Hay que atender y cuidar al adolescente

Los adolescentes son aquellos integrantes de la sociedad que necesitan ser acompañados, contenidos y apoyados por un conjunto de personas, sostienen los especialistas. Ese grupo debe estar integrado, puestos en grado de importancia, por los padres, la familia, los amigos y sus padres, los maestros y profesores, como así también por profesionales de la salud. Todos tienen un rol clave para que esta etapa formativa de la vida transcurra en buenas condiciones, tanto en lo físico como en lo mental. Así se logrará, se sostiene, ingresar a la juventud de forma sana, con una preparación necesaria para el futuro.

Cuidar, sostener y animar a los adolescentes requiere de prácticas precisas. Esto por tratarse de una etapa de grandes cambios físicos y sociales, sin olvidar a los psicológicos.

El tema viene a colación porque recientemente se conoció el muy promocionado caso de un jugador de Deportivo Riestra, de la Primera División del fútbol argentino, que debutó en la máxima categoría a los 14 años y 11 meses. Y aunque este hecho llamativo fue luego reemplazado por otro todavía más anecdótico (el dato de rigor dice que Carlos Alberto Castriotta hizo su estreno en Racing cuando tenía 13 años, 9 meses y 23 días de edad, en 1975), no se debe quitar de vista en qué contexto se produce una situación como la planteada.

Si bien no hubo críticas ni rechazos dirigidos al jugador, sí las hubo para con el entrenador del equipo, Cristian Fabiani, a quien acusaron de haberse aprovechado de la situación para explotarla con un sentido oportunista y marketinero, en favor del club. Las opiniones al respecto llegaron desde el propio ambiente del fútbol, como también desde las redes sociales.

De lo que poco se habló es de cómo se contuvo a este adolescente que de pronto ingresó en un mundo de jóvenes y adultos en un deporte que prácticamente está en el ADN de la población y que genera pasiones en algunos casos extremas. Y lo que es todavía más importante: cómo se lo acompañará en el futuro.

El proceso que rige hoy en las etapas formativas de los clubes de fútbol tiende a ser más rápido y corto que en otros tiempos. Es de entendimiento común que los clubes ven en la cantera de jugadores la posibilidad de sanear o salvar sus economías. El sueño de ventas importantes, fundamentalmente a los mercados extranjeros, domina la escena desde hace tiempo. Y sin dudas esto constituye un condicionante para poder hacer un trabajo adecuado en el segmento más joven de quienes integran sus planteles. Y en esto no alcanza sólo con que el protagonista de turno cuente con una buena capacidad aeróbica y una técnica destacada.

El caso Apolonio asoma hoy como un precedente que habrá que seguir de cerca. Hay mucha responsabilidad en juego en el proceso formativo de una persona de tan corta edad. Dotar de seriedad a cada paso resulta fundamental. Así como evitar apresuramientos en la formación, el aprendizaje y la ambientación.

Lograr objetivos en un deporte tan competitivo requiere de un sacrificio y un trabajo constante, que es necesario dimensionar. Y bajo ningún punto de vista debe ser un asunto que se tome de manera superficial.

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