El dinero reinventó los Valles Calchaquíes

MAPA DE LOS VALLES CALCHAQUÍES. De Santa María (Catamarca) a La Poma (Salta). MAPA DE LOS VALLES CALCHAQUÍES. De Santa María (Catamarca) a La Poma (Salta).

En la maravillosa era de la “googlemanía” o Googledependencia la información y los datos fluyen con una facilidad hasta hace poco impensada y a una velocidad cuántica.

Sin embargo, los caprichosos algoritmos que configuran los resultados que nos arroja el megabuscador lejos están de ser infalibles. Cometen errores. A veces Google destaca una respuesta que no es del todo correcta o es absolutamente incorrecta sólo porque se encuentra en una página muy popular, muy consultada por la gente, o porque está en un sitio confiable, como un medio tradicional, un portal oficial, académico, etcétera, o también porque se trata de un concepto que se repite desde hace años y nadie corrige.

Además, en tiempos de la brevedad excesiva, del abuso de la síntesis, del saber reducido a un trailer, de la ansiedad dominante que no deja de aumentar al ritmo de la instantaneidad y de los abstract y resúmenes que han sustituido a las tesis, a los libros y a las investigaciones de fondo, las inexactitudes se multiplican.

Google aún no ha podido reemplazar ni superar a los buenos maestros. El saber tradicional sigue siendo muy superior a la práctica y cómoda inmediatez de internet.

Un ejemplo cercano es el de los ilustradísimos profesores de Geografía Ernesto Jaime y Manuel Cabanillas, considerados por decenas de alumnos como dos de los mejores docentes que enseñaron en el colegio Tulio García Fernández, entre los 70 y los 90. Hubo otros profesores y profesoras de excelencia en esa época -y seguramente hoy también-, pero nos detenemos en estos dos para traer a la memoria un caso concreto en donde la educación tradicional sigue derrotando a Google.

El aula contra Google

Jaime y Cabanillas eran profesores del secundario y son los responsables de que numerosas camadas de jóvenes se enamoraran de la Geografía y del conocimiento enciclopédico en general, porque es una de las materias más amplias y completas del espectro académico, ya que va desde el clima al medioambiente, desde la política a la historia, de los mapas bidimensionales a la física aplicada, desde la demografía hasta la sociología, desde la estadística a la jurisprudencia, desde los insectos, las plantas y los peces hasta las estrellas.

Toda esta introducción sirve para tratar de dirimir un viejo debate que cada tanto resurge entre los tucumanos, que es la relación entre Tafí del Valle y los Valles Calchaquíes, también llamado Valle Calchaquí.

MAPA DEL PARQUE CUMBRES CALCHAQUÍES. Está al este de los Valles. MAPA DEL PARQUE CUMBRES CALCHAQUÍES. Está al este de los Valles.

Una discusión no menor, dada la trascendencia que tiene esa zona para los tucumanos, los salteños y los catamarqueños, no sólo turísticamente, sino a nivel de producción, historia, política, medioambiente y clima, entre otros aspectos.

Erróneamente, en el 99% de los resultados Google incluye a Tafí del Valle como parte de los Valles Calchaquíes.

Quienes estudiaron con Jaime y Cabanillas saben que el valle de Tafí, donde obviamente se encuentra Tafí del Valle, está separado del Valle Calchaquí por el cordón montañoso San Francisco.

Los Valles Calchaquíes están conformados por un sistema de valles y montañas que se extienden a lo largo de 520 kilómetros, desde unos 40 kilómetros al norte de La Poma, en Salta, hasta Punta de Balasto, 25 kilómetros al sur de Santa María, en Catamarca. Es una extensa longaniza, larga y angosta. A lo ancho tiene un promedio de 50 kilómetros de extensión, a veces menos a veces un poco más, desde las Sierras de Quilmes al oeste, también conocido como El Cajón, hasta las Sierras del Aconquija y la cadena de San Francisco, al este, que lo separan de Tafí del Valle.

Para hacerse una idea, la ruta 40 atraviesa los Valles Calchaquíes por el medio, como si fuera su columna vertebral.

A la par de esta columna corren dos ríos, el Calchaquí al norte, en Salta, y al sur el Santa María, en Tucumán y en Catamarca, que confluyen cerca de Cafayate, formando el río de las Conchas.

El nombre del valle proviene de una de las naciones cacanas (porque hablaban Cacán), los calchaquíes, que habitaban y aún habitan esa zona.

Las únicas localidades tucumanas que se encuentran dentro de este valle son Amaicha, la Ciudad Sagrada de Quilmes, Colalao, El Pichao y El Bañado, entre otros poblados más pequeños.

Posibles orígenes del error

Se infiere que el error de incluir a Tafí dentro de los Valles Calchaquíes se origina en el turismo, ya que esta industria amplifica toda la zona en un solo paquete o circuito, que incluso en algunos casos llega hasta Famaillá. Lo mismo ocurre en Salta, donde los mapas turísticos incorporan a varias localidades que, si bien son montañosas, no están dentro del valle. Hasta el dique Cabra Corral aparece en algunos planos de “los Valles Calchaquíes”.

Esta simplificación turística, sumada a algunas dosis de ignorancia y de repeticiones automáticas, empujaron a distorsionar los límites del valle original.

Otro motivo de confusión puede hallarse en el Parque Provincial Cumbres Calchaquíes, también longitudinal, que nace unos kilómetros al sur de El Infiernillo y llega hasta el cerro Pabellón, al norte, en la frontera con Salta, ocupando un área de unas 80.000 hectáreas, dentro del departamento Tafí del Valle. Pese a su nombre, este parque no está dentro del valle y su margen oeste marca justamente el fin del parque y el comienzo del Valle Calchaquí.

Aunque hecha la corrección, Google nos seguirá mostrando a Tafí del Valle dentro de los Valles Calchaquíes entre los principales resultados. Las únicas páginas con información correcta son de índole científica, geológica, botánica, histórica o geográfica, que casi siempre aparecen al final de la tabla de búsqueda.

Los sitios de turismo, oficiales y privados, las imágenes de las redes sociales que sube la gente, o algunas marcas, como bodegas, hoteles y servicios en general, imponen su supremacía comercial y forjan una nueva verdad geográfica, que sería rotundamente desmentida por Jaime y Cabanillas.

Ya sabemos que el dinero tiene el suficiente poder para reescribir la historia, cambiar paisajes y correr fronteras y una vez más así lo está haciendo.

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