó un estudio en naranja Valencia Late y Salustiana.
El contenido de residuos en los grupos de muestras analizados fue variable, de no detectados (ND) hasta coexistencia de varios principios activos (pa). En la tabla se pueden ver las concentraciones máximas (en mg/kg) de los pesticidas hallados con mayor frecuencia, su trazabilidad de fruta a jugo exprimido y concentrado y los límites máximos de residuos (LMR) establecidos por Senasa. Los límites de detección y cuantificación fueron de 0,005 mg/kg y 0,01 mg/kg respectivamente. Como puede observarse, los valores máximos encontrados no superan dichos LMR, incluso en el jugo concentrado estos se diluyen hasta 6 veces cuando se lo reconstituye en agua para ser consumido.
Si bien, como se menciona anteriormente, las condiciones ecológicas de la provincia de Entre Ríos son excelentes para la producción de cítricos, y su fruta es apta para diferentes usos, no escapa como zona productora a la amenaza sanitaria que representa la presencia del HLB en la región.
Acorde a los datos de Senasa, la presencia de esta enfermedad en los departamentos Federación (Entre Ríos) y Monte Caseros (Corrientes), considerados como continuo citrícola de la costa del Río Uruguay, se exhibe como condicionante para sostener la producción actual en el tiempo, mostrando un futuro incierto para esta citricultura.