“Sonría hoy, porque está con vida. Todos los problemas tienen soluciones”. Esta frase, que podría haber salido de algunos de los innumerables sitios que en la web ofrecen ideas motivacionales, en realidad se luce de lunes a viernes por la mañana en una de las zonas más transitadas de San Miguel de Tucumán: en el puente peatonal que cruza la avenida Mate de Luna, a la altura de Amador Lucero. La pueden observar aquellos que llegan desde el oeste y que pugnan por ingresar al caótico y a veces desesperante centro tucumano.
La iniciativa es de Jonathan Páez, un empleado municipal que se encarga del mantenimiento de ese puente que fue renovado hace algunos meses por la anterior administración del Municipio. “Hago mantenimiento de lunes a viernes por la mañana aquí, y escucho muchas cosas de lo que dice la gente. Por ejemplo, a veces frenan de golpe, por querer pasar el semáforo en amarillo o en rojo, y hay muchos insultos, muchas cosas que no deberían decir... no es necesario. Por eso me nació la idea de hacer algo para que la gente se dé cuenta que no es necesario tanto insulto”, explicó ante las cámaras de LGPlay.
La frase -agregó- es una invitación a ponerle buena onda a la vida. “A veces no nos damos cuenta, y nos expresamos así (con malas formas y con quejas) porque nos levantamos tarde, por muchas cosas, y no nos damos cuenta que estamos con vida. Ese es un motivo suficiente para estar contento y para sonreír”, detalló.
La frase que Páez pintó en ese lienzo que cuelga del puente todas las mañanas funciona también como una invitación a reflexionar sobre algunas acciones que en Tucumán parecen naturalizadas. En el caso de los semáforos, en nuestra provincia pasa algo curioso: la luz amarilla, que en todo el mundo funciona como una advertencia, aquí parece ser una invitación a acelerar. Es decir, los conductores se apuran a ganarle al rojo cuando advierten que se ha encendido el amarillo. El mal uso de las rotondas es otra particularidad tucumana. En nuestra provincia la prioridad parece tenerla quien ingresa a la rotonda y no aquel que ya va circulando por ella. Por ese motivo, acá esos distribuidores de tránsito no funcionan y en vez de ordenar y agilizar la circulación, la entorpecen.
Vamos a algo más novedoso: los carriles exclusivos para los colectivos. Pasajeros, empresarios del transporte y choferes reconocen que esta medida implementada por la Municipalidad ha permitido agilizar la circulación de los ómnibus y reducir el tiempo entre las frecuencias. Es algo para destacar. Sin embargo, ha quedado claro que la vocación transgresora de muchos conductores es inmune a estas novedades. Si no hay inspectores controlando, los carriles suelen ser ocupados por otros vehículos. El mejor ejemplo es el de la Mate de Luna, donde el carril exclusivo se volvió la predilección de los apurados.
Estos son apenas tres ejemplos de malos comportamientos que suelen generar malestar y tensión en la vía pública. Si a eso se le suma la crisis económica, las preocupaciones y vaya uno a saber cuántas cosas más, resulta lógico pensar que las calles tucumanas funcionen como un conducto a presión. Creemos que iniciativas como la del empleado municipal que cuelga el cartel del mensaje optimista todas las mañanas, es una invitación a reflexionar entre tanto apuro y enojo. Deseamos que su ejemplo se multiplique e inspire a otros.