Un clásico que nació por una copa de vino derramada

En 1935, el SIC nació de las entrañas del CASI a raíz de un curioso episodio registrado en un tercer tiempo; hoy es uno de los clubes de Buenos Aires más cercanos al rugby tucumano.

EN COMPETENCIA. Nacional de clubes, Universitarios y el SIC en la final. EN COMPETENCIA. Nacional de clubes, Universitarios y el SIC en la final.

El rugby reconoce en la amistad a uno de sus principios fundamentales, pero lo cierto es que su historia también le debe mucho a la discordia: muchos clubes en Argentina nacieron a partir de diferencias irreconciliables entre miembros de otros clubes. Y ese es un punto que Universitario y el SICtienen en común: ambos fueron protagonistas en el alumbramiento de una nueva institución, aunque en roles distintos. Mientras que la "U" dio origen a Los Tarcos en 1955, dos décadas antes el SIC (San Isidro Club) había nacido de las entrañas del CASI (Club Atlético San Isidro) a partir de...una copa de vino derramada en un tercer tiempo.

Cuenta la leyenda que la ruptura comenzó a producirse a principios de 1935, cuando el presidente del CASI, Julio César Urien, designó al encargado de la Subcomisión de rugby del club sin darle participación en el tema a los jugadores, lo que generó cierto malestar en el plantel. Esto se sumó a una ya difícil convivencia con los directivos y los socios de otras disciplinas que se practicaban en el club. Sin embargo, el episodio que terminó con la poca armonía que quedaba tuvo lugar en la noche del 14 de julio, después del partido que el CASI (puntero del torneo) perdió de local a manos de su escolta, Gimnasia y Esgrima. Durante el tercer tiempo, a uno de los comensales invitados se le derramó una copa de vino sobre el pantalón. Para no seguir comiendo en esas condiciones, el hombre directamente se los sacó y quedó en calzoncillos. Como muestra de solidaridad -o quizás a modo de broma- Jorge "El Francés" Conrad (jugador del CASI) invitó a que el resto hiciera lo mismo. Dado que ese día era el aniversario de la Toma de la Bastilla, Conrad habría expresado: “nosotros somos como los sansculottes…”, en referencia a los revolucionarios de 1789, y también se sacó los pantalones, siendo imitado por varios de sus compañeros.

Aquél acto fue imposible de tolerar para la directiva del club, que procedió a sancionar a los jugadores involucrados con suspensiones de entre uno y dos años. Los afectados reconocieron su exceso y aceptaron la pena, pero trataron de negociar con las autoridades del CASI para que les permitieran seguir entrenándose y jugando los partidos, absteniéndose de concurrir a los eventos sociales del club. Sin embargo, la solicitud fue rechazada, lo que terminó por romper las relaciones entre uno y otro bando.

El problema empeoró cuando los capitanes de las diferentes divisiones de rugby del CASI renunciaron a jugar, al igual que muchos otros jugadores. Cualquier intento de acercamiento resultó infructuoso, por lo que la única salida posible fue resolver el asunto en las elecciones a la presidencia del club. El grupo de los "rebeldes" presentó una lista encabezada por José María Pirán, mientras que la "oficialista" propuso la continuidad de Urién. Al final, este último fue reelecto, por lo que el grupo derrotado decidió marcharse del club y fundar uno nuevo de la mano del propio Pirán, quien ya había fundado el Club Náutico de San Isidro.

El San Isidro Club (SIC) fue fundado entonces a fines de ese año, el 14 de diciembre de 1935, aunque recién en 1939 pudo comprar parte de los terrenos donde se emplaza actualmente. En dicho predio de la calle Blanco Encalada había dos zanjas, una de las cuales lo partía en dos. De allí viene su sobrenombre de "Zanjeros".

Amistades tucumanas

De los clubes de Buenos Aires, el SIC es el que tiene una relación más estrecha con el rugby tucumano. Y más específicamente, con Tucumán Rugby. Dicha amistad proviene de la que sostuvieron dos figuras emblemáticas cada uno de esos clubes: Carlos "Veco" Villegas y Julio Paz. "En la década del 80 ambos solían ir siempre a veranear a Miramar junto al hijo de Catamarco Ocampo, y soñaban con un torneo que enfrentara a los mejores del Interior con los mejores de Buenos Aires. Y eso se pudo materializar en el Nacional de Clubes. Curiosamente, los dos primeros finalistas de ese torneo, en 1993, fueron el SIC y Tucumán Rugby", cuenta Sebastián Perasso, ex jugador de los "Zanjeros" y autor de varios libros de rugby.

AMISTAD. Muñecos AMISTAD. Muñecos

Esa amistad entre Paz y Villegas quedó reflejada también en que Tucumán Rugby organiza cada año el torneo homenaje al "Veco", en el que compiten los mejores equipos M19 del país.

"El SIC siempre abogó por jugar con los clubes del interior. De hecho, siempre nos fuimos de gira por Tucumán, por Córdoba, por Mendoza, y generamos vínculos muy lindos. De hecho, siempre que vamos nos reconocen eso", rescata Perasso, quien ha visitado la mayoría de los clubes de Primera de Tucumán, aunque reconoce que aún le falta Universitario y prometió que lo visitará pronto.

Varios tucumanos han vestido la camiseta del SIC a lo largo de la historia. Sin dudas el más reconocido es Santiago Mesón, el ex fullback de Tucumán Rugby y de los Naranjas, aunque también lo hicieron los hermanos Federico y Julio Williams, Alberto Frías Silva (también de Tucumán Rugby), Ezequiel Cortés (Los Tarcos) y Antonio Ahualli (Universitario), hermano mayor de Lisandro, quien los enfrentó en esta final por el título nacional. 

Comentarios