Éxtasis: historias de música, sexo, poder y dinero

La venta de esta sustancia siempre estuvo ligada a la movida de las fiestas electrónicas. Investigaciones cargadas de dudas e irregularidades. Causas polémicas.

EL ÚLTIMO PROCEDIMIENTO. Policías federales hacen guardia en un edificio donde arrestaron a un miembro de “Calavera no chilla”. EL ÚLTIMO PROCEDIMIENTO. Policías federales hacen guardia en un edificio donde arrestaron a un miembro de “Calavera no chilla”.

En las investigaciones de venta de éxtasis que se hicieron en la provincia hay denominadores comunes. Al ser una sustancia exclusiva de personas de alto poder adquisitivo, sus vendedores rompieron con el molde del narco común. Todos los investigados estuvieron ligados a las fiestas electrónicas. Ninguna de las causas iniciadas tuvo un desarrollo normal o, al menos, siempre tuvieron una arista polémica.

“Los mocosos de ahora no saben nada. Jodas eran las que se hacían en Nocturno. Fue lo más cercano a la verdadera cultura del ‘punchi’. Gente teniendo relaciones sexuales en el interior del boliche y si te drogabas nadie te decía nada. No por casualidad tenían aspersores que tiraban agua varias veces. Ahí descubrí lo que eran las ‘pasti’. Ese boliche fue el primero en muchas cosas”, comentó Mauricio, un hombre de más de 40 años que sólo tiene recuerdos de lo que se vivió en el local que estaba ubicado en Alsina al 500.

Nocturno fue el primer lugar en el que la música electrónica era la protagonista. Ramón Diéguez (h) (hijo de un importante empresario santiagueño) y Gerardo Epelbaum habían apostado al proyecto que rompió con todos los moldes. “Mientras boliches como estos se repiten en Córdoba, Rosario o Mendoza, las noches de Nocturno se repetían en Amsterdam, en suburbios de París o Buenos Aires. Con su música, sus drogas, sus deejays y su libertad sexual, Nocturno fue un quiebre cultural. Fue un reducto under necesario para cambios sociales. Fue un pedazo de la movida del mundo que se había colado por estos lados, en Alsina 510. Nocturno fue la llegada de lo nuevo…”, escribió Pedro Noli en una crónica de “Tucumán Z”.

Pero también fue protagonista de la primera causa por venta de éxtasis que se abrió en Tucumán. El expediente siempre estuvo cargado de dudas. Un DJ fue detenido en febrero de 2003 por la Policía Federal por trasladar bochitas de cocaína. El sospechoso, cuya identidad nunca fue revelada, acordó con la Justicia su libertad a cambio de contar cómo era la ruta del éxtasis en Tucumán en la que estaba involucrada gente muy poderosa.

En octubre de ese año estalló el escándalo. Los federales desarticularon a gran parte de la supuesta banda. Según la acusación del fiscal Emilio Ferrer, Ariel Aquines Wartski se encargaba de conseguir las pastillas; Gonzalo “Mamadera” Farías, de venderlas; Pablo Silva, de producirlas y enviarlas, Silvina Jorge (integrante de una reconocida familia de empresarios), de retirarlas y Diéguez (h) y Epelbaum, de disponer del lugar (Nocturno) para el consumo de la droga. Hubo más implicados, muchos de ellos jóvenes ligados al poder de esos tiempos. Varios de ellos huyeron de la provincia.

HISTÓRICO. Los federales cuando se presentaron en Nocturno. HISTÓRICO. Los federales cuando se presentaron en Nocturno.

Después de cinco años de espera, en 2009 se inició el juicio. Diéguez (h) fue absuelto y Jorge nunca llegó a esta instancia porque accedió a una probation. El hilo se cortó por lo más delgado y fueron condenados Aquines Warstki (cinco años y ocho meses), Silva (cuatro), Farías (cuatro) y Epelbaum (2). En 2012, un fallo anuló las condenas al señalar que las escuchas telefónicas habían sido ilegales. El fiscal Emilio Terraf apeló el fallo y en 2014 la Corte Suprema de Justicia resolvió que el caso debía ser analizado por Casación. En 2016, este tribunal ordenó que se hiciera un nuevo juicio. Finalmente en 2018, todos los acusados (salvo Jorge) volvieron a sentarse ante un tribunal que resolvió absolverlos.

El segundo

En abril de 2019, después de una larga investigación, personal de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal detuvo a tres jóvenes y secuestró drogas, entre ellas, éxtasis.

Los detenidos fueron Aldo Antonio Sosa, Gastón Mercau y una joven cuya identidad nunca trascendió, pero sí se supo que era relacionista pública y que participaba activamente en la organización de fiestas electrónicas. Los investigadores descubrieron que además de las pastillas, los jóvenes también se habrían dedicado a la producción ilegal de aceite de cannabis.

Mercau, de 30 años y estudiante de Ciencias de la Educación, es hijo del juez jujeño Gastón Mercau y nieto de Clara Langhe de Falcone, integrante del Máximo Tribunal de Justicia, el equivalente de la Corte Suprema de Tucumán. Nunca trascendieron los detalles de esta causa ni cuál fue la suerte de los acusados. Sí se supo que a Mercau lo habrían trasladado a su Jujuy natal por cuestiones humanitarias.

El último

“Calavera no chilla” es el nombre de una de las productoras de fiestas electrónicas que marcaron tendencia en nuestra provincia. Pero también hizo historias porque sus máximos referentes fueron procesados por la comercialización de éxtasis en Tucumán.

Todo comenzó en febrero de 2022, cuando la Policía secuestró 189 pastillas de éxtasis en varios allanamientos. En esa oportunidad fueron detenidos Matías Ghazarian, individualizado como el jefe de la productora, y Franco Tacla, un relacionista público vinculado a la noche tucumana.

Según la investigación del fiscal federal Carlos Brito, Ghazarian habría adquirido la droga para comercializar en los encuentros que organizaba. También sospechaba que Tacla colaboraba en esta tarea. “Creemos que era una banda muy estructurada. Tenemos sospechas que tenían ‘promociones’ especiales que consistían en vender la entrada con las dosis que el comprador quisiera”, argumentó una fuente cercana a la investigación.

Pero como en todas las causas por la comercialización de éxtasis, el desarrollo de la pesquisa estuvo acompañada por polémicas. La Cámara de Apelación dispuso la falta de mérito de Ghazarian y ordenó que sea liberado. Tacla, que trabajaba para él, siguió detenido.

Hace casi un año, en un espectacular procedimiento, fue detenido el creador de “Calavera no chilla”. En esa fecha se conocieron los análisis de los teléfonos celulares que se les habían secuestrado a los acusados. Según confirmaron fuentes judiciales, allí se habría confirmado que Ghazarián era el líder de la organización, que habría otras personas implicadas y podría haber quedado probado que el otro arrestado tuvo una participación menor.

Tacla sigue el proceso en libertad, mientras que a Ghazarián se le otorgó el arresto domiciliario. No se sabe aún cuándo serán enjuiciados y si habrá más detenidos.

Lo más común

En la Justicia Federal, que hasta el momento instruyó todas esas causas, también se abrieron decenas de expedientes por tenencia de éxtasis para consumo personal. Los acusados no tuvieron problemas legales, pero las autoridades tampoco fueron tras los pasos de los proveedores.

Uno de sus casos fue muy comentado en ese fuero. Según confiaron fuentes judiciales, un empleado de esos tribunales fue detenido en Córdoba con varias pastillas en su poder. Fue acusado en esa provincia y suspendido provisoriamente de sus funciones en esta. A las semanas, regresó y volvió a trabajar, sin que se sepa hasta el momento el estado en que se encuentra su causa.

Droga de laboratorio: de traerla o recibirla en sobres, a comprar la producción en laboratorios nacionales

El éxtasis es una droga sintética que se produce en todo el mundo por la gran demanda que existe. Esta sustancia puede ser elabora mezclando anfetaminas y otros derivados de éstas, como MDEA, MDA, MDB.

Sus fabricantes eligen figuras (personajes y marcas, por citar algunos) y colores para bautizarlas con un nombre. “Es como una especie de marca para que se sepa de qué se trata”, explicó un investigador.

Hace unos 10 años, la mayoría de los consumidores traían pastillas personalmente desde Europa o las recibían por encomienda. Luego, con la presencia de cárteles mexicanos en la región, hubo varios países limítrofes que comenzaron a producirla. Pero hubo personas que aprendieron a elaborarlas en el país. En varias investigaciones surgen que actualmente hay laboratorios en Córdoba y en Buenos Aires.

En nuestra provincia, una pastilla se cotiza a $ 10.000 como mínimo. En las fiestas electrónicas ese monto puede incrementarse hasta un 30%. Por su valor, es una droga que está reservada a las personas de mayor poder adquisitivo.

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